El trigo HB4 copó el debate en A Todo Trigo: las voces a favor y en contra
El permiso total de siembra y comercialización para el cereal transgénico generó polémica. El rechazo de la cadena productiva, los argumentos del Gobierno y la visión de Bioceres.
La sorpresiva decisión del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de darle la autorización final a Bioceres para que siembre y comercialice a gran escala variedades de la semilla de trigo HB4, tolerante a estrés hídrico, generó una fuerte polémica, que se vio durante el desarrollo de la primera jornada de A Todo Trigo.
La resolución del Gobierno fue uno de los más comentados en las conferencias y en los pasillos del hotel Sheraton de Mar del Plata, porque revivió las visiones opuestas entre los representantes de las cadenas productivas, con respecto a la opinión del Gobierno y de la empresa desarrolladora de la biotecnología.
Por la mañana, poco después de conocida la medida oficial, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), fue el primero en expresar su desacuerdo: “Los productores agropecuarios recibimos con mucha preocupación la decisión del gobierno nacional que permite sembrar trigo HB4. Si bien estamos a favor de la tecnología, no tenemos certezas del impacto que puede tener en la comercialización del producto en los mercados externos”.
Vale recordar que la crítica no es hacia el desarrollo en sí, sino a que en el mundo no existen los trigos transgénicos y los principales mercados compradores lo rechazan.
ACOPIADORES
En ese sentido, la voz cantante que habló con más fuerza en contra de esta noticia fue el presidente de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara.
En el marco de una mesa intersectorial para debatir la situación comercial del trigo Argentino, Rivara expresó: “El Gobierno de Brasil puede aprobar lo que quiera, pero no compra harina ni trigo. Nosotros necesitamos que sean nuestros clientes, no los Gobiernos, Abitrigo (Asociación Brasileña de Industriales de Trigo) y todos los del sudeste asiático, los que nos digan: ‘sí, vamos a comprar’”.
En este marco, Rivara consideró que una resolución como esta “ameritaba más diálogo”. “Son discusiones técnicas, no políticas. Si los clientes no aceptan el trigo transgénico, tenemos que hablar con Bioceres y que asuma compromisos públicos”, apuntó Rivara.
Más temprano, en una conferencia de prensa, el titular de los acopiadores había señalado: “¿Quién se va a hacer cargo de un trigo contaminado frente a compradores que no lo quieren? Queremos que alguien nos diga qué va a pasar. Argentina tiene el 7% del mercado internacional del trigo. Si a los compradores no les gusta lo que entregamos, se van y compran en otro lado”.
EXPORTADORES
Para certificar y apoyar la opinión de Rivara, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), Gustavo Idígoras, relató una anécdota: dijo que había hablado con el ministro de Agricultura de Egipto que manifestó su inquietud por esta aprobación oficial.
Sucede que Egipto tenía como uno de sus principales abastecedores a Ucrania y Rusia, pero ante la guerra está buscando comprar a otros productores. Argentina está en ese radar, pero piden seguridad de que el 100% del cereal que ingrese al país africano tiene que ser libre de transgénicos.
“El mercado internacional ya tomó nota de esto. Y nosotros tenemos cerrados contratos con compradores de 28 mercados, en los que la condición es sin presencia de transgénicos”, manifestó Idígoras.
El problema, desde su punto de vista, es que la aceptación mundial a los trigos GMO es “cero”, por lo que el riesgo comercial es enorme.
“Hasta ahora, con un programa específico de Bioceres de producción con identidad preservada por la generación HB4, con control del Instituto Nacional de Semillas (INASE), ya se exportaron 13 millones de toneladas sin inconvenientes. Pero eso era bajo condiciones de control estatal y de una siembra específica. Ahora que es libre, dependemos de la voluntad de la empresa”, resumió Idígoras.
LA EMPRESA
De la mesa intersectorial también participó Claudio Dunan, quien buscó el perfil a la polémica: más allá de esta aprobación, señaló que por ahora el trigo HB4 seguirá sembrándose bajo el sistema de identidad preservada.
“Vamos a continuar el mismo sistema de producción de la campaña pasada, en el que, por contrato, somos los únicos dueños de la producción de HB4, y vamos a seguir trabajando con los mismos procesadores de Argentina y Brasil con los que hemos venido trabajando, y que nos están demandando cinco o seis veces más volumen”, manifestó.
Dunan subrayó que la empresa ha sido muy estricta en los dos años que lleva adelante con este programa y que eso puede comprobarse en que, pese a los temores de una “contaminación” de lotes, eso nunca ocurrió desde que la siembra de trigo HB4 comenzó a escalarse.
“No queremos complicarle la situación a la cadena comercial del trigo, todavía faltan mercados que lo desregulen. Continuaremos bajo las condiciones en las que veníamos. No estamos pensando en salir a comercializar a corto plazo semillas de trigo HB4. Pero sí consideramos un hito que lo hayan aprobado en Brasil”, mencionó el ejecutivo de Bioceres.
En ese sentido, resaltó que el contexto actual, de déficit global en la producción de alimentos y problemas generados por la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, ha reformulado los paradigmas: mercados que estaban completamente en contra de los transgénicos, han comenzado a evaluar su uso.
“Estamos avanzados en mercados clave como Sudáfica e Indonesia, y tenemos el proceso comenzado en Nigeria, Tailandia y Vietnam”, comentó Dunan. Y cerró: “Si al diálogo no fue tan bueno hasta ahora, es la oportunidad de hacerlo mejor”
EL GOBIERNO
Por último, en la mesa intersectorial, la voz del Gobierno estuvo representada por el presidente del Instituto Nacional de Semillas (INASE), Obdulio San Martín.
El funcionario solo se limitó a hacer una aclaración técnica: a partir de ahora, la aprobación de variedades comerciales derivadas de HB4, tiene que pasar por un proceso legal desde que Bioceres ingresa el pedido de inscripción de una semilla, que es evaluada por un comité técnico que asesora a la Comisión Nacional de Semillas (Conase), y de la que participan representantes de las cadenas productivas.
El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, que estuvo en la apertura de A Todo Trigo, también defendió esta medida.
“Hoy el comercio global nos demanda más alimentos y debemos aprovechar esta oportunidad a través de innovaciones, conocimiento y biotecnología, como lo es el trigo HB4. La aprobación de este cultivo por parte de nuestro país ofrece soluciones a problemáticas productivas, como es el estrés hídrico, y contribuye a adaptarnos a los desafíos del cambio climático”, indicó.
Y enfatizó: “No soy un trastornado que quiere comprometer el trigo argentino. Estamos tomando todos los recaudos en el mercado asiático para tener previsibilidad”.