Enriqueta, la agrónoma que se dedicó a los RR.HH. y piensa que “hay muchísimo por hacer en el sector”
Enriqueta Gil Belloni fue pionera en coaching y hoy lleva adelante una consultora para ayudar a empresas y trabajadores del agro. Cuáles son las fortalezas, debilidades y desafíos que observa para mejorar la gestión de los recursos humanos en el campo.
“El campo era mi lugar en el mundo”, se confiesa Enriqueta Gil Belloni, ingeniera agrónoma que fue moldeando su carrera para seguir cerca de esa pasión, pero desde los recursos humanos.
Y dice: “Me motivó fundar mi consultora porque ví que en términos de gestión de capital humano hay muchísimo por hacer en el sector”.
El desafío que se propusieron es ayudar a las empresas para atraer, mantener y desarrollar sus equipos. En esta charla, parte de su recorrido y su visión sobre los recursos humanos rurales.
Egresada como ingeniera agrónoma en la FAUBA en 2005, es Coach Ontológico (CEOP-CREA 2011) y se formó durante siete años como profesional en el área de Economía en AACREA.
“Sentía que me faltaba conocimiento en esa área para ayudar en el gerenciamiento de la toma de decisiones””, repasa.
Después fue responsable de RR.HH. en Globaltecnos por 5 años hasta que co-fundó Eresagro (junto a Axel Matías Hinsch), dedicada a grandes rasgos a tender puentes en la búsqueda y selección de personal en empresas e instituciones del sector.
-Contame de tu infancia. ¿Había campo en esa niñez? ¿Qué te acordás? ¿En qué contexto familiar te criaste?
-Podría decirte que fue mucho en el campo la infancia. Teníamos campo en Tapalqué, que son 180 kilómetros de donde vivíamos. Mi papá era ingeniero mecánico, pero le hubiera gustado ser ingeniero agrónomo. Cada vez que podíamos nos instalábamos en el campo de la familia de mi mamá. Eramos varias familias, cada uno tenía su casa, pero estábamos todos muy cerca. Andábamos a caballo, nos levantábamos temprano para ir a la manga. Era mi lugar en el mundo.
-Llegó el momento de estudiar y elegiste agronomía. ¿Por qué? ¿Qué querías ser o hacer?
-Yo elegí agronomía sin pensarlo casi, porque para mí el campo era mi lugar en el mundo. no pensé mucho qué iba a hacer profesionalmente. Y me encantó la carrera, la gente, mi lugar en el mundo fue también en la facultad esos años. Lo que cambió en mí fue que a pesar de que amo el campo y me encanta no me vi terminando la carrera a irme al campo. Que muchas veces lo escucho cuando hacemos selección de personal. Hubo un profesor, Esteban Jobbágy, de forrajes, que me marcó mucho. El decía que era todo muy lindo el crecimiento forrajero, pero si no lo pasabas a números, cuánto le impacta al productor en el resultado económico, no tenía sentido. Con lo cual, una pata que me di cuenta de que me faltaba era el análisis económico. Por eso entré en el área de economía de CREA. Poder ayudar más en la toma de decisiones, el gerenciamiento, no tanto en lo productivo.
-¿Y después? ¿Cuándo te fuiste de los números para el factor humano?
-La vida me fue llevando, casi sin darme cuenta al principio. Después por elección. Ojo, no cambió mi mirada hacia el campo, pero sí desde donde yo podía aportarle.
-Hoy está de moda el coaching, vos lo estudiaste en 2011. ¿Qué herramientas te dio el coaching? ¿Qué cosas entendiste o aprendiste que antes por ahí no tenías?
-Lo primero es aprender a preguntar, que parece muy básico, pero preguntamos bastante mal en general y para lo que hago es elemental. Fue una herramienta fundamental que medió. Y lo otro es que somos todos muy distintos, venimos con nuestros propios anteojos, y muchas veces gastamos energía en tener la razón en vez de lograr acuerdos más rápidamente. Entonces, lo que hacemos hoy en términos de equipo y vincular eso me dio muchas herramientas. Y básicamente a gestionar las emociones.
-Fundaste Eresagro, ¿qué te motivó a hacerlo? ¿Con qué objetivos? ¿Qué servicios brindan hoy desde allí?
