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Fernando Milano expone el costo oculto de producir carne con granos: Se consume mil veces más petróleo que en un pastizal natural

Fuente: Bichos de Campo 15/01/2021 11:17:36 hs

Este Bichos de Campo que usted está leyendo, por fortuna y como alguna vez nos propusimos, se ha transformado en una plataforma de noticias que intenta a la vez exponer los debates de fondo que cruzan el agro argentino, en materia social, ambiental y política. El veterinario Fernando Milano, que  es docente de Recursos Naturales

Este Bichos de Campo que usted está leyendo, por fortuna y como alguna vez nos propusimos, se ha transformado en una plataforma de noticias que intenta a la vez exponer los debates de fondo que cruzan el agro argentino, en materia social, ambiental y política. El veterinario Fernando Milano, que  es docente de Recursos Naturales y Sustentabilidad en la Universidad Nacional del Centro (Unicen), nos planteó uno de estos temas centrales de los que poco hablan y que cuestiona el fondo de la producción ganadera del país, cada vez más dependiente de granos y pasturas implantadas.

El asunto que no es tan visible, según Fernando, es la ineficiencia de la ganadería en el uso de los combustibles fósiles. O mejor dicho, la ineficiencia de algunos sistemas de producción ganadera, porque no todo es ineficiente. En este sentido afirma: “El pastizal natural en sinónimo de independencia energética”.

“Un ejemplo de esto es el hecho de que un kilo vivo de carne producido sobre pastizales naturales tiene un gasto mínimo de energía subsidiaria (fósil) y que cuando se le empieza a dar grano (elaborado sobre una base fósil) y considerando la gran ineficiencia de los bovinos para usar granos, se termina usando para el mismo kilo vivo de carne, unas 1000 veces más de petróleo”, nos describió.

En esta entrevista, Milano se dedicó a explicarnos por qué considera que la utilización de granos y pasturas implantadas en las dietas de los bovinos no sería un sistema de producción ganadera tan eficiente como creen algunos:

“Para verlo desde una perspectiva histórica, el ser humano trabajó la tierra con energía a sangre hasta fines del siglo XIX o principios de XX. Al país comienzan a llegar los primeros tractores alrededor de 1940, justo cuando estaba en plena explosión la Revolución Verde mundial, entre otras cosas  empujada por la fuerza del petróleo”, relato Milano. El petróleo, en ese proceso, comenzaba a tallar como un insumo para la agricultura.

La historia sigue: a fines de los 50 o principios de los 60, las empresas estadounidenses que comercializaban granos comenzaron a ver los frutos de la Revolución Verde y a tener excedentes. “Había un aumento de la productividad muy importante. Y entonces encontraron una manera para diversificar el negocio, que fue empezar a darle de comer grano al animal que ellos más consumen, que es el bovino”, contó el docente de Unicen.

“Así empieza una cuestión rara: no hay cosa más antinatural que darle granos a una vaca, que fue creada por la naturaleza para digerir la celulosa, que es lo opuesto al grano como tipo de forraje”, destacó. Lo cierto es que en Estados Unidos explotaron los feedlot como sistemas de producción de carne.

La historia sigue: En 1973 los países árabes de plantaron y estalló la primera gran crisis del petróleo. “Entonces la ciencia se pone a investigar qué bienes estaban utilizando ese petróleo y de allí vienen los primeros trabajos sobre la eficiencia energética de los sistemas ganaderos”, relató Fernando. Claro que aquí todavía no había feedlots, que irrumpieron recién en los años 90. Pero lo que se investigó primero fueron las eficiencias de los pastizales naturales frente a los verdeos.

“Los pastizales naturales, que son aquella población que naturalmente crece en el lugar, sean gramíneas, arbustos o bosques, tiene un proceso adaptativo extraordinario. Obviamente no produce por hectárea lo que producen otro tipo de pasturas o verdeos, pero tienen la ventaja de la resiliencia. Pero en la Argentina se fueron achicando ya que paulatinamente fueron reemplazados por pasturas y por granos, en el avance de la frontera agrícola”, advirtió el veterinario.

Para Milano, los servicios ecosistémicos que prestan los pastizales naturales son extraordinarios. “El pastizal natural aporta enormes beneficios para la sociedad y uno de ellos es la eficiencia energética. No hay sistema que gaste menos petróleo, porque se basa esencialmente en el sol. Es lo contrario de un verdeo de avena, que lo tenés que sembrar, cosechar y todo es maquinaria. Alguna vez leí un artículo que decía con razón: ‘Comemos petróleo”.

En este punto, Milano nos aporta una investigación de un grupo de la FAUBA integrado entre otros por Elizabeth Jacobo y Rodolfo Golluscio, que fue varios años decano de esa facultad, y que investigó justamente este tema en la Cuenca del Salado comparando diversos planteos productivos.

“En realidad es un trabajo simple de hacer porque es como un presupuesto económico con la diferencia de que, en vez de que la unidad sea dinero, es una unidad de energía (calorías o joules). Se calcula lo que se gasta en energía fósil y se divide por lo que se produjo (en kilo vivo o en energía contenida en ese kilo vivo)”, detalló el profesional, que recomendó a los productores hacer los mismos cálculos en cada uno de sus planteos.

El grupo calculó el uso de combustible fósil y la eficiencia en el uso de combustible fósil (son dos indicadores diferentes) con campos que funcionan a sol y pastizales (en el gráfico, C1 y C3 por ejemplo)  contra otros campos que tienen mayor nivel de insumos (C9 a C13).

La evidencia que surge del trabajo es que “hay campos de cría en la cuenca del Salado que usan, por kilo producido, hasta 1.100 veces más petróleo. El número impacta pero las caídas de la eficiencia cuando metés productos agrícolas en la boca de un animal, que es enorme”, destacó Milano.

Para el docente, a esta altura, hay evidencia suficiente de que “los sistemas que se promueven como más productivos por unidad de superficie en realidad son mucho más ineficientes en el uso de la energía fósil y por tanto de mayores gastos (el margen bruto dependerá también del precio final del producto), mayor contaminación (y no sólo atmosférica por dióxido de carbono) y mayor dependencia tecnológica”.

“Cuando en un campo se usa casi exclusivamente energía solar a través del pastizal natural o de pasturas naturalizadas se producen relativamente menos kilos de carne por hectárea al año, pero casi no se gasta nada de energía fósil”, insistió.

Y recordó que “el petróleo permitió grandes avances para la humanidad pero también genero un gran impacto ambiental”. En comparación, afirmó que el pastizal da muchos más servicios ecosistémicos para la calidad de la atmósfera, suelo, agua y biodiversidad y  es muy estable (heladas, fuegos, enfermedades, sequías): siempre vuelve solo, sin gastar nada.

La peor nota desde esta mirada se la llevan los engordes a corral. Describió el veterinario que “mayoritariamente allí es a grano la alimentación y, además, se lo llevan al corral con más combustible. Por supuesto que los animales engordan más rápido porque no tienen que moverse, pero la eficiencia en el uso de energía fósil cae bastante  más” que en una pastura implantada a campo.

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