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No es sólo un caballo chiquito: El cabañero Laureano Oliver explica cómo se reinventó el Petiso Argentino, una raza que demostró ser mucho más útil que para sacarse fotos

Fuente: Bichos de Campo 30/03/2025 17:40:49 hs

El Petiso Argentino es una raza que siempre se asoció con los niños y lo recreativo. Valga la aclaración: Decir “Petiso” o “Pony” es lo mismo; pero eso no significa que su única función sea la de servir como atracción para la foto. De hecho, el auge que tuvo la raza en los noventa, y

El Petiso Argentino es una raza que siempre se asoció con los niños y lo recreativo. Valga la aclaración: Decir “Petiso” o “Pony” es lo mismo; pero eso no significa que su única función sea la de servir como atracción para la foto. De hecho, el auge que tuvo la raza en los noventa, y su resurgimiento actual, se deben a que se le ha encontrado la forma de explotarla, más allá de lo anecdótico de ser un caballo chiquito.

“Soy un convencido de que cualquier raza de caballos tiene que tener una función. Sin función no hay usuarios, sin usuarios no hay criadores y sin criadores la raza muere”, explicó el cabañero Laureano Oliver a Bichos de Campo, en el marco de la la exposición Nuestros Caballos, donde se congregan unos 3000 criadores y más de 1000 animales de todo el país.

En ese proceso que describe Oliver se torna clave el rol de la Asociación de Criadores de Petiso Argentino (ACPA), en la cual oficia como secretario mientras dirige su propia escuela de equitación en Lobos. Naturalmente, Laureano trabaja con petisos que cría en su cabaña “Frasco Chico”, y es una actividad para la cual esta raza demostró ser muy funcional.

Incluso, el salto fue uno de los responsables del auge del Petiso Argentino en los noventa, pero décadas más tarde descubrieron que es un animal muy versátil: También es bueno para jugar al polo y pato, para trabajo rural y para equinoterapia.

“Es un panorama muy alentador. Va a seguir creciendo mucho más”, observó Oliver, que integra la nueva comisión directiva de la asociación desde hace poco más de dos años. Un indicador que explica su optimismo es la cantidad de nuevos criadores que se sumaron en los últimos meses, unas 15 cabañas sobre un total de 35 para la raza. Eso se tradujo en que crecieran en ejemplares, hoy tienen unos 5000 animales registrados, y hayan empezado a exportar.

La clave para la venta al exterior está en el cuidado de la genética y su entrenamiento. Así, se le asegura al comprador que el animal es funcional. “El Petiso siempre fue menospreciado, pero si lo tratás y trabajás como cualquier otra raza, sale igual de bueno”, señaló el cabañero.

Tal vez una de sus principales ventajas, en términos de rentabilidad, es el tamaño. Un petiso no puede medir más de 1,37 metros, que es la altura mínima de la alzada del criollo, por lo que ocupa menos espacio, come menos y, por ende, el gasto es menor. Y, como al momento de venderlo, el precio es muy bueno, eso también incita a muchos productores a sumar la crianza de la raza en su establecimiento.

Oliver también explicó a Bichos de Campo que no sólo los niños pueden montar estos caballos. Si bien su tamaño y escala lo convierten en un animal cómodo para los más pequeños, hay petisos de mayor alzada que son ideales para adultos. De hecho, es muy común verlos en los campos, porque para el trabajo rural son muy útiles, observó el referente, gracias a “la facilidad que tiene subirse y manejarlo”.

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Más que un límite etario, que antes se fijaba en los 13 años para las competencias, lo que definió la ACPA es que debe respetarse la “armonía en el binomio caballo-jinete”. Es un aspecto más arbitrario, pero que permite a personas de todas las edades montar un Petiso Argentino. En ese sentido, Oliver señaló que suele depender del tamaño de la caja torácica del caballo, y que para las exposiciones se exige que “la suela de la bota del jinete montado estribado no sobrepase la línea ventral del animal”.

Por eso es que a esta raza de origen europeo, que se registró en el país en el año 68, le ha costado tanto encontrar su lugar y función en el sector equino. Inicialmente, surgió de la cruza de ejemplares de Criollo, Welsh Pony y Shetland Pony, pero con el tiempo cada cabañero ha elegido explotar los caracteres que más necesitaba. Algunos, como en el caso de Oliver, prefieren los petisos ágiles y livianos, ideales para el deporte; mientras que otros los buscan pesados y robustos para el trabajo en el campo.

Lo interesante es que, por el momento, el Petiso Argentino es una raza de registro abierto, como lo fue en su momento el Criollo. “Es una forma de ampliar el stock para después depurar”, afirmó el productor, ya que se han encontrado con un limitante: Muchos nuevos criadores no conseguían yeguas puras para empezar, por la negativa de los demás cabañeros a venderlas.

Tener un registro abierto permite un crecimiento más veloz. “Se busca una yegua base, que cumpla con las condiciones y requisitos morfológicos básicos, y se cruza con un padrillo puro”, explicó Oliver.

Ese aumento en la producción responde, sin dudas, a la mayor popularidad que empezó a adquirir la raza. Tal es así que, por segundo año consecutivo, la asociación pudo llevar adelante una prueba de doma en Nuestros Caballos. En esta edición, compiten 45 niños de todo el país, que deben completar un determinado circuito con un potro que recibieron en agosto del año pasado para entrenarlo. Los ganadores, pasarán a una final que se disputará el mes de julio.

Fotos: Asociación de Criadores de Petiso Argentino (ACPA)

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