-Me motivó que en términos de gestión del capital humano hay muchísimo por hacer en el sector. Venimos de empresas que no hay grandes estructuras, equipos de base que ayuden a gestionar la empresa. Entonces el desafío era, cómo podemos ayudar a que las empresas puedan atraer, mantener y desarrollar a sus equipos. Buscamos ser una especie de equipo de RR.HH. tercerizado. Porque la mayoría de las empresas pequeñas no pueden tener a alguien, si tienen es más un analista y el dueño no sabe muy bien qué hacer.
-¿Y cómo funciona en la práctica?
-Es como si pudieras fraccionar y tener tiempo de un gerente o director que te ayude a definir la estrategia, alguien que te ayude a implementar la táctica, y alguien bien operativo. Después tenés áreas más definidas como la búsqueda y selección de personal, otra parte que tiene que ver con el desarrollo y capacitación de los equipos y otra que le llamamos más de gestión de un plan.
-¿Y por dónde creés que pasan hoy las principales dificultades de las pymes o empresas familiares del agro?
-Son dos cosas. La primera a nivel de equipo, me gusta pensar el desafío de arriba hacia abajo. El primer desafío está en la cabeza del dueño o gerente de la empresa. ¿Cómo agrego más valor a mi empresa? ¿Cómo hago para focalizar mis objetivos y delegar? Hay una necesidad de desarrollo de los mandos medios en estas empresas. El desafío más grande es cuando pasas de hacer a hacer que otros hagan.
-¿Cómo analizás la transición generacional en esas empresas familiares? ¿Cómo se gestiona?
-Primero es ponerse de acuerdo hacia dónde quieren ir los dos, las dos generaciones. Después, dentro de ese norte, qué tiene cada uno para aportar. Hoy se habla más de integración generacional más que de traspaso generacional, porque los padres trabajan más años. Y hay mucho valor en el conocimiento de esa persona. Pero muchas veces termina siendo un tapón para la siguiente generación, que quiere ir más rápido. Tenés que ensamblar ritmo, ¿quién cede qué y cuánto? Y qué puede aportar cada uno.
-Yo veo en general, no sólo en las empresas de agro, que las generaciones de mas 50, a diferencia de los menos 30, siguen con la idea de que el trabajo se hace presencial, en la oficina o el campo, mientras que los jóvenes, quieren estar más con sus familias sin que eso signifique trabajar menos, sino, tal vez, distinto.
-Sí, tal cual. Quizás no haya alguno que tenga la razón. Si nos ponemos de acuerdo en los resultados, y si yo cumplo con eso que nos propusimos, ¿Qué importa si no estoy todo lo que querías vos? Y después, también a mis clientes que quieren que ese recurso que vamos a buscar esté en el campo, eso del control. Pero ojo. ¿Cuál es el costo de no flexibilizar? Porque el talento, muchas veces elije. Hoy no es como antes. El talento elije cada vez más. Entonces, me parece que es fundamental porque hoy no pasa tanto por el sueldo. Si uno no empieza a flexibilizar yo digo que te vas quedando con el que no puede optar.
-¿Y cómo ves a los jóvenes?
-Yo lo que te diría es que ellos lo que más priorizan es el desarrollo profesional, sentir que crecen, que están aprendiendo, que tienen nuevos desafíos. Vos antes podías tener a alguien haciendo el mismo trabajo 3-4 años hasta que crecían y hoy si no apurás el ritmo del crecimiento, que en empresas de agro no necesariamente es cambiar de puesto, pero sí es que le pienses un desafío, un proyecto, algo que lo motive a desarrollarse y capacitarse. Y después, hay una idea mucho más balanceada entre lo personal y lo laboral. Y el clima laboral, la relación con mi jefe. Que antes se tomaba como algo que te tenías que bancar y hoy los jóvenes deciden no tolerar eso. Quieren un jefe que los lleve a su máximo potencial.
-¿Cuáles son los puestos que más se buscan hoy?
-Nosotros, en general donde vemos mayor competencia y búsquedas es en los perfiles comerciales. Después, empezamos a ver nuevos perfiles que se empiezan a buscar como ingenieros industriales para la parte de procesos u operación de tecnología. Y después siempre se buscan ingenieros y administrativos, más por rotación de personal que por crecimiento de las empresas.
-¿Dirías que se gana bien dentro de las empresas de agronegocios?
