Ante la fuerte caída del poder de compra de los granos, la campaña 2022/23 tendrá menos tecnología
Un informe de CREA relevó que la soja y el maíz perdieron alrededor del 40% de su poder de compra. Eso derivará en un menor uso de insumos, como fertilizantes y herbicidas. A los productores de países competidores, la urea les cuesta más barato.
El incremento en el costo de insumos, el escenario complejo en materia económica y la incertidumbre climática modificará la estrategia comercial de los productores agrícolas. Esta tendencia tiene un correlato con las primeras estimaciones de la campaña de granos 2022/23, que en trigo ya confirmó una caída del área sembrada, en relación al año pasado.
En este escenario y de acuerdo a un relevamiento de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), los agricultores reemplazarán insumos y ajustarán cantidades, sobre todo en gramíneas.
“La capacidad de compra del productor argentino se ve condicionada por el contexto local”, señalaron. Para la campaña 2022/23, con una tonelada de soja y maíz se compra menos volumen de urea, en comparación a competidores directos como Estados Unidos, Uruguay y Brasil.
LOS GRANOS PERDIERON PODER DE COMPRA
En soja, el poder de compra en relación al ciclo anterior cayó entre 35% y 50%, mientras que en maíz la pérdida de poder adquisitivo oscila entre 20% y 40%.
“Dada la incertidumbre y los altos precios del mercado de insumos, un 23% y 20% de las empresas planean reemplazar fertilizantes y herbicidas, respectivamente”, advirtieron. Además, un 29% planea disminuir las dosis de nutrientes.
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“En una primera aproximación, la menor capacidad de pago del productor impactaría en la producción y en la sostenibilidad de los sistemas”, agregaron. En 2021, la reposición de nutrientes, de acuerdo a cálculos privados, llegó a las 5,6 millones de toneladas, cifra récord para el sector.
Para este año, y con productores que ante la incertidumbre climática y económica juegan a la defensiva, las estimaciones proyectan que no se podrá superar el volumen. Un ejemplo de esta situación es el trigo, uno de los cultivos más demandantes de esta tecnología. Para este año, la cosecha caería en casi 5 millones de toneladas.