San Juan va por su Plan Estratégico Vitícola y mira a la minería como una aliada del agro

Entrevista al ministro de Producción de San Juan, Gustavo Fernández. La apuesta para posicionar a San Juan en la producción de vinos de alta calidad y por qué “la minería es una llave que permite también potenciar el desarrollo del agro”.
Pensar en vinos argentinos remite inevitablemente a Cuyo, a tierras escarpadas y un clima seco que permite el desarrollo de plantaciones de vid al pie de la cordillera de los Andes.
La cultura vitivinícola se expande por toda la región y es un verdadero espejo para el resto del país: al menos 18 provincias argentinas tienen su propia producción de vinos, con el enoturismo como nuevo aliado en los tiempos que corren y, claro está, con Mendoza como gran mascarón de proa.
Es la provincia que tiene mayor superficie cultivada, supera a todas en cantidad de bodegas, la que más empleo genera en este rubro y la que más exporta. Y es hacia allí donde la oferta turística suele encauzarse.
Sin embargo, San Juan viene desde hace un tiempo para acá en la búsqueda de recuperar cierta “identidad perdida”. En la provincia vecina sienten que en los “nuevos valles” del vino argentino, como Calingasta, Barreal, Zonda o Pedernal, anida allí una inmensa oportunidad de crecimiento.
“En estas nuevas tierras a un valor significativamente menor se están obteniendo las mismas calidades que en el Valle de Uco. Incluso hay calidades de malbec superiores”, aseguraba hace un año atrás el ministro de Producción sanjuanino, Gustavo Fernández en La Rural, durante una charla con Infocampo.
Vinos de calidad: el plan de San Juan para recuperar protagonismo y competirle al Valle de Uco
Si bien al medir cuantitativamente el movimiento económico vitivinícola es profundo, a la hora de pensar en vinos de excelencia para la exportación esa realidad compite en la diaria contra las hectáreas destinadas a uvas para consumo en fresco, realización de jugo concentrado (mosto) o pasas de uva.
La amplitud térmica sanjuanina, mayor a la mendocina, es una verdadera invitación para pensar en esos otros desarrollos comerciales.
La visión de la gobernación maridó entonces con la mirada de un productor, Eduardo Sánchez, quien contrastó: “Pedernal y Calingasta dan otros aromas y sabores, son lugares escarpados y se trabaja con ciclos diferentes a los nuestros. Allí sí hay inversiones de gente de Mendoza que se ha venido, eso está muy bueno promocionarlo turísticamente. Hay un problema: no hay mucha gente para producir, independientemente de las cuadrillas que se envían para trabajar allí”.
¿Cómo fue el 2024 para el enoturismo?: un balance de la gran apuesta de la vitivinicultura
EL VINO TAMBIÉN PIDE INFRAESTRUCTURA
En este marco, en lo que fue la presentación del Concurso Nacional de Vinos Cata San Juan que la Provincia realizó en Buenos Aires, un evento que la provincia cordillerana lleva a cabo desde hace 37 años, el propio Fernández volvió a retomar el tema con este medio y evaluó el punto que por ese entonces remarcaba el productor agropecuario consultado.
Para ello, pasada la Vendimia 2025 y todos los pormenores de ese gigantesco operativo, San Juan busca por estos tiempos aunar en un “Plan Estratégico Vitícola” provincial todas las voces emergentes de las distintas “mesas”: la de los productores de pasas de uva, la uva en fresco, los industriales mosteros, el enoturismo y la más reciente de todas, la del vino fraccionado.
“Allí definiremos el enfoque de lo que es el plan para nuestros vinos, porque el eje tiene que ver con lo que empezábamos a hablar el año pasado, que es fortalecer nuestros valles”, retomó Fernández.
-Ahora, en 2025 y de cara a 2026, ¿en qué estado está esa evolución? ¿Cómo es el camino comercial?
-San Juan no es un único lugar en materia de vinos. San Juan son sus distintos valles y cada uno de los mismos tiene particularidades que nos permiten vincular lo productivo con lo turístico. La estrategia es que de la mano de esos valles y del turismo volver a posicionar a San Juan como un lugar donde se producen buenos vinos, los mejores vinos del país. Recuperar el posicionamiento de San Juan como productor de vinos de alta calidad en la cabeza del consumidor argentino y de los consumidores de distintos mercados internacionales.
-¿Hacia dónde van las exportaciones de vino sanjuanino?
-Hoy en día ya estamos llegando por ejemplo a Estados Unidos, Canadá o Brasil. En el caso de Canadá, es un gran consumidor de vinos y tiene una forma particular de comercializar vino: lo hace a través de monopolios de importación. Pero allí también está la oportunidad de vincularnos con el desarrollo minero, que tiene a muchos inversores de Canadá en San Juan con un camino de sostenibilidad que está asociado a la diversificación económica.
-Sin hablar de calidades, uno tiende a suponer que el Gran Mendoza y las bodegas ubicadas en Luján de Cuyo, San Martín en el este o el propio Valle de Uco tienen una proximidad justa para que esas empresas encuentren mano de obra con mayor facilidad que los “nuevos valles” sanjuaninos. ¿Qué observan al respecto y en tal caso cómo encararían esa situación?
-Ahí fundamentalmente lo que tenemos que trabajar es el desarrollo de infraestructura vial que tiene que ver con lo que está señalando los costos y las dificultades que a veces presenta la falta de infraestructura para una buena logística. Y en ese sentido esa conectividad logística o vial es también la que nos permite accesos más rápidos o más económicos a mercados. Particularmente en el caso de San Juan, la oportunidad de una llegada más ágil y más rápida a los puertos del Pacífico para poder llegar a mercados de América del Norte o del Asia.
-¿Cuál es el rol del Estado allí?
-Bueno, ahí vuelvo a hacer la vinculación con la minería: en los tiempos que vivimos, el financiamiento de infraestructura se ha hecho difícil y complejo desde los presupuestos oficiales, pero provincias como San Juan tienen la oportunidad de encontrar en el desarrollo minero un socio para el desarrollo de esa infraestructura. El interés del desarrollo de los proyectos mineros por generar caminos o líneas de transmisión eléctrica no es un dato menor, o también la infraestructura eléctrica para el desarrollo de la actividad industrial. Todos nuestros cultivos tienen requieren de sistemas de riego mecanizado, automatizado, y para eso hay que consumir energía. Y en ese sentido la minería nos va a dar la oportunidad de obtener el financiamiento.
MINERÍA, AGRICULTURA Y EL USO DEL AGUA
“San Juan es el principal productor de energía fotovoltaica, de energía solar, y hoy es una de las energías más económicas a la hora del costo de su generación, de modo que esa visión integrada nos da una oportunidad de empezar a resolver esos inconvenientes de infraestructura en algunos valles como Calingasta o Barreal. Además de lo vial, la minería está muy interesada en colaborar en la recuperación de los sistemas de distribución de agua”, comentó el funcionario.
-Referentes e investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), tanto de San Juan como de Mendoza, como también productores agropecuarios, advierten por la gravedad de la situación hídrica en la región. ¿Cómo marida la búsqueda de inversiones mineras con el desarrollo tradicional de la agricultura, como también de los nuevos objetivos para vinos de excelencia?
-Hay varias líneas. Primero, la minería no es un competidor del agro en materia de consumo de agua. El agro consume cerca del 90% del agua que escurre por nuestros ríos y toma gran parte también del agua subterránea que complementa el uso de agua para riego. La minería consume actualmente menos del 1% y con la implementación de nuevos proyectos que tiene la provincia en desarrollo no va a llegar a consumir más del 4 o el 5% del agua de la provincia. No es un competidor en términos de volumen.
-¿Qué inversiones se analizan en materia minera?
-Hay nuevos proyectos de cobre que se están empezando a desarrollar y se están previendo para dentro de los próximos 7 o 10 años. La posibilidad es la de replicar lo que ya se está haciendo en Chile, donde las grandes faenas mineras de la alta cordillera están utilizando agua desalinizada del océano Pacífico. Y eso será implementado también en muchas de las minas que se van a desarrollar de cobre en San Juan. Hay un compromiso de la actividad minera de buscar otras fuentes alternativas de abastecimiento de agua, y en este caso copiar y replicar la experiencia chilena que ya está llegando a los 4000 o 4500 metros. Por otro lado, hay una priorización por parte del gobierno de San Juan para que los recursos que se generen de la minería a través de las regalías o de los fideicomisos de infraestructura, además de obras viales y energéticas, tengan como prioridad el desarrollo de infraestructura hídrica para buscar eficientizar el uso del agua.
-¿Cuál es el punto más crítico en el uso del agua?
-Hoy gran parte se pierde en los trayectos de conducción. Más allá de la inversión que hace falta hacia dentro de la finca en la aplicación del agua, la mitad de esa agua que perdemos la perdemos en la conducción. Entonces, se deben recuperar nuestros canales, entubarlos, y presurizar el abastecimiento de agua. Son parte de las inversiones que vamos a poder desarrollar a partir de los recursos que nos va a generar la minería, y por eso decimos que esa actividad es una llave que nos permite también potenciar el desarrollo de otras actividades. La sostenibilidad de la minería tenemos que entenderla no solamente desde el punto de vista ambiental, sino también desde el punto de vista de que nos permita abrir oportunidades para un desarrollo diversificado de otras actividades económicas.
-Queda en la tarea política el control de todo eso.
-Absolutamente. La base del desarrollo de la minería y de cualquier actividad industrial o económica tiene que ver con un control ambiental estricto que nos garantice una explotación sostenible y sustentable de los recursos minerales, y que el producido de esa actividad, que es importante y es mucho en materia económica y de empleo, también nos permita mejorar las otras actividades económicas que se puedan desarrollar en la provincia.
-Nada de toda esta evolución vitivinícola se hubiera podido lograr sino los bancos de genética del INTA en la zona, y la investigación de sus profesionales. ¿Cuál es la posición oficial de San Juan con respecto a la situación del Instituto?
-Nosotros somos un aliado a nivel provincial de lo que es el desarrollo de los profesionales del INTA. Trabajamos con ellos de manera mancomunada. Desde la provincia y a través de la Secretaría de Ciencia y Tecnología que también depende del Ministerio de la Producción venimos realizando una serie de planes de apoyo a la investigación científica y a proyectos de investigación, muchos de los cuales involucran a equipos de investigación del INTA. Y además para nosotros es un actor fundamental porque el INTA tiene importantes bancos de germoplasma en materia vitivinícola, pero también en materia olivícola o desarrollo de semillas. Es un actor importante también en lo que tiene que ver con la definición de la política de control de plagas y lo que es la mejora de las condiciones fitosanitarias de San Juan. Nosotros buscamos desde lo que podemos y desde lo que nuestros presupuestos nos permiten sostener y complementar también el trabajo del INTA. Para nosotros, el INTA es una institución a defender, a sostener y que creemos que es valiosa para la producción agroindustrial argentina.