Sofía, la agrónoma que eligió el camino de los números, pero ama la conexión con la biología
Nació en el Gran Buenos Aires, y su familia no tiene conexión directa con el medio rural. Sin embargo, las historias de su madre y visitas a parientes en Santa Fe la acercaron al campo. Hoy es referente en estadísticas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y es la protagonista de una nueva entrega de ELLAS.
Estudió agronomía pensando en andar de campo en campo, conociendo diferentes realidades productivas y atraída por la biología, pero también lo sociocultural. Desde hace una década quedó atrapada (en el buen sentido, porque le gusta lo que hace) en la gestión de información que recaban en el campo para luego difundirla entre colegas, periodistas, empresas e instituciones.
Sofía Gayo nació en 1985 en San Martín, el conurbano bonaerense. Estudió agronomía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y desde unos meses antes de recibirse está en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Actualmente lidera el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa y desde 2020 representa a la entidad en la Mesa de Desarrollo con equidad del Consejo Agroindustrial Argentino.
En otro capítulo de ELLAS, el podcast donde las mujeres son protagonistas, Sofía muestra a la mujer detrás de los números.
– ¿Cómo fue tu infancia? ¿Dónde te criaste, qué hacías de niña?
– Nací en San Martín, a pasitos de la Capital Federal. Tuve una infancia tranquila, divertida, alegre. Me crié en una familia de seis: mamá, papá, dos hermanos, una hermana y yo.
– ¿Qué hacían tus padres? ¿Cómo se ganaban la vida?
– Mi mamá ama de casa, nos cuidó a los cuatro hermanos. Muy dedicada a nosotros. Y mi papá siempre estuvo ligado a la venta de materiales para la construcción.
-¿En qué lugar estás dentro de los hermanos?
– Yo soy la segunda. Tengo un hermano mayor, vengo yo, otro hermano y una hermana. Estamos intercalados.
– ¿Alguno siguió alguna carrera vinculada al campo?
– No. Ninguno.
– ¿Y qué hacías? ¿Ibas al club, hacías algo artístico?
– Iba al colegio, tenía mis actividades que iban cambiando… patín artístico, no se me daba mucho por el arte ni el dibujo, y el deporte era medio vaga… la actividad física y el deporte vinieron más adelante. Era un barrio, entonces salíamos a andar en la bici con amigos y amigas, vecinos. Callejear, cosas que ahora se añoran. Era bastante callejera y curiosa. Me gustaba jugar a los experimentos, mezclaba cosas.
– ¿Cómo apareció el campo en tu vida?
– Primero, sin haber estado nunca en el campo tengo el recuerdo de lo que me contaba mi mamá, que nació en el campo, en Malabrigo, el norte de Santa Fe. Se vino a vivir a Buenos Aires después. Entonces ella me contaba de su infancia, su vida en el campo con abuelo y su mamá. Las cosas que hacían. Me encantaba que me cuente cómo era su vida de cuando vivía en el campo. A veces le pedía que me repita las historias. Entonces ahí ya algo me imaginaba. Después crecí y empezamos a ir a visitar parientes allá y ahí sí fue cuando se materializó el campo.
– ¿Te acordás de algo de esa época?
– Lo primero que me acuerdo es un campo de girasol. Es la primera foto. Hicimos un viaje porque un tío de mi mamá se mudaba y me acuerdo que estaba la casa de él, la ruta y enfrente un lote gigante de girasol que estaba en flor, alto, amarillo, divino. Eso es lo primero. Nos metíamos en ese lote con mis hermanos y mis primos. Después me acuerdo del cielo. Y ese calor pero con una brisa fresquita por la noche, obviamente el asado, el horno de barro, esas cosas.
– ¿Hubo algún momento en particular que dijiste “quiero ser agrónoma”?
– Cuando estaba terminando el secundario y pensaba qué estudiar me gustaba mucho todo lo relacionado con el proceso productivo de algo. Me gustaban también las ciencias naturales, lo biológico. Y esos recuerdos del campo que tenía ahí dando vueltas confluyeron para que viera en agronomía como la carrera que podía conjugar todo eso. También pensaba que como agrónomo tenía la posibilidad de explorar, conocer distintas realidades y diferentes formas de hacer las cosas. Una parte más cultural y social.