-Dato duro no tengo. Nosotros hacemos una encuesta de sueldos dentro del sector. Pero te diría que, como todo, hay dispersión adentro del sector y entre empresas y sectores. No tengo una conclusión general pero sí que conozco gente que creía que por irse a vivir al interior y trabajar para el campo iba a ganar menos y no sólo que no fue así, sino que mejoraron su calidad de vida muchísimo.
-Conocés mucho lo que buscan las empresas. ¿Qué le recomendarías a alguien que busca empleo en el sector? ¿De qué herramientas debería que estar munido?
-Yo te diría que, cada vez más, lo que más mueve en términos de selección de personal es un tema actitudinal. Qué te transmite la persona y cómo te lo transmite respecto a su historia. Las competencias genéricas empiezan a tomar cada vez más vuelo. Sobre todo, con lo de la IA que se viene, que el conocimiento está más al alcance de la mano. Obviamente que las habilidades son importantes, no digo que no, pero siempre digo que conocimiento y habilidad uno como empleador se las puede dar. El tema actitudinal es más difícil de cambiar si no lo traés. Depende más del empleado. Y después, si sos joven profesional, y bueno, lo tecnológico las empresas lo buscan. Los jóvenes tienen un gran valor para aportar ahí. Entonces, cuando más empapado estén de tecnología, es clave. Y si fuera agrónomo, hoy se necesita una mirada más del negocio, no tanto de lo técnico. Lo técnico las empresas lo tienen más solucionado. Y después las habilidades blandas, cómo tomás decisiones, cómo resolvés conflictos, cómo lográs acuerdos. Va por ahí.
FUERA DEL SURCO
-¿Qué es lo que mas disfrutás de lo que hacés hoy? Eso que te despertás a la mañana y sentís, ¡qué bueno que hoy me toca esto!
-Lo que más disfruto son talleres presenciales, equipos, familia, parar la pelota, repensarnos, acercarnos, vincularnos.
–¿Tenés alguna actividad que te resetee, que te saque de los problemas cotidianos?
-Hobbies tengo, pero cuando necesito reseteo cerebral tengo una meditación de agüita que le llamo que me la pongo 15 minutos y me sirve mucho. Hobbies estoy con el tenis bastante y este año arranqué a aprender a tocar la guitarra que tenía pendiente.
-Si te gusta leer, ¿qué leés que no sea de trabajo?
-Me está costando los últimos años leer algo que no sea de trabajo, pero en vacaciones alguna novela me llevo. De chica me encantaban las de Sidney Sheldon, medio de suspenso.
-¿Música? ¿Qué escuchás? ¿Algún grupo o cantante?
-Música muy variada. Demasiado. Mi banda de toda la vida Queen. Ahora que fui a ver Diego Torres, lo escucho todo el día, y como en octubre voy a ver Imagine Dragons, lo estoy escuchando.
-¿Comida preferida?
-Fácil, milanesa con puré.
-¿Qué tal te va como cocinera?
-En la cocina soy bastante mala y el tema es que a mi marido le encanta la cocina, así que es algo que cedí totalmente. Ahora, si tengo que decir algo en lo que no fallo, vamos a la torta havannet.
-¿Series o películas por dónde vas? ¿Qué te gusta mirar?
-En general me gusta comedia, suspenso. Drama si me deja un mensaje, si es un dramón no tanto. Ahora estoy con Los elegidos, que es la historia de Jesús con los apósteles, pero miramos también de suspenso.
-¿Un lugar en el mundo que te gustaría conocer?
-Sí, tengo unas vacaciones que me gustaría hacer por la costa oeste de Estados Unidos, ¡en motorhome!
-¿Y uno que conozcas y quieras volver?
-La India. Los que han ido no vuelven nunca más o la aman. No hay intermedios. A mí me encantó. Quizás fogoneado por un hobbie que tengo abandonado, pero hice mucho, que es la fotografía. En India, con la cámara, ves cosas increíbles. Todo es muy distinto. Y la parte espiritual.
-¿Tenés alguna frase que quieras compartir? Una que uses cada tanto, que sea tu motivación o que le digas a otros…
-Sí, dos frases que se me vienen. Una, “no le pidas peras al olmo”. Porque muchas veces, en los equipos, yo me concentraba en lo que tenía que mejorar la persona en vez de rápidamente ver qué es lo que esa persona tenía para dar y tratar de alinearlo con los objetivos o necesidades que tenía. Y otra que me gusta y la uso en charlas, es “si piensas que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, intenta dormir con un mosquito”.
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