Envidia: En Brasil la política cambiaria, en lugar de un lastre, es un aliado del sector agropecuario
Mientras que en la Argentina es un lastre, el mercado cambiario en Brasil es un aliado de los sectores exportadores en general y del agro en particular. Esta semana, por ejemplo, los precios internacionales del maíz experimentaron un fuerte ajuste bajista, pero los productores brasileños apenas se enteraron porque la devaluación del real compensó gran
Mientras que en la Argentina es un lastre, el mercado cambiario en Brasil es un aliado de los sectores exportadores en general y del agro en particular.
Esta semana, por ejemplo, los precios internacionales del maíz experimentaron un fuerte ajuste bajista, pero los productores brasileños apenas se enteraron porque la devaluación del real compensó gran parte de esa caída.
Si bien el Banco Central de Brasil interviene en el mercado cambiario local para suavizar la volatilidad, tales acciones siempre respetan la tendencia del mercado, dado que el valor de la moneda local siempre se ajusta en función de la capacidad del país para generar divisas.
Cuando la situación externa, como ha sucedido esta semana, se torna incierta por la errática política proteccionista de Donald Trump y la falta de certeza sobre la situación del conflicto ruso-ucraniano, entonces el real se devalúa para amortiguar la probable menor capacidad relativa del país para “fabricar” divisas.
Con una macroeconomía ordenada y una inflación minorista anual que se encuentra en el 4,5%, una devaluación representa una mejora inmediata de la competitividad para los sectores exportadores sin que eso genere presiones inflacionarias.
Una de las principales herramientas empleadas para contener la inflación es la tasa de interés de referencia interbancaria (Selic), que viene siendo ajustada al alza por el Banco Central tanto en la gestión anterior de Roberto Campos Neto (designado por Jair Bolsonaro y con mandato cumplido en 2024) como por el flamante titular Gabriel Muricca Galípolo, quien asumió este año al ser designado por Luiz Inácio Lula da Silva.
A diferencia de lo que sucede en la Argentina, donde el Banco Central es un “anexo” del Ministerio de Economía, en Brasil esa entidad es independiente del gobierno de turno y tiene como propósito cuidar el valor de la moneda.
En la Argentina las autoridades monetarias están implementando una política de tasas de interés reales positivas, pero con un mercado cambiario intervenido (“cepo”), dado que el gobierno nacional fija un valor arbitrario para el tipo de cambio oficial, que está muy por debajo del real.
Por otra parte, en lo que respecta al agro, el sector debe soportar una carga tributaria muy elevada con derechos de exportación que no están presentes en Brasil.
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