El valor de la energía: una bodega apuesta a la vitivinicultura biodinámica
Los detalles de un modelo productivo que está implementando una empresa mendocina, que "supera la producción orgánica", según sus dueños. Un dato: para algunas labores, se tiene en cuenta el calendario lunar.
Por Carla Luna
Desde que comenzó la producción de alimentos, la agricultura evoluciona junto con el hombre. En ese marco en que la búsqueda de los tiempos actuales es de una conexión energética con la Tierra es que surge el concepto de agricultura biodinámica.
Se trata de un método de producción ecológica basado en las teorías de Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, que habla de la interrelación entre suelos, plantas y animales, tratando el conjunto como un sistema en equilibrio donde la naturaleza y las energías se encuentran.
Bajo este paradigma, Alpamanta inauguró su bodega en Ugarteche, Luján de Cuyo, donde sorprende que, a pesar de la magnitud de su nuevo establecimiento vitivinícola, resultó diferenciador su impronta biodinámica, donde los viñedos brindan un gran protagonismo según su propia expresión.
¿Cuál es el valor agregado? Marca un punto superador a la línea de orgánicos (lo cual da por hecho), y coloca al hombre casi a un costado, solo como un facilitador del crecimiento del cultivo, y centrándose en el valor de la energía de la planta.
La biodinámica, una filosofía
“Cuando haces biodinámica hay un punto filosófico. Cada persona es única e irrepetible. Nosotros trabajamos desde el manejo del viñedo con el fin de que exprese su individualidad lo máximo posible”, explica Ricardo García, agrónomo de Alpamanta, una finca donde interactúan las viñas, los animales y otras especies de plantas, cada una aportando al ecosistema.
La enóloga de la firma asegura que ningún vino será igual porque cada uno manifiesta su propia expresión, la de su tierra y su evolución: “Nuestro compromiso es trabajar de manera armoniosa con la naturaleza y producir vinos que respeten y expresen el ‘terroir’”.
“La agricultura biodinámica en nuestros viñedos nace como una necesidad de ir un paso más allá en búsqueda de salud de nuestra finca a largo plazo y cuidado de medio ambiente”, agrega Andrej Razumovsky, uno de los tres socios propietarios de Alpamanta.
Modelo productivo
Así es que la finca realiza distintas aplicaciones de preparados, según la filosofía de Rudolf Steiner, para ayudarle a las plantas a mantenerse fuertes.
“Manejar la energía en los preparados activa fuerzas. Cuando se hacen los preparados de campo 500 y 501. El primero se aplica en un momento en que los flujos son descendentes y llevas las energías hacia abajo, mientras que en el momento de crecimiento, cuando la plata llega al envero o cambio de color, se aplica el 501 que concentra la planta”, explica García.
Y agrega: “Eso es un claro manejo de la energía, de las fuerzas y las lunas. Manejas los calendarios biodinámicas. Tener una conjunción de constelaciones lunares y energéticas que determinan momentos propicios para proceso bilógicos específicos”.
En ese sentido, el calendario astronómico de Thun es otra herramienta clave, que ayuda elegir el óptimo momento para definir tareas cruciales como la poda, cosecha y embotellado de nuestros vinos según la constelación y circulo lunar. Se cosecha según los ciclos de la luna. Este tipo de agricultura incluye en movimiento de flujos.
Finalmente, otro factor clave en este modelo es el compost natural que se forma con deshechos de la finca y fortalece la fertilidad del suelo.
“Es un escalón más que lo orgánico. Porque las restricciones son mayores, las convicciones son más férreas. Y si te vas a la ciencia dura, nada te va a decir que un vino producido con biodinámica es mejor que otro que no lo es. Se trata de percibir la energía, las cosas vividas, las sustancias, sabores en la boca y densidades diferentes”, subraya García.
En otras palabras: si bien la certificación puede llevar procesos similares a lo orgánico, se trata de una concepción diferente en función del respeto del medio ambiente y la manera de brindar el terruño a los consumidores.
“Lo primero es la convicción. No son inversiones mayores, es una manera distinta de hacer las cosas. Es más cualitativo que cuantitativo”, cierra.