En Quenumá, La Julia mostró que biológicos más “tradicionales” es la dupla más rendidora

La Red de Biológicos de Aapresid organizó una jornada a campo para productores, especialistas y empresas, donde recorrieron ensayos y evaluaron el comportamiento de estos productos en cultivos de gruesa.
Durante una jornada a campo realizada en el establecimiento La Julia, en Quenumá (Buenos Aires), productores, especialistas y asesores recorrieron ensayos para evaluar el comportamiento de algunos productos biológicos en cultivos de gruesa.
Esta jornada generó además un espacio de intercambio entre los participantes, quienes debatieron sobre los desafíos y necesidades que giran en torno a la dotación de esta tecnología en tendencia.
“Los ensayos que se recorrieron corresponden a uno de los sitios de nuestra red, donde se evaluaron tratamientos de semilla y foliares en soja y de semilla en maíz, con dos grupos de productos: biocontroladores y bioestimulantes”, detalló Ignacio Sanguinetti, Coordinador de la Red de Biológicos de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
Estos bioinsumos se testean en macroparcelas que reciben el manejo habitual del productor (en cuanto a variedad, fecha de siembra, fertilización y manejo general del cultivo).
“Buscamos ver qué impactos sobre el rinde tiene la combinación de estos bioinsumos con técnicas tradicionales”, agregó Sanguinetti.
ENSAYOS CON BIOLÓGICOS: LOS RESULTADOS
En cuanto a la performance de los productos testeados, “se vio en general una buena respuesta al uso de bioproductos basados en ácidos húmicos y fúlvicos, que suponemos puede deberse a la mejora en la retención hídrica y nutricional que se genera en los suelos de la zona, típicamente arenosos”.
Por el contrario, “la respuesta al uso de bioinsumos solubilizadores de fósforo fue más limitada, suponemos, por la buena dotación de este nutriente que tienen los suelos de la zona”, explica el técnico.
“Estas son hipótesis preliminares que se analizarán en profundidad al momento de la cosecha y análisis de los datos, todo lo que será publicado en la próxima revista de la red”, expresó Sanguinetti.
En este marco, analizando lo que se viene a lo largo de las campañas, Sanguinetti agregó que “se observa que las respuestas a los productos biológicos son muy variables, sobre todo comparado con la fertilización química o tradicional, y que donde se ven mayores respuestas es en la combinación de ambas fuentes – biológicas y tradicionales -, reforzando la idea de que se trata de tecnologías complementarias”.
EL FUTURO DE LOS BIOLÓGICOS
En esa línea, el consultor especialista en fertilidad y experto asociado de la Red, Martin Torres Duggan, afirmó que “el mercado de los bioinsumos se encuentra en expansión, con cada vez más productores interesados, una amplia oferta de productos y una saturación de información”.
No obstante, sostuvo que todo esto se da en un contexto de falta de conocimiento científico-técnico sobre los mecanismos que regulan su funcionamiento y que subyacen detrás de la respuesta observable a campo, así como sobre los factores de estrés – más allá del nutricional – que pueden estar condicionando el crecimiento de los cultivos.
Los biológicos siguen el camino de expansión en Argentina: ya los usa el 27,7% de los productores
“Falta conocimiento para establecer criterios de diagnóstico, por lo que por el momento se usan como una suerte de ‘caja negra’, y sin suficientes herramientas para recomendar qué producto aplicar ante tal o cual condición”, agrega Torres Duggan.
ACOPLAR LOS BIOLÓGICOS AL SISTEMA
En este contexto, Torres Duggan apoya la idea de acoplar estas tecnologías a las tradicionales, apuntando los objetivos a la prevención: “Identificar qué tipo de estrés o condiciones me puede ayudar a mitigar tal o cual producto biológico, y sumarlo al portfolio general de manejo a modo de ‘seguro’”, explica.
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En línea con esto, Sanguinetti sumó que uno de los desafíos que tiene la Red biológica de Aapresid está en ajustar no sólo el momento de aplicación, sino entender en qué situaciones es más conveniente usar estos productos.
“Por ejemplo, en la campaña pasada se vio buena respuesta al uso de biológicos como los PGPR (Plant Growth-Promoting Rhizobacteria) en maíces afectados por Spiroplasma, donde se vio un efecto de bioestimulación que ayudó a los cultivos tratados a sobrellevar mejor el estrés, mejorando la capacidad de explorar el suelo y acceder a agua y nutrientes”, describió.
Juan Palazzo, productor responsable del establecimiento La Julia, donde tuvo lugar la jornada, asegura que participar de la Red de Biológicos es clave para ayudar a adaptar la tecnología a los sistemas productivos de la zona.
“Más que saber cuántos kilos más o menos nos permiten cosechar los biológicos, nos interesa comprender cuál es la mejor forma de usarlos en esta zona tan particular y para la que no abunda información precisa”, sentenció.
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