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El desafío de la soja para dar vuelta el partido y no perder el campeonato mundial

Fuente: Infocampo 26/02/2025 11:31:36 hs

En un evento organizado por Acsoja, expertos analizaron la coyuntura del cultivo y de su industria, en un contexto global en que Brasil y Estados Unidos no paran de crecer. "Estamos estancados en un mundo que crece", subrayaron.

La soja de la campaña 2024/25 enfrenta un escenario complejo que conjuga tanto factores productivos y climáticos como políticos.

Y si bien se trata de la  principal cadena de valor a la hora de analizar el aporte de divisas, al comparar su evolución con los principales competidores, se perciben diferencias cada vez más notorias.

Así, mientras la cadena de valor sojera argentina se halla estancada en las mismas cifras productivas y de industrialización en los últimos años, Brasil y Estados Unidos han crecido de manera exponencial en la última década. 

Esta mejora de los principales competidores argentinos comenzó en el lote y se trasladó a la industrialización, con números productivos que en el caso de esos dos países muestran un crecimiento sostenido.

Mientras tanto, Argentina mantiene una producción de poroto que -con altibajos- se ubica en torno a las 50 millones de toneladas.

En la última década, nuestro país fue y sigue siendo un referente indiscutido en exportación de harina y aceite de soja.

Pero los analistas del sector coinciden en que este liderazgo comienza a ser cuestionado y tanto Estados Unidos como Brasil trabajan para cambiar este escenario en el corto y mediano plazo. 

LOS DESAFÍOS DE LA SOJA ARGENTINA PARA SEGUIR EN LA CÚSPIDE MUNDIAL

Estos temas fueron analizados en un evento organizado por ACSoja, la entidad que nuclea a la cadena de valor de la oleaginosa, en donde se abordaron problemáticas y desafíos que enfrenta este complejo. 

“A como viene el ritmo de consumo de aceite de soja para la industria de los biocombustibles en Estados Unidos, van a necesitar duplicar la exportación de harina soja para poder mantener un equilibrio”, expresó Preciado Patiño, director de RIA Consultores y ex Subsecretario de Mercados Agropecuarios.

Según calculó, esto implica que, si en la actualidad los norteamericanos exportan unas 16 millones de toneladas de harina de soja, pasarían a 32 millones

Esto implica -si no se producen cambios en el negocio global y se mantiene con los actuales volúmenes- que los norteamericanos desplazarán a la industria argentina como el principal proveedor de ese subproducto

LOS DATOS DE LA SOJA EN LA ÚLTIMA DÉCADA 

Preciado Patiño puso en números la dinámica de la producción e industrialización de los tres principales países productores de soja en el mundo durante la última década.

Con el objetivo de unificar criterios, para su exposición tomó como base datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés)

Entre los ciclos 2012/13 y 2024/25, calculó que la producción de poroto a nivel mundial pasó de 268 millones de toneladas a 421 millones, una mejora de 59%.

En este período, Brasil lideró este avance y duplicó su producción, con una mejora de 106%, mientras que Estados Unidos creció un 44%.

Los números son por demás elocuentes: en este lapso, Brasil pasó de 82 millones de toneladas a 169 millones y los norteamericanos de 83 millones a 119 millones.

En paralelo, advirtió que la producción de soja en Argentina se halla estancada sobre las 50 millones de toneladas, con un pico de 61,4 millones de toneladas que se cosecharon en la campaña 2014/15. 

Al analizar cuales serían los motivos que explican este freno para la producción del poroto, el ex funcionario destacó -entre otros puntos- la falta de fertilización y de acceso de tecnología de punta en la semilla, y los derechos de exportación.

“Estamos estancados en un mundo que crece”, resumió.

Con estas cifras, la participación nacional en la producción global cayó de 18 a 12% en este lapso, mientras que Brasil aumentó de 31% a 40% y los Estados Unidos cayeron levemente, de 31% a 28%

“Estamos perdiendo share con la soja respecto al mundo y se va licuando la participación. Estamos estancados mientras crecen y esto es un llamado de atención muy fuerte”, sostuvo.

LA SOJA Y UNA MIRADA DESDE ROSARIO

Bruno Ferrari, coordinador del Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) fue el otro participante de la jornada organizada por ACSoja. 

Como punto de partida, reconoció que al inicio de la actual campaña sojera las expectativas de cosecha oscilaban entre las 52 y 53 millones de toneladas. Pero más allá de las lluvias en primavera, el clima finalmente jugó su partido.

“Se confirmaron las proyecciones de lluvias en verano por debajo de lo normal”, reconoció. De este modo, la entidad rosarina recortó sus estimaciones a 47,5 millones de toneladas.

El golpe no es menor, porque entre soja y maíz, en la BCR calcularon -hasta el momento- una pérdida de 11 millones de toneladas en la cosecha. Quedó claro que el estres hídrico y temperaturas por encima de los registros habituales afectaron el potencial productivo de la campaña de granos 2024/25. 

De todas maneras, el dato favorable es que el aumento del área sembrada del poroto permitirá amortiguar en parte este impacto negativo de la falta de lluvias. 

Uno de los factores que contribuye a que la soja no despegue en los últimos años es la incidencia climática. Ferrari estimpo que en las últimas diez campañas de este cultivo, cinco estuvieron afectadas por la seca.

Argentina se aleja cada vez más del sendero de productividad con respecto a sus principales competidores. Un desafío clave es disminuir la brecha de rinde por fuera de la zona núcleo, con esto se podria llegar a 60 millones de toneladas y también permitiría achicar la brecha de capacidad ociosa de la industria”, afirmó. 

LA INDUSTRIALIZACIÓN DE LA SOJA

En tanto, la brecha con los principales competidores no solo es tranqueras adentro. En la industrialización también comienzan a encenderse algunas luces de alarma para el complejo de crushing con base en el up river rosarino.

“Estados Unidos está elevando fuerte su capacidad de crushing, impulsado por las políticas de biocombustibles”, señaló Preciado Patiño.

A partir del impulso que representan tanto los biocombustibles tradicionales como los renovables, explicó que la estrategia norteamericana apunta a generar un circuito bien definido.

Un dato no menor es que la Casa Blanca promueve la sustitución de diésel fósil por renovable. Con este fin, explicó que se otorgaron créditos fiscales, que se reflejaron en la instalación de once nuevas plantas de crushing de soja.

Esto, en paralelo a la ampliación de cuatro plantas más, elevarán la capacidad de ese país en 23% para 2026 hasta unos 75 millones de toneladas, sobre los actuales 60 millones.

“Dado que el aceite será consumido internamente para elaborar diésel renovable, se generarán crecientes stocks de harina de soja, que siendo difícil que el consumo interno los pueda absorber, encuentran en la exportación el único camino viable para sostener la ecuación”, sostuvo. De este modo, la prioridad para los norteamericanos será  despachar al exterior harina de soja

Con un crushing sojero con base en los estados norteamericanos del denominado “midwest”, Preciado Patiño explicó que el circuito sigue por enviar el aceite a las fábricas de biocombustibles y despachar por el Pacífico harina de soja. “Llegan al mercado asiático con un flete más barato en comparación a Brasil y Argentina”, remarcó.

Esta tendencia tendrá -sin lugar a dudas- un impacto en el tablero del negocio mundial. Según calculó, entre 2022 y 2026 Estados Unidos  procesaría 20 millones de toneladas más de soja, que significa una producción adicional de 14 millones de harina de soja.

Ferrari también tomó el pulso a la industria sojera local. “El año pasado terminó con una gran recomposición del crushing, pero disminuir la capacidad ociosa sigue siendo un desafio”. Para el economista, con el potencial que tienen la cadena sojera, “tendría que estar rompiendo récords de crushing”. 

Al igual que Preciado Patiño, el economista de la BCR destacó el rol de la soja paraguaya en la estabilidad del complejo de molienda local. “Se prevé estabilidad en la producción de soja en Paraguay, esta terminando cosecha de soja y estarán sobre las 10 millones de toneladas, esto es positivo para pensar lo que será exportaciones”, sostuvo. 

Los números de la bolsa rosarina ratifican estos dichos: Ferrarí explicó que en el transcurso de 2025, las importaciones de poroto acumularon 1,3 millones de toneladas.

UN ZOOM A LAS EXPORTACIONES DE SOJA 

De 2012 a 2024, Preciado Patiño calculó que los embarques brasileños de harina de soja crecieron un 66% y el año pasado cerraron en 22 millones de toneladas, mientras que los envíos norteamericanos aumentaron un 56% y llegaron a 16 millones de toneladas el año pasado.

De este modo, la participación de Argentina en el comercio global de harina de soja cayó 4% y fue de 37%, mientras que Brasil ganó 5% y trepó a 28% del total y Estados Unidos subió 3% y alcanzó un 21% de participación de mercado.

Una de las ventajas argentinas frente a sus competidores al momento de exportar este subproducto es la diversificación en la cartera de clientes. Con algo más de 70 destinos, los cinco principales destinos de nuestro país representan el 40% del total, contra 54% de Brasil y 57% de Estados Unidos.

En este punto, el director de RIA remarcó las ventajas de la industria local en el escenario internacional.  “Argentina tiene el mercado mas diversificado y es facil demostrar la condición libre de deforestacion”, consideró.  

Y agregó: “El liderazgo en subproductos de soja no es eterno y estamos amenazados comercialmente por nuestros principales competidores”. 

Un párrafo aparte merece el peso de la soja importada, que permitió sostener el nivel de molienda y según el especialista ganó terreno en los últimos siete años. En volumen, las compras a Paraguay -proveedor excluyente de nuestr país- han oscilado entre 3,3 millones de toneladas y 10,4 millones de toneladas, cifra que se registró en 2023.

SOJA: CÓMO DAR VUELTA EL PARTIDO

En el tramo final del evento, los panelistas fueron consultados sobre acciones para revertir este escenario de estancamiento que sufre la cadena de valor sojera. Si bien las sugerencias de analistas y referentes del sector suelen ser de orden productivo, económico y político, Preciado Patiño sumó otra mirada.

“Hay que desinstalar en la sociedad que la soja es mala palabra, deberíamos reconsiderar la idea social que hay sobre la soja. En Brasil y EStados Unidos están orgullosos, hay que trabajar ese cambio cultural”, afirmó.

Al enfocar una mirada mas hacia la coyuntura económica, explicó que si esta situación no se revierte, puede haber una “caída en el flujo de dólares para la economía argentina y pérdida de ingresos fiscales por derechos de exportación y otros gravámenes, que podría alcanzar los U$S 5.000 millones/año por efecto de caída de precio y menores exportaciones”.

Además, remarcó que si este escenario de stand by se extiende, pueden aparecer inconvenientes como el cierre o ventas de plantas industriales, pérdidas de puestos de trabajo y exposición de los productores a un mayor riesgo de precios.

Para Ferrari, existen factores que deben buscarse por el lado de los productores, vinculados al manejo de los cultivos y la inversión en tecnología. Saliendo de la tranquera, destacó que se deben mejorar variables como infraestructura vial y aumentar el calado de los puertos, porque son elementos que permitirán bajar los costos de fletes y de ese modo, sumar competividad.

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