– ¿Hubo plan B?
– No, la verdad que no. En algún momento, antes, de más chica, me gustaba la química y la filosofía, pero en el momento de decidir fui muy segura por la agronomía.
– ¿Descubriste algo cuando entraste a la carrera?
– Me di cuenta que la agronomía era un mundo mucho más grande del que yo pensaba. Lo cierto es que la carrera te aporta herramientas que después uno puede usar para incidir en muchos procesos diferentes, entonces el agrónomo puede hacer un laburo a campo pero también de gabinete. Es un espectro muy grande. Y uno se va especializando según por dónde te vaya llevando la vida profesional. Yo lo relacionaba más a lo productivo y resulta que hoy me dedico a otra cosa. Si me ponés hoy en el campo a sembrar voy a tener un montón de preguntas, porque no hice ese camino. Mi experiencia me fue llevando para la generación de información y fue algo que no tenía en mente cuando empecé la carrera.
LOS NUMEROS DEL AGRO Y LA MUJER RURAL
– ¿Cuál fue tu primer trabajo en agronomía y cómo te fue?
– Tuve otras experiencias antes, pero en relación con el agro arranqué en la Bolsa hace más de 10 años. Entré terminando la carrera, haciendo un trabajo part time y me encantó porque cuando llegué había dos chicos con los que había compartido la facultad, entonces ya nos conocíamos. Tenía muchas expectativas para aprender y absorber conocimientos. Hacía relevamientos de información por teléfono. Estuvo buenísimo porque me abrió un panorama sobre toda el área agrícola nacional y fui viendo cuántas realidades distintas hay en un mismo país, con tantos ambientes. Algo que no llegás a ver bien en la formación, en la que es todo más de zona pampeana.
– Así también lograste ir haciendo la conexión no sólo productiva sino sociocultural que te gustaba o habías imaginado…
– Sí. Y después fui adquiriendo más responsabilidades y empecé a viajar y conocer de primera mano esas realidades que me contaban por teléfono. Cuando hacés un acercamiento, ahí entendés un montón de cosas.
– ¿Hiciste otros trabajos antes de terminar la carrera?
– Si. En un estudio contable. Nada que ver. Pero se me daba muy bien porque mi jefe me decía: “¿por qué no estudiás para contadora?” Y no. No me gustaba. Pero tenían algunos clientes vinculados a lo rural. Y me ayudó a conocer la parte impositiva y administrativa de esas empresas.
– ¿Qué te gusta de lo que hacés hoy?
– Varias cosas. Primero, tengo un equipo de colegas muy bueno. Así que me gusta llegar y encontrarme con ellos. Hacemos buen laburo de equipo y tenemos lindas ideas que después se ven plasmadas en algo concreto. También lidero un equipo de jóvenes profesionales, estudiantes, y me encanta el trabajo con ellos porque tienen mucho entusiasmo y ganas de aprender que me motiva mucho. Porque muchas veces también me encuentro en el rol docente, aunque no lo soy, tengo algo didáctico y para muchos proyectos que manejamos tengo que hacer ese aporte, explicarlo, y transmitir mi experiencia. Y lo veo también como una responsabilidad, presentarles el mundo en el que se van a desarrollar cuando sean profesionales. Y después, mi trabajo en sí tiene que ver con generar información primaria y me gusta cuando veo que esa información se toma para generar nuevas investigaciones o proyectos.
– Desde 2020 estás representando a la Bolsa en la Mesa de Desarrollo con Equidad del Consejo Agroindustrial Argentino. ¿Qué hacés allí y qué te motiva?
