Se reaviva el enojo del agro por el Puerto de Quequén: “¿En qué quedó? En el peor de los capítulos”

Desde el sector gremial del campo cargaron contra la definición de la terminal portuaria del sur bonaerense, pero también revelaron malestar con el arco político: “Están discutiendo candidatos”.
En agosto del año pasado, una larga lista de entidades rurales ligadas a la producción que requiere los puertos del sur bonaerense habían levantado la voz en reclamo de la falta de definición de esos días acerca del fin de la concesión del Puerto de Quequén.
La terminal es, junto a la de Bahía Blanca, la entrada y salida más efectiva para buques graneleros en esa zona de la Provincia. Por eso, productores de al menos 16 partidos bonaerenses habían firmado un duro comunicado en el que dejaban entrever ciertas sospechas sobre una renovada “Junta Provincial de Granos” provincial.
El comunicado de las rurales de base sirvió para marcarle la cancha a entidades de rango superior en la representación gremial del campo, y efectivamente lo fue, ya que las adhesiones habían llegado desde Ayacucho, Mar Chiquita, General Guido, General Madariaga, Lobería, Mar del Plata, Benito Juárez, Balcarce, General Alvarado, Tandil, González Chaves, Maipú, Necochea, Rauch, General Lavalle y San Cayetano.
En el sudeste está el agite: 16 rurales insisten en sus críticas a Kicillof por el puerto de Quequén
Y la comunicación tuvo un rápido efecto entre empresarios y dirigentes de la agroindustria. “Promesas incumplidas, dilaciones y tentativos llamados a licitación que nunca se concretan”, fue la acusación de José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y del Consejo Agroindustrial Argentino.
“Nos pone frente a la obligación de no poder ofrecer servicios de elevación para la auspiciosa cosecha fina”, acotó por esos días.
El gobernador de la Provincia, Axel Kicillof, salió rápidamente a responder y buscó desestimar la veracidad de los rumores: “Están agitando fantasmas”.
“Ahí hay un elevador de granos y se está venciendo la concesión. Y la verdad es que los puertos tienen una manera de funcionamiento que es a través de una articulación de consorcios entre lo público y lo privado, en realidad más privado que público”, evaluó en una entrevista radial.
Sobre el cierre del año la gobernación recibió en La Plata a la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), entidad nucleada en CRA y que había replicado la bronca de los productores sobre el tema. El encuentro, sin Kicillof, se llevó a cabo en diciembre y desde la entidad presidida por Ignacio Kovarsky calificaron que fue “en muy buenos términos”.
Pero Quequén, sin embargo, se mantenía como un punto sin conciliación entre las partes. La Provincia le informó a Carbap que “no habría más prórrogas” y que se estaba armando el nuevo pliego licitatorio.
CARBAP: NUEVAS ALERTAS POR EL PUERTO DE QUEQUÉN
En un reciente mano a mano con Infocampo, Kovarsky volvió a hacer mención sobre el tema. Y fue directo. “¿En qué quedó? En el peor de los capítulos”, resumió.
-¿Por qué?
-Porque la tasa portuaria se aprobó y porque la discusión del pliego licitatorio se prorrogó un año, pero no hemos tenido más certezas. La verdad es que de parte de la presidencia del Puerto no hemos tenido certidumbres acerca de cómo se va discutir ni cuándo. Las reuniones se posponen.
-¿Y cómo seguirá?
-Hoy lamentablemente, en vez de ser una opción de crecimiento para la Argentina, está siendo manejado de manera política y no de la mejor manera. Lo hemos discutido, personalmente quedé en volver a discutirlo con el Ejecutivo de la Provincia de que había contenidos (NdR: de ese pliego) que a nosotros nos parecen sumamente alarmantes, y los volcamos en la reunión de fin de año pasado. Dijimos que este año lo vamos a discutir mejor para que ese pliego sí sea lo más inocuo posible para la producción. Porque así como estaba no era para nosotros un pliego de validez.
-¿En el plano político y la relación con las distintas fuerzas, como se van dando los relacionamientos con el agro?
