El estiércol de gallina o pollo tiene importantes propiedades como abono en los suelos agrícolas y es muy beneficioso para la producción de hortalizas. Sirve como agente inoculante de microorganismos para el compostaje.

En Argentina, hay dos tendencias que son cada vez más comunes: la apuesta por huertas hogareñas y también la gran cantidad de familias que vuelven a tener, como en el pasado, gallinas en sus patios.

Esto puede ser una oportunidad de complementación: los desechos de estas aves pueden ser un excelente material para fertilizar los cultivos, armando así una suerte de pequeña escala de economía circular.

LAS GALLINAS Y LA HUERTA

Tanto en el caso de las gallinas como en el de otros animales, las deyecciones son una mezcla entre sólido y líquido, lo que hace que el contenido de nitrógeno sea especialmente alto.

Este nitrógeno está compuesto en su mayor parte por proteína verdadera y ácido úrico, este último por mineralización se convierte en amoníaco, que es muy volátil y el causante del fuerte olor que arroja este estiércol, haciéndolo muy característico.

Desde el programa ProHuerta del INTA siempre se promueve el uso de todos los residuos de la agricultura o de las producciones animales en la huerta. Obviamente que el material crudo no es recomendable utilizarlo. Es decir que es necesario hacerle algún proceso.

Las opciones son mediante fermentación como el Bocashi, como se utiliza en Europa, o por el compost tradicional que muchas huertas familiares adoptan en la Argentina.

EJEMPLOS DESDE EUROPA

En ese marco, el médico veterinario Bernardo Iglesias, especialista en avicultura del INTA, habló sobre la reutilización de residuos agrícolas y animales en la huerta.

El especialista, quien ejerce en la Sección Avicultura del INTA Pergamino, menciona que en Europa se están investigando nuevas formas de utilizar estos residuos como fuente de energía debido a la saturación de nutrientes en el suelo.

El entrevistado, contó a Infocampo que hace algunas semanas viajó a Rímini, Italia, para participar del 23° European Symposium on Poultry Nutrition (ESPN) y visitó una granja donde pudo observar la importancia de la adopción del residuo animal para la producción en huerta y para aplicar a los cultivos que luego serán alimento de las aves.

“Forma parte del universo de la agricultura circular que pregonan los europeos y que debemos fomentar también en nuestro país. En producción de aves, el desecho animal puede ser compostado eficientemente y transformado en fertilizante orgánico para nutrir los cultivos que serán alimento de las aves”, insistió el especialista.

Es por ello que en Argentina, se destaca la importancia de utilizar el guano de gallina y la cama de pollo como fertilizante, tanto en pequeños como en grandes productores. “Es una manera eficiente de generar soluciones efectivas contra la contaminación ambiental e incrementar la producción por los beneficios que producen las enmiendas orgánicas”, resaltó.

COMPOSTAJE, TÉCNICA QUE CRECE

El compost sigue siendo una buena técnica; de hecho no sólo el Prohuerta estuvo trabajando mucho sobre el tema del compostaje en pequeñas extensiones o huertas familiares. Existe un grupo de trabajo que lidera el ingeniero agrónomo Nicolás Sosa en Córdoba, que ha desarrollado una técnica que se aplica con éxito en cultivos extensivos.

“En la Sección Avicultura de INTA reutilizamos todo lo que recolectamos de la cama de la granja, de todos los galpones, para esparcirlos en el campo de la experimental. Al principio se empezó a trabajar incorporando pequeñas cantidades por miedo a cualquier exceso. Sin embargo, cuando los ingenieros vieron los resultados, empezaron a formularlo en la receta agronómica”, cuenta el entrevistado.

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Este desecho, se retira de los galpones una vez al año y queda apilado en descomposición por un término no menos a los 30 días. “No sería recomendable aplicar el guano “crudo” tal como sale del galpón, sino aplicarle algún tipo de procesamiento. Primero por el riesgo sanitario que implica y segundo porque es más efectiva su aplicación en esta condición”, describió Iglesias.

No obstante, para reducir la posibilidad de algún inconveniente sanitario, siempre hay un médico veterinario que avala el traslado para la aplicación de los residuos en el campo.

“Los residuos de la granja salen siempre con un certificado sanitario, o sea, con una autorización del veterinario acreditado que dice que esa crianza no tuvo ningún tipo de enfermedades, entonces, eso sí se puede tirar en el campo tranquilamente”, explicó el entrevistado.

UN CIRCULO DE SOLUCIONES

A diferencia de Europa, la aplicación de estiércol de cama de pollo o gallinas en nuestro país es una muy buena opción. La solución comienza en las granjas, ya que posibilita una limpieza homogénea del galpón, y continua con las bondades agronómicas que este material tienen en el campo como fertilizante.

“Podemos cerrar el círculo desde lo ambiental y lo económico con la aplicación de residuos de granjas aviares en los cultivos. Ya sea extensivo o en pequeñas parcelas de la economía familiar. Es una solución para los productores avícolas que pueden aprovechar, con beneficios comprobados, los agricultores”, destacó el veterinario.

Por su parte, planteó que en Europa el estiércol de aves no es tan solicitado para fertilizar cultivos, como sí ocurre en la Argentina. “Los países europeos están saturados de nitrógeno y fósforo, con lo cual la aplicación masiva de estiércol de aves puede agravar la situación de los suelos, por lo cual ellos deciden en muchos casos quemarlos para la generación de energía eléctrica”, indicó el entrevistado.

En cambio, en la Argentina, el guano puede ser parte de la solución a la falta de nutrientes en los suelos, mediante una aplicación en cultivos que debe anexar su correspondiente receta agronómica. “Con la deficiencia de nitrógeno y fósforo que tiene nuestra agricultura, este residuo es súmamente importante y acarrea muy buenos resultados productivos”, concluyó.

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