Con el aval de la Red BPA, impulsan una ley nacional para regular la aplicación de fitosanitarios

La iniciativa establece “presupuestos mínimos ambientales” para el uso de fitosanitarios. Propone distancias mínimas de las zonas urbanas de 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y de 45 metros para aéreas.
Los diputados Atilio Benedetti (Unión Cívica Radical) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) presentaron un proyecto de ley de presupuestos mínimos ambientales para la aplicación de fitosanitarios en toda la Argentina.
El texto, elaborado junto con la Red de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), espacio que agrupa a más de 80 instituciones del sector privado agropecuario, y acompañado por otros 20 legisladores de diferentes fuerzas políticas, “busca compatibilizar la actividad agrícola con la tutela de la salud y el ambiente”, señalaron los diputados.
En este marco, destacaron el hecho de que el proyecto, que aborda un tema siempre sensible en la relación entre el campo y la ciudad, se apoya en un amplio consenso alcanzado entre instituciones del sector productivo, académico y social, lo que le otorga un carácter federal y plural.
“Viene a cubrir un vacío normativo y ofrece un marco común que aporte previsibilidad, transparencia y confianza, tanto para la ciudadanía como para los actores productivos. De esta manera, se busca garantizar que la producción agropecuaria pueda desarrollarse de manera innovadora, competitiva y sostenible, en equilibrio con la protección de la salud y el ambiente”, agregaron.
En lo político, un dato no menor es que Benedetti es el presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara Baja, con lo cual seguramente podrá lograr que el tratamiento de este proyecto pueda ser logado.
FITOSANITARIOS: UNA REGULACIÓN NACIONAL
Para Benedetti, no se trata exclusivamente de responder las demandas sociales, sino también de “una apuesta estratégica para el futuro del sistema agroalimentario, que debe ser competitivo, tecnológicamente innovador y ambientalmente sostenible”, enfatizó.
En ese sentido, el