El precio de la carne hoy, aquel que se sentó en el 2010 luego de restricciones al comercio
Un estudio del Movimiento CREA, que analiza el tema de las exportaciones argentinas, va a fondo en los hechos históricos del comercio ganadero, muy conectados con la actualidad.
En los últimos años, el comportamiento de las exportaciones en Argentina fue sumamente negativo, introduce el último informe macroeconómico realizado por el Movimiento CREA.
En efecto, agrega, desde el máximo alcanzado en el año 2011 (82.981 millones de dólares), las ventas al exterior se retrajeron 34%, totalizando 54.833 millones de dólares en 2020. Este porcentaje, por ejemplo, duplica a la retracción que sufrió Brasil, también muy dependiente de los productos agrícola.
El inicio del análisis se encuadra ante la advertencias de las últimas semanas del Gobierno que desliza la posibilidad de mayores restricciones a las exportaciones, para mantener en línea el precio de los alimentos en el mercado interno. La carne, el caso más emblemático por estos días.
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Al respecto, el informe cita las contrariedades del Estado ya que la intención de exportar más es la primera meta establecida en el documento “El desarrollo productivo en la Argentina pospandemia”.
A pesar la importancia y la consideración para activar el comercio exterior, el trabajo de CREA indica que, actualmente, hay múltiples factores internos que atentan contra vender más al exterior: las restricciones cambiarias, los derechos de exportación y problemas más sistémicos, como la infraestructura disponible.
En efecto, varios productos alimenticios ya tuvieron restricciones cuantitativas en el pasado, siendo quizás los casos más representativos, además de la carne, los del trigo, la leche y el maíz.
LA CARNE
En el caso de la carne, las restricciones iniciadas en el 2005/06 a la demanda externa se tradujeron en una caída inicial de los precios que opera como una señal para reducir el stock vacuno y, consecuentemente, la producción de carne. De esta manera, entre 2006 y 2011 el stock se redujo en 12 millones de cabezas y la producción de carne en un 28%.
Como consecuencia de la caída de la producción, en el largo plazo, las restricciones, que apuntaban a reducir los precios internos, terminaron teniendo un efecto contrario al buscado, detalla el trabajo.
Así, desde 2010, en paralelo a la contracción de la oferta, se dio un incremento cercano al 40% en términos reales, posicionando a la carne en un nuevo piso de precios que aún hoy persiste.
A partir de 2018 se inicia una nueva etapa donde es difícil separar la evolución del mercado de la carne en particular de la contracción de la economía en general.
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El consumo interno de carne se redujo un 15% entre 2018 y 2020 pese a que la oferta de carne aumentó, lo que permite inferir que no
se trata de un fenómeno de abastecimiento, sino que corresponde a una perdida generalizada del poder adquisitivo de los salarios.
En efecto, desde 2018 la caída del salario real fue de 14,9% mientras que la del salario real en términos de carne fue de 17,8%.
De esta forma, analiza el trabajo caben otras herramientas menos distorsivas para la producción y las exportaciones si se desean usar políticas específicas para lograr el objetivo de mantener el consumo de proteína animal en un cierto nivel: en primera instancia, se debe considerar la evolución de la canasta completa de proteínas animales, incluyendo pollo y cerdo.
Mientras que al interior de la carne vacuna, se debe tener en cuenta que la carne no es un “commodity” y hay diferentes formas de integrar la producción argentina al mundo, pudiendo privilegiarse aquellas que no compitan con el mercado interno.
“De hecho, actualmente el 70% de la producción se destina a China, que tracciona sobre sobre cortes de vacas y toros, que no son de habitual consumo a nivel interno”.