– Originalmente se llamaba la mesa de género, pero debatimos con las mujeres del grupo y nos parecía que Desarrollo con Equidad le cabía mejor. Me encontré con un grupo de mujeres fantásticas de distintas entidades que forman parte del consejo. Lo primero que vimos es que hay mucho por hacer en agenda de género e igualdad de condiciones y favorecer la carrera profesional. Hay que tener mucho conocimiento para abordar cada grupo. Por eso empezamos de a poco. Un trabajo muy interesante fue trabajar en una guía de buenas prácticas, donde la idea fue ofrecer un punteo de cosas para una organización que se quiere empezar a meter en estos temas de agenda de género. Mediciones, seguimientos, indicadores para evaluar si las medidas tienen un efecto concreto.
– ¿Cómo te ha ido como mujer trabajando en el sector?
– En general bien. siempre estuve rodeada por colegas muy generosos en cuanto a brindarme su experiencia y acompañarme en mi desarrollo. No he tenido alguna situación complicada.
FUERA DEL SURCO
– ¿Qué hacés para resetearte, cambiar la bocha?
– Yoga. Es mi herramienta de desconexión, o de conexión conmigo. Es una herramienta y acudo frecuentemente.
– ¿Música? ¿Qué escuchás?
– Mi género de base favorito siempre fue el rock. Pero me gustan muchos géneros y la música la elijo de acuerdo al momento, estado de ánimo o para qué la quiero. Puedo escuchar el Chango Spasiuk, Divididos, Cerati… un tema puede ser “Puente” de Cerati que habla de las conexiones. Pero también puedo escuchar electrónica en otro momento. El piano también me gusta, escucho un artista japonés. Como verás, un espectro bien amplio.
– Series… ¿por dónde vas?
– Hay épocas que no miro nada y otras que miro más. Y también, elijo de acuerdo al momento. Pero te digo series que me encantaron: “Dark” es una de ellas, una alemana. Me volvió loca. Después, “Homeland”, que tiene que ver con operaciones de la CIA. También una coreana que vi hace poco que se llama “La gloria”, que me pareció espectacular, y es sobre la venganza de una chica que sufre bullying infantil, en la escuela y arma una venganza muy inteligente… eso que dicen “se sirve en plato frío”. Y después me gustó mucho “Sex Education” que toca todos los temas de actualidad que tiene que ver con la sexualidad, el género, las elecciones, que no es sólo para adolescentes, creo que todos tienen que verla, porque es muy educativa. También miro documentales, cosas históricas…
– ¿Películas?
– Una que tiene muchos años pero me encantó: “Perfume de mujer” con Al Pacino. Soy una mezcla rarísima, a mis plataformas de películas y música los vuelvo locas…
– ¿Algún lugar que te gustaría conocer?
– En Argentina, tengo una deuda pendiente con los Esteros del Iberá. Me gusta mucho lo que tiene que ver con entorno natural. Las grandes ciudades me encantan, pero prefiero naturaleza. Y del mundo me encantaría irme a conocer las auroras boreales o India, su parte filosófica…
– ¿Alguna mujer que haya sido o sea tu modelo, referente?
– Mi madre e una de ellas. Y después no tengo una personalidad famosa para decirte. A mí me gusta reconocer como fuente de inspiración o referencia a las personas que me rodean, una amiga, una colega. Me puedo identificar más con esas personas que conozco bien que con alguien que es más famoso o conocido pero no conozco mano a mano.
– ¿Alguna frase de cabecera, o algo que te motive y marque tu camino de vida?
– Siguiendo con el yoga, te traigo una de ahí: “Aquí y ahora”. Es una frase corta pero poderosa. Ya el hecho de soltarla y decirla. El que tiene ganas de captarla es un aporte positivo sembrar esa semilla porque tiene que ver con conectar. Estar más acá en el presente. Tenemos que pensar en el futuro y a veces necesitamos buscar en el pasado pero me gusta la idea de estar en el presente. Es una de las frases que me repito diariamente y a mi me invita a conectarme conmigo y luego conectarme con mi entorno. Es una herramienta para la vida.
MUJERES EN CAMPAÑA
“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.
La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Roxana López, referente de Marketing New Holland Argentina.
Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.
El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó López.
Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.