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De la genética a la adaptación al campo: las claves para elegir un toro “funcional” y potenciar la cría

Fuente: Infocampo 08/11/2025 06:01:15 hs

Desde el INTA Dean Funes destacan que la elección de un toro no debe basarse solo en la genética o la apariencia, sino en su funcionalidad y adaptación al sistema productivo. Cuáles son las pautas a tener en cuenta para encontrar los mejores resultados.

La elección del toro sigue siendo una de las decisiones más estratégicas dentro de un sistema de cría. No solo porque determina buena parte del progreso genético del rodeo, sino porque incide directamente en la productividad, la eficiencia reproductiva y la rentabilidad del negocio ganadero.

En un contexto en el que la presión por mejorar resultados es cada vez mayor, desde el INTA Deán Funes (Córdoba) Manfredi remarcan que “no se trata de elegir el toro más lindo o el de mejor pedigrí, sino el más funcional para el sistema productivo en el que se lo va a usar”.

Víctor Hugo Burghi, médico veterinario del INTA, sostiene que la clave está en combinar genética y funcionalidad.

Un toro funcional es aquel que puede cumplir su tarea reproductiva con eficacia, resistir el trabajo de servicio, adaptarse al ambiente y transmitir caracteres deseables a su descendencia”, explica.

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Por eso, el proceso de selección debe comenzar mucho antes del remate o de la compra, con una evaluación objetiva de las necesidades del campo y de los objetivos del criador.

UN ENFOQUE INTEGRAL DE LA SELECCIÓN

Burghi destaca que el productor debe tener claro qué busca: mejorar peso al destete, fertilidad, mansedumbre, precocidad o calidad carnicera.

En función de eso, se eligen las herramientas de selección más adecuadas, como los DEP (Diferencias Esperadas en la Progenie) o los índices de selección que combinan distintos rasgos productivos.

“Los DEP son una herramienta valiosa, pero hay que interpretarlos dentro del contexto del rodeo y del ambiente. No sirve de nada elegir un toro con excelentes números si no se adapta a las condiciones del campo donde trabajará”, aclara.

Por eso, los especialistas del INTA proponen un enfoque integral que contemple tanto la información genética como la evaluación fenotípica y sanitaria. En este punto, la revisión del veterinario es fundamental.

“El examen clínico y reproductivo previo al servicio es una práctica ineludible. Hay que asegurarse de que el toro esté sano, sin lesiones, con buena conformación testicular, libre de enfermedades venéreas y con una buena capacidad de desplazamiento”, señala Burghi.

ESTRUCTURA, APLOMOS Y CAPACIDAD FUNCIONAL

Más allá de los datos genéticos, el aspecto estructural del toro es determinante. Los aplomos, la conformación general, la musculatura y la estructura ósea deben ser acordes al tipo de campo y al servicio al que será destinado.

“En campos extensos o con topografía complicada, un toro pesado o con defectos de aplomo tendrá dificultades para recorrer y servir las vacas. En cambio, uno más ágil, bien aplomado y con buena estructura funcional podrá cubrir más hembras con menor desgaste físico”, detalla el veterinario.

La evaluación del desplazamiento y la funcionalidad del toro en el lote permite identificar ejemplares que, aunque sean genéticamente superiores, no están en condiciones de trabajar eficientemente. De hecho, en los remates de cabañas, los técnicos del INTA suelen insistir en observar al animal en movimiento y no solo en estática. “El mejor toro es el que trabaja sin problemas, no el que más impresiona en la pista”, resume Burghi.

SANIDAD Y CAPACIDAD REPRODUCTIVA

Otro de los aspectos que define la funcionalidad del toro es su capacidad reproductiva real. Los especialistas recomiendan realizar pruebas de capacidad de servicio y de calidad seminal antes del inicio de la temporada. Estas prácticas permiten conocer la fertilidad individual y prevenir pérdidas económicas derivadas de bajos índices de preñez.

“Un solo toro infértil o con baja capacidad de servicio puede comprometer seriamente el resultado del entore”, advierte Burghi. Por eso, desde el INTA recomiendan realizar exámenes reproductivos completos cada año, incluso en toros que ya se usaron previamente.

Además, se sugiere mantener al día el plan sanitario, con vacunaciones y control de enfermedades venéreas, como tricomoniasis y campilobacteriosis.

GENÉTICA ADAPTADA Y MANEJO RESPONSABLE

Si bien la genética de punta es un motor de progreso, el INTA insiste en que el éxito de un toro depende de su adaptación al medio. “No es lo mismo un toro seleccionado en zonas templadas que uno que trabajará en ambientes más duros, con alta carga térmica o deficiencias forrajeras. La adaptación ambiental es tan importante como el mérito genético”, explica el especialista.

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A la par, un manejo responsable del servicio garantiza la durabilidad del reproductor y la eficiencia del rodeo. Burghi recomienda ajustar la relación toro:vaca según las condiciones del campo y la edad del toro, planificar el descanso entre servicios y evitar el sobreuso en toros jóvenes.

“La vida útil de un buen toro puede extenderse varios años si se lo cuida adecuadamente y se lo utiliza dentro de sus posibilidades”, subraya.

UNA INVERSIÓN ESTRATÉGICA

Lejos de ser un gasto, elegir correctamente un toro funcional es una inversión estratégica que impacta en toda la cadena productiva. Cada decisión de selección se traduce en genética incorporada al rodeo y en mejoras acumulativas que se verán reflejadas en el largo plazo.

“El toro es el padre de cientos de terneros; su influencia sobre la productividad del rodeo es mucho mayor que la de cualquier vaca individual”, recuerda Burghi.

Por eso, el mensaje del INTA Manfredi es claro: elegir un toro funcional es elegir eficiencia, rentabilidad y sostenibilidad productiva. Un animal bien seleccionado, sano y adaptado al ambiente no solo mejora los índices de preñez, sino que asegura el crecimiento sostenido del rodeo y la calidad de la carne argentina.

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