Tambo familiar apostó por los robots para producir más
En el establecimiento San Silvestre, en Trenque Lauquen, generan 10 litros más al día en el sistema de cama de compost y ordeño robotizado.
La automatización de las tareas avanza en todas las áreas del sector agropecuario. En lechería, la incorporación de robots comienza a extenderse en la Argentina y en la cuenca del oeste bonaerense, más precisamente en Trenque Lauquen, Carlos Turchi es pionero con la instalación de dos robots en un sistema de cama de compost, que comenzaron a trabajar en abril de este año.
Turchi tenía un tambo con alrededor de 1.000 vacas en ordeño y hace dos años, en un viaje junto a Estados Unidos con otros miembros CREA, pudo observar junto a su esposa Ana de qué manera trabajan los robots. Al volver se puso en contacto con la empresa Lely y junto a sus representantes visitó tambos robotizados en Brasil y con sistema de cama con compost.
A partir de ahí decidió probar suerte con esta nueva forma de producir leche. Para comenzar decidió incorporar a Juan Carlos Boyer, con quien comparte las actividades agrícolas e instalaron un galpón de de 127 m x 40,5 m con cama de compost formada por sustrato de residuos de cebada, de soja y rastrojo de maíz, así como las deyecciones de los bovinos y tierra.
Hoy tiene dos robots para ordeñar unas 120 vacas, mientras mantiene el otro tambo con 850 aproximadamente. Turchi comenta que “antes de empezar a producir y le preguntamos a Lely qué vacas ordeñar y nos dijeron que buscáramos animales en todos los estadíos de lactancia, desde recién paridas a recién secarse para mantener un circuito todo el tiempo.
El único requerimiento es que los pezones estuvieran bien ubicados para que el láser lo detectara más rápido. Separamos 80 vacas con esos requerimientos y les pusimos los collares para que monitoree el sistema. Las vacas vinieron al galpón y sin robots, al cuarto día ya estaban produciendo 4 litros más (36 litros/vaca/día) con el solo hecho de haber cambiado las condiciones de bienestar, ya que tenían lugar blando donde echarse, con comida y agua a disposición y bajo techo”. En la actualidad, el promedio de producción por vaca es de 42 litros/día con 2,3 visitas a los robots.
Cuando la vaca siente la necesidad de ser ordeñada se dirije al robot, donde una cámara 3D la identifica con el chip del collar. El brazo del robot cepilla los pezones, coloca las pezoneras por cuarto y comienza el ordeño. Al terminar retira las pezoneras y abre la puerta para que salga la vaca. Si el robot detecta mastitis o conductividad alta, la envía por otra puerta, lo mismo que si detecta baja rumia o celo.
Toda la información que recopilan los sensores puede consultarse en la computadora de escritorio y en la aplicación del celular y en ésta también se pueden cargar datos de manejo como la aplicación de vacunas por ejemplo. Un aspecto importante son los alertas de salud que envía el sistema sobre las vacas, lo cual permite estar atentos. “El sistema mide la rumia cada dos horas y si vemos que a las 14 tuvo 400 minutos de rumia y dos horas más tarde bajó a 330, puede ser un indicativo de que pasa algo. Observamos si vuelve a los niveles normales o si sigue bajando, que puede ser un indicio de mastitis o un problema metabólico. La fortaleza del sistema es anticiparse a los problemas. No es una casualidad de que en 7 meses no hayamos tenido muertes”, afirma Turchi.
La base de la alimentación está compuesta por silaje de maíz y cebada, silaje de alfalfa, rollos y maíz en grano de producción propia. “Afuera compramos pellets de soja y girasol y cáscara de soja”, describe Turchi. Sobre el preconcepto de la destrucción de puestos de trabajo por la robotización, Turchi afirma que “estamos convencidos de que el sistema no vino a sacar gente sino a que trabaje mejor. Los horarios de las 2 de la mañana terminarán para siempre y los tamberos vendrán entre las 6 y las 8 para hacer lo necesario. no cambia el perfil del tambero, sino que hay alguna cosa donde habrá que profesionalizarse más.
OESTE BONAERENSE. Gustavo de la Vega es Director de Compra de Materia Prima de Mastellone Hnos. y señaló a PERFIL que “en la provincia de Buenos Aires, donde juntamos la mayor parte de nuestro volumen, las regiones oeste y el sur están muy complicadas. Los volúmenes de lluvias en Trenque Lauquen en el último año no llegaron a 300 mm, esto sin duda trae aparejado consecuencias malas para la producción. Se empiezan a terminar las reservas confeccionadas el año pasado, que habían sido muchas y de muy buena calidad. Pero el hecho de que no hay pasto desde hace algunos meses, generó duplicar el consumo de estas reservas”.
De la Vega agregó que “ahora esta situación empieza a jugar para la primavera del 2020, porque hoy deberían haberse sembrado los maíces para silo y la superficie en esta zona es muy pobre. Estamos esperando al maíz de segunda y el agua sin aparecer, las reservas que se puedan hacer en el verano de 2020 serán insuficientes para el año, por lo tanto veo en esta zona una primavera complicada en cuanto a alimentación, eso se traducirá sin dudas en una caída del volumen de leche. Hacia el este la situación es mejor, ha llovido un poco más, a partir de Carlos Casares, 9 de Julio, la situación es radicalmente mejor”.
Por Luis Machado para Super CAMPO.
Seguir leyendo