¿Por qué Argentina está cada vez más lejos de las 70 millones de toneladas de soja?
Menos superficie de siembra y decisiones de manejo de baja inversión tecnológica hacen retroceder los rendimientos. Un resumen de algunos de los principales temas que se conversaron en el Seminario de Acsoja.
El Seminario de Acsoja 2022, que se realizó en la ciudad de Rosario, esta semana, dejó varios temas para seguir analizando desde diferentes puntos de vista: los agronegocios, la industria y, sobre todo, los aspectos técnicos del cultivo.
Superficie en retroceso, rindes bajos, brechas inexploradas, falta de fertilización, entre otros aspectos destacados que, con leves ajustes, pueden provocar un aumento de la productividad nacional hasta las 70 millones de toneladas.
La última campaña, a modo de reflejo de esta caída del cultivo, la superficie de la oleaginosa fue la menor en la última década en la zona central, de acuerdo a datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
CONFERENCIA
“Contribuyendo para una intensificación inteligente en la producción de soja” fue el título que eligió la cadena para hablar de la falta de progresos de rendimientos unitarios a nivel nacional.
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“Uno de los aspectos más importantes que vemos más allá de la baja en la superficie sembrada, es la componente de la soja de segunda, sembrada sobre trigo pasó del 10% de la producción a ser el 40%. Esta fecha tiene un potencial de rinde menor, por ende ya esperamos menos rendimiento”, indica Rodolfo Rossi (Foto), reconocido investigador en soja y también integrante del comité técnico de Acsoja.
Por otra parte, otro de los temas del Congreso fueron las brechas de rendimiento que, de acuerdo Rossi, entre el alcanzable actualmente y el máximo, hay una distancia aproximadas del 20%, lo cual implica, asimismo, que entre el actual y el potencial, la brecha asciende al 40%.
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También se analizó la ganancia que va aportando el mejoramiento genético. “En Argentina, hubo una ganancia genética significativa en el tiempo, que se sostiene al hoy, y que es algo menor respecto a los países competidores. Sin embargo, las ganancias fueron muy buenas, pero la discusión es cómo las pasamos al campo”, explica Rossi.
FERTILIZACIÓN
Asimismo, otra de las cuestiones técnicas abordadas fue sobre la baja reposición de nutrientes con la siembra del cultivo, lo que implica consecuentemente menos rendimiento alcanzado.
“Lo más preocupante es lo que ocurre con el fósforo que es el nutriente que asegura conseguir calidad de proteína y un tenor de 38%”, destaca el directivo.
En el apartado de la nutrición mineral de la soja, el experto dijo “pongamos el caballo adelante del carro”, lo que implica que los fertilizantes químicos son “indispensables”, con lo cual para lograr “tantos kilos de soja se necesitan tantos kilos de fósforo y de eso no hay duda”, pero también hay una nueva serie de herramientas como los “bioinsumos y biofertilizantes que hacen mejores controles y también potencian los rendimientos del cultivo”. En Brasil, agregó Rossi, los productos “bio” ya son el 15% del mercado de insumos en soja.
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“Actualmente, la cadena de soja tiene un interrogante que es dilucidar porque está la baja de estímulo para poder sembrarla. Me preocupa que no haya incentivos para que el área agrícola crezca en la Argentina, entonces, más que la soja es que, en definitiva, se pueda poner en práctica toda una serie de estrategias de manejo”, reconoce el experto, así como hay una industria con una capacidad ociosa enorme.
Actualmente, según Rossi, Argentina está alejada seis millones de hectáreas de la superficie trazada por el PEA 2010-11 (Programa Estratégico Agroalimentario) o trabajos de la “Fundación Producir Conservando” que indicaban que la superficie de soja argentina puede llegar a las 23 millones de hectáreas.
Y finaliza: “También tenemos que mejorar los rendimientos con prácticas de adoptar semillas de calidad, más inversión en mejoramiento genético, fertilizar más, manejar mejor la sanidad sobre todo en soja de segunda, es un combo. No es solo ganar hectáreas y también mayor productividad por hectárea y todo esto, sin dejar de sembrar la cantidad de hectáreas de trigo o maíz que se están sembrando actualmente”.