En la mesa: el potencial de la bioeconomía para el desarrollo federal e inclusivo de Argentina
En una nueva entrega del programa de Sigma Agro, el expresidente de Aapresid y de Maizar, Pedro Vigneau, analizó cómo la apuesta por la bioeconomía puede ser el camino para que el país encuentre un sendero de crecimiento.
A partir de los últimos años, pero fundamentalmente de los últimos meses tras el cambio de denominación de la ex Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca como de “Bioeconomía”, esta palabra se ha terminado de posicionar como un postulado estratégico de la producción argentina.
Es, de manera resumida, la fusión entre biología y economía, entendiendo todo lo que se puede lograr en materia de crecimiento económico a través de la biología de los cultivos, no solo como generadores de alimentos sino también, por ejemplo, de energía.
Uno de los referentes que viene trabajando de manera ardua por posicionar estos postulados es Pedro Vigneau, un productor oriundo de Bolívar (Buenos Aires), quien fue presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), y recientemente acompañó en el inicio de su gestión al secretario de Bioeconomía de la Nación, Fernando Vilella.
Por eso, fue convocado por Sigma Agro para participar de En la mesa, el programa conducido por Daniel Aprile en el que precisamente se ponen sobre la mesa temas de debate claves para el agro argentino.
En esta edición, también participó el presidente y CEO de Sigma, Jerónimo Araujo Muller.
EL POTENCIAL DE LA BIOECONOMÍA ARGENTINA
“Bioeconomía: ¿qué quiere decir?”, fue la pregunta que le hizo Aprile a Vigneau y su respuesta fue: “Lo que pretende la bioeconomía es aprovechar la fotosíntesis, el desarrollo genético, y transformar los cultivos lo más cerca posible de donde se produzca esa fotosíntesis, de manera de ofrecerle al mundo los productos con desarrollo federal e inclusivo”.
Para Vigneau, “por donde busques en Argentina hay oportunidades que tienen que ver con lo biológico”, entre otras cosas porque “Argentina tiene una de las cuencas fotosínteticas más eficientes del mundo”.
Y a eso se suma la capacidad técnica de los productores nacionales de trabajar con certificaciones y trazabilidad.
Citó por ejemplo la medición realizada por Maizar que determinó que el maíz argentino es el que menor huella de carbono tiene en el mundo, y que por eso el bioetanol nacional es el único que ingresa a Europa.
Maíz: ¿por qué Argentina tiene la menor huella de carbono del mundo?
“Tenemos que lograr una marca país de un sistema productivo que es lo que el mundo pide, lo tenemos que trazar, certificar y aumentar considerablemente las exportaciones”, mencionó Vigneau.
Desde su punto de vista, hay que resaltar que los productores “somos parte de la solución, basados en un ecosistema muy sólido desde lo técnico; y si a eso se le suma estabilizar la macro y generar crédito, entonces veo un futuro con una potencia tremenda; no hay techo”.