-Hay mucho en discusión: a nivel nacional sigue pendiente la discusión de retenciones y hay varios proyectos que se empiezan a analizar. El problema es que mientras la política tiene sus tiempos y sus candidatos y demás, nosotros tenemos proyectos guardados como el de fitosanitarios, como el de caminos provinciales para volver a debatir la 13.010 (NdR: Ley provincial que establece los parámetros del Impuesto Inmobiliario Rural), la quita de complementarios; hay muchas cosas guardadas que en un año como este todo cuesta más porque están discutiendo otra cosa.
-¿Por ejemplo?
–Están discutiendo quién es candidato, quién reelige o no, quién va de cabeza lista y todos los partidos están atomizados. Antes, los partidos que eran centenarios, que eran partidos estancos, hoy hablan todos con todos y nadie descarta juntarse con nadie. Entonces, nosotros lo que sí estamos aportando es que en Buenos Aires y La Pampa, Carbap tiene que ser la pata de agro que les cuente a cada uno de los candidatos, sea de color que sea, cuál es la realidad que estamos viendo.
-¿Cuáles son las prioridades?
-Infraestructura, por supuesto. Educación y salud agropecuaria de los pueblos del interior, porque hay una faltante grande.
¿Esa atomización de la política también implica una menor capacidad de acción de esos actores políticos?
–Lo que te empieza a pasar que tal vez vos contabas con candidatos que supuestamente tenían una línea política, y luego se terminan fraccionando en las cámaras y después votan otra cosa. Hay una rediscusión de las instituciones políticas, no estoy hablando de la Justicia, que igual deberíamos discutirlo porque eso no se debería tocar: es fundamental porque si no tenemos justicia no tenemos nada.
-Sobre la intención del Gobierno Nacional de postular a Ariel Lijo como ministro de la Corte, ya se habían manifestado en contra. ¿Qué entienden para el caso de Manuel García Mansilla?
-Similar, porque los procesos en los cuales fue nombrado también…hay que imaginarse a las empresas que quieren venir a la Argentina, que si no tienen seguridad jurídica, de que se vayan a cumplir contratos y demás, es difícil que todo eso se desarrolle. Por eso, uniendo a lo anterior, uno plantea una propuesta con un bloque que te dice “tengo tanta gente”, y luego ese bloque se parte y finalmente no tiene los votos. Por eso es que el mensaje tiene que ser claro: para Buenos Aires y La Pampa Carbap debe mostrar las necesidades del Interior. Y no es lo mismo lo que te puede contar un actor político, con sus intereses, a un dirigente de armado, que lo que le puede contar la gente que no estamos con ganas de ocupar un lugar hoy en la banca, en una silla, sino que queremos que el desarrollo del Interior se produzca.
“Yo no veo que la Mesa de Enlace se reúna cada dos meses para discutir un tema”
-¿Y qué te parece la nueva composición de la Mesa de Enlace nacional, ahora con Andrea Sarnari y Lucas Magnano? El año pasado marcabas discrepancias en la metodología y señalabas cierta falta de organicidad.
-Por lo menos se juntan más seguido. Yo entiendo que en la medida que se genere confianza para discutir las cosas, se llega a discusiones mucho más sinceras. Hay un compromiso de parte de la Mesa para juntarse con el ministro de Economía cada 45 días. Eso lo va a llevar a discutir necesariamente las posiciones e intereses.
-¿Qué les transmitiste?
-En Expoagro por ejemplo me crucé con Lucas Magnano (NdR: Presidente de Coninagro) y le pedí que discutan a fondo, que cierren la puerta y que se pongan de acuerdo, porque los productores lo que necesitan es que se le solucionen los problemas. En Carbap, dentro de CRA lo que abogamos es por eso, a que haya mejor dinamismo, mejor funcionamiento y lo que haya que discutir, que se discuta a puertas cerradas. Que hagan una Mesa de Enlace que de verdad represente a los productores con el peso que se supone que tenemos en la Argentina.