Pasión apícola: Julián, el investigador del INTA que endulza la sustentabilidad con miel sin antibióticos
Desde Rauch, Julián Dualde es referente de apicultura sustentable en Argentina. Con más de dos décadas dedicadas al trabajo con colmenas, el técnico del INTA impulsó una transformación silenciosa pero profunda en el sector en medio de la crísis.
Producir miel sin residuos ni antibióticos, con protocolos que priorizan la salud ambiental y la calidad del producto, parece no ser algo desconocido para Julián Dualde.
En 1999, el joven técnico ingresaba al INTA con una inquietud que marcaría su trayectoria: la apicultura argentina, especialmente en la Cuenca del Salado que atravesaba una profunda crisis sanitaria.
“Las colmenas, que años atrás producían abundante miel, comenzaban a morir masivamente por enfermedades infecciosas y por la presencia de la varroasis, una patología desconocida en ese entonces y sin manejo efectivo”, explica Julián Dualde en una nota realizada y difundida por Expoagro.
Detalla que durante esa instancia “los apicultores, desesperados, recurrían a soluciones caseras sin resultados sostenibles. Fue entonces cuando el programa INTAPROAPI del INTA intervino con un enfoque científico, desarrollando protocolos para combatir la varroa y otras enfermedades”.
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UN MANUAL PARA AYUDAR
Así nació el Manual de Buenas Prácticas Apícolas, que revolucionó el trabajo en los apiarios: “Se reemplazaron cuadros de cría, se renovaron reinas para fortalecer las colmenas y se abandonó la alimentación con miel contaminada, fuente de lo que americana y otras infecciones”, explica el especialista de Rauch.
Fue este cambio de paradigma el que permitió recuperar la salud de los apiarios y brindar respuestas concretas a los productores. En ese contexto, Dualde, como técnico, había iniciado su camino en el INTA y decidió dedicarse de lleno a la apicultura y estudiar la tecnicatura.
“Hoy, más de dos décadas después, manejo unas 400 colmenas y estoy al frente de la Unidad Demostrativa de Miranda, un apiario modelo perteneciente a un Centro de Producción Total (CPT) escolar”, cuenta el especialista.
“Allí, con las tranqueras abiertas, se comparte conocimiento y experiencia con productores locales y estudiantes, promoviendo una apicultura sustentable, educativa y con identidad territorial», resalta motivado Julián Dualde.
UNA ACTIVIDAD QUE APASIONA, PERO NO A TODOS
Al ser consultado sobre las características que destacan a la apicultura, Dualde advierte: “No es una actividad muy amigable para mucha gente”.
En esa línea, señala que el calor intenso, las picaduras, el esfuerzo físico y los largos días de trabajo bajo el sol “son parte del paisaje cotidiano del apicultor”.
Por eso, asegura que empezar de a poco permite descubrir si la pasión por las abejas es genuina y sostenible.
Además, destaca la importancia de adquirir colmenas en lugares seguros y trazables. “Hay muchas cosas que te pueden vender que terminan no resultando”, señala Dualde.
Asimismo, recomienda optar por genética confiable, como la que ofrecen productores vinculados al protocolo del INTA, aunque reconoce que también hay otros proveedores de calidad.
El objetivo de arrancar con buen pie es evitar problemas desde el inicio, como la mortandad de colmenas o enfermedades que pueden comprometer toda la producción. Lo fundamental es arrancar con algo bueno”, insiste.
APICULTURA CON IDENTIDAD
La apicultura, como cualquier trabajo en el campo, exige compromiso, conocimiento y sobre todo pasión. “Te la tenés que bancar”, resume y agrega una frase que refleja el espíritu de quienes se dedican a esta actividad: “Ahí vamos”. Porque en el mundo de las abejas, cada paso cuenta.
En Rauch, “en la actualidad ya son 40 productores los que aplican el protocolo 11 del INTA para lograr miel trazable y sin antibióticos”, cuenta el especialista y agrega que los mismos se encuentran nucleados en una cooperativa que trabaja bajo un mismo enfoque técnico y sanitario.
“Esta metodología, desarrollada en conjunto con la unidad demostrativa del instituto, busca garantizar una producción de miel de calidad, libre de antibióticos y con trazabilidad”, explicó.
Por último, destacó: “Tanto en mis colmenas particulares como con los socios de la cooperativa de Rauch, trabajamos todos de la misma manera, respetando el protocolo creado en el INTA”. La cooperativa, que ya cuenta con casi 20 años de trayectoria, se ha convertido en un modelo de producción apícola sustentable en la región.
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