Maíz: “Con los estímulos adecuados, esta cadena puede tener un crecimiento exponencial”
En Buenos Aires, comenzó el 16° Congreso Maizar. Por qué el cereal es una de las mayores oportunidades que tiene la Argentina para generar empleo a través del agregado de valor.
La carne, la leche, los yogures, los endulzantes de golosinas y bebidas, el gas de las gaseosas, combustibles de autos y aviones, envases bioplásticos, zapatillas fabricadas a partir de biopolímeros. Son solo algunos ejemplos de los múltiples usos que tiene el maíz, más allá de ser un cultivo que puede ser utilizado como alimento humano.
“Es posible que no sepamos la gran cantidad de usos que tiene el maíz, pero está en muchísimos aspectos de nuestra vida cotidiana, y cada día generando otros nuevos usos que sustituyen a derivados de la industria química o plástica, por ejemplo”, señaló Víctor Accastello, presidente del Congreso Maizar, durante la apertura del 16° encuentro organizado por la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), que volvió a la presencialidad tras tres años, en el complejo Goldencenter de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
“En el mundo existen más de 600 productos basados en maíz”, completó Pedro Vigneau, titular de Maizar, y utilizó ese eje para hablar de la principal potencialidad que tiene el cereal: crecer en agregado de valor a través de la transformación en estos insumos, lo que significa a su vez mayor desarrollo federal y generación de empleo.
EL MAÍZ SIEMPRE ESTÁ
“El Maíz Siempre Está” es el lema del Congreso, precisamente porque apunta a todos estos destinos que puede dársele con su industrialización.
“El Maíz Siempre Está y será cada vez más protagonista en materia de alimentos, bioenergías y biomateriales. Es la estrella de la bioeconomía global, genera un importante efecto multiplicador en la economía, y en Argentina hay mucho camino por recorrer”, resumió Accastello.
En ese sentido, recordó que mientras Estados Unidos exporta solo el 16% de su producción maicera; y Brasil el 33%; Argentina envía al exterior, sin procesar, el 75% de su cosecha.
Significa que solo una de cada cuatro toneladas se industrializa o se transforma en proteínas de origen animal (carnes, lácteos o huevos).
EMPLEO Y DIVISAS
Según Vigneau, incluso exportando tres cuartas partes de su producción, la cadena maicera argentina ya genera 730.000 puestos de trabajo y este año movilizará un valor agregado récord de U$S 17.000 millones, consolidándose como el segundo complejo exportador del país, por detrás de la soja.
En línea con Accastello, consideró que todos estos números pueden ser multiplicados por varios miles. “Con los estímulos adecuados, esta cadena puede tener un crecimiento exponencial. Los estímulos que necesitamos son al comercio y a la exportación”, subrayó el presidente de Maizar.
En ese sentido, enumeró también cuáles son los temas que preocupan a la cadena y que no la dejan avanzar: las retenciones, la brecha cambiaria, la demora en la actualización de una ley de semillas que data de 1973, los impuestos a los ingresos brutos y cheque, las alícuotas de importación de fertilizantes, la falta de dólares para insumos clave del exterior, los saldos técnicos de IVA y la escasez y aumentos de precios del gasoil.
No obstante, aprovechando la presencia en el Congreso del ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, pidió que desde el sector productivo se deje de “señalar con el dedo” y se “tienda la mano” para construir un futuro de desarrollo para acabar con el flagelo de la pobreza en el país.