A la espera de una tecnología salvadora contra malezas, Anton Carlen mantiene la tradición familiar de producir e industrializar arroz en Santa Fe
El cultivo de arroz se realiza en nuestro país sobre todo en una región comprendida entre Corrientes y Entre Ríos, provincias que se disputan el liderazgo productivo a lo largo de la historia. Pero si bien entre estas dos provincias concentran un altísimo porcentaje de hectáreas arroceras, hay lugar para otras provincias, y en eso
El cultivo de arroz se realiza en nuestro país sobre todo en una región comprendida entre Corrientes y Entre Ríos, provincias que se disputan el liderazgo productivo a lo largo de la historia. Pero si bien entre estas dos provincias concentran un altísimo porcentaje de hectáreas arroceras, hay lugar para otras provincias, y en eso se anota Santa Fe, que todavía tiene arrozales que se riegan con aguas del río Paraná.
El arroz es un cultivo que necesita mucha agua, y al cual se lo inunda en cierto momento del ciclo con el objetivo que no crezcan malezas que le compitan directamente. Es que el arroz resiste un tiempo en remojo, pero otras plantas no.
Desde hace tres años los productores argentinos atraviesas una intensa y feroz sequía. A partir de esto, solo pudieron mantener niveles de producción aceptables aquellas arroceras que se encuentran en las márgenes de los ríos, o poseen algún sistema de riego. Es lo que explica que este año se haya perdido mucha superficie arrocera en Corrientes, principal provincia productora, porque las represas estaban casi secas.
Anton Carlen forma parte de una tradicional familia productora de arroz en Santa Fe, precisamente en San Javier, una ciudad costera del centro este de la provincia. Además posee una planta con molino en Santa Rosa de Calchines, donde realiza la industrialización del arroz y lo vende en las grandes ciudades de la zona central del país. Si usted se cruza en el supermercado con la marca Trimacer, sepa que es santafesina y propiedad de la familia Carlen.
Pero además de la necesidad de contar con abundante agua existe otro gran problema productivo y tiene que ver con las malezas. Particularmente uno, el temido “arroz colorado”. Que no es arroz sino una maleza que le compite por los recursos. O si, es arroz, pero no el arroz que comemos.
Ese colorado trae problemas graves, que incluso de acuerdo a la estimación del productor es responsable de pérdidas en cosecha que llegan a alcanzar el 50% de lo que se recolecta. Es que el colorado por ciclos naturales ahoga al arroz bueno y tiene ciclo más corto: “Florece y tira la semilla más rápido que el otro arroz, entonces al año siguiente una sola planta tiró 100 semillas, se va multiplicando y compite con el arroz. En lote podés llegar a sacar 3.000 kilos, cuando en promedio podés hacer 7.500 kilos”, cuenta Anton a Bichos de Campo.
La Fundación correntina ProArroz explicó que “el arroz colorado es una variante de arroz cultivado que ha infestado los cultivos de arroz desde el inicio de los cultivos comerciales. Al poco tiempo que se detecta la presencia de esta maleza, las tierras dedicadas al arroz deben ser abandonadas por el grado de competencia, reducción de rendimiento y calidad que generan en el cultivo”.
Mirá la nota completa con Antón Carlen:
Carlen, como muchos otros productores arroceros, se encuentra a la espera de una nueva tecnología que permita aplicar un fitosanitario para controlar ese colorado resistente, algo que para ellos sería entrar en una nueva etapa, comparable a lo que fue en su momento la soja resistente a glifosato.
El santafesino recordó que “ya hubo en un tiempo”, un herbicida muy usado que resultaba efectivo. “Vos fumigabas y no quedaba nada. Después se fue haciendo resistente por malos usos. Ahora está por salir esta nueva tecnología de semilla de arroz, que habría que cuidarla y mucho, porque se podría volver a recuperar el área de siembra de campo infectados con arroz colorado. Si es que funciona, podría volver a sembrarse más”, explica el arrocero.
Sobre esta esperada tecnología, comenta que sería la salvación del arroz: “La única solución (por ahora) es la rotación de cultivos. Y si llega a salir la tecnología esta, hay que cuidarla como oro, porque si no pasa lo que pasa siempre, dura tres o cuatro años.
-¿Te referís a algún herbicida específico?
-Claro. Con Facet (un herbicida pre y postemergente sistémico de Basf) vos fumigabas y lo único que veías era arroz. No quedaba nada.
-¿Qué tecnología es la que esperan ahora?
-Dicen que es una semilla de arroz nuevo, que sale resistente a cletodim (Herbicida sistémico no residual, del grupo de los graminicidas). Con lo cual tenés un principio activo que mata el arroz colorado y el capín. Ese sería nuestro salvavidas. Mientras tanto, hacemos rotación de cultivos.
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