Los cultivos de cobertura como recurso forrajero: el pastoreo regenerativo suma kilos y resta malezas
Un ensayo del INTA Oliveros que combinó gramíneas, leguminosas y brasicáceas con pastoreo regenerativo permitió conseguir altas ganancias de peso y reducir las malezas en el lote.
Los productores ganaderos exploran alternativas para mejorar sus esquemas de trabajo, sin perder de vista la sustentabilidad del proceso.
En ese marco, de acuerdo a un estudio del INTA Oliveros (Santa Fe), pudieron demostrar que el pastoreo regenerativo circular, con la inclusión de cultivos de cobertura, permite obtener altas ganancias de peso.
En concreto, la combinación de gramíneas, leguminosas y brasicáceas se convirtió en un recurso forrajero de alta calidad.
El trabajo permitió confeccionar una dieta diversa, con alta digestibilidad y equilibrada para la ganadería, que se tradujo en aumentos medios diarios de 1,2 kilo por animal.
En paralelo, también ganó la sustentabilidad: la integración de esas tres familias botánicas redujo hasta un 50% las malezas y aumentó un 10% el carbono orgánico del suelo, gracias al pastoreo.
CULTIVOS DE COBERTURA Y DE SERVICIOS GANADEROS
El dato a seguir son los cultivos de cobertura multiespecie, en base a gramineas, leguminosas y brasicáceas. Consisten en una mezcla de plantas con diferentes características estructurales, como tallos, raíces y diversidad de microorganismos asociados, que suman beneficios al ecosistema.
“El pastoreo en este tipo de cultivo implica beneficios directos en los agroecosistemas, sin modificar los rendimientos”, explicaron desde la experimental santafesina.
Pastoreo en sistema regenerativo circular permite altas ganancias de peso 🐄
La combinación de gramíneas, leguminosas y brasicáceas como cultivo de cobertura resultó en un recurso forrajero de alta calidad.
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— INTA Informa (@INTAInforma) September 18, 2024
Los números son por demás alentadores -1,2 kilos de ganancia diaria y 50% de reducción de malezas – y serán presentados en el marco del Congreso Argentino de Producción Animal que se realiza en la localidad santafesina de Reconquista, entre los días 25 al 27 de septiembre.
Aranza Rodríguez, investigadora del Conicet y el INTA Oliveros, destacó que “el pastoreo de cultivos de cobertura multiespecie permitió integrar la ganadería y la agricultura con una alta calidad del recurso forrajero ofrecido y mantuvo la diversidad vegetal, sin afectar el rendimiento del cultivo posterior”.
La ganadería se ha desplazado a zonas marginales por el avance de la agricultura. En este sentido, explicaron que un estudio en el área de Monje –Santa Fe–, mostró que sólo el 28 % de los productores tiene ganadería bovina y agricultura, con una escasa integración entre estas dos actividades.
Los sistemas de cría se encuentran en zonas con pastizales naturales, mientras que la recría y engorde se presentan en sistemas estabulados o semiestabulados con pasturas de base alfalfa. Entre estos, el 25 % realiza verdeos invernales, principalmente de avena.
“Como alternativa al sistema descripto, proponemos la inclusión de cultivos de cobertura multiespecie para integrar la agricultura y la ganadería en recría y engorde de novillos”, aclaró Rodríguez.
EL ROL DE LOS CULTIVOS DE COBERTURA
Los cultivos de cobertura que se investigaron se componen por diferentes especies pertenecientes a tres familias botánicas: gramíneas (avena, trigo, centeno y triticale), leguminosas (Vicia villosa y Vicia sativa) y brasicáceas, como colza y rábano.
En la campaña evaluada, el pastoreo de estos cultivos de cobertura permitió integrar la ganadería y la agricultura en sistemas mixtos y generar una serie de beneficios, como obtener un recurso forrajero de alta digestibilidad y el aporte de diversidad al sistema.
A esto, se debe añadir la reducción de malezas, el movimiento de nutrientes en suelo y el incremento del carbono orgánico en el suelo.
También se deben tener en cuenta beneficios adicionales, como producir una mayor competencia y aprovechamiento de los recursos, lograr una producción de materia seca más estable y generar nuevos nichos para insectos benéficos, para el control biológico de insectos plagas.
Rodríguez concluyó que “los resultados de la investigación muestran que estas especies permiten tener períodos de floración escalonados, para tener fuente de alimento y refugio para polinizadores y artrópodos benéficos por más tiempo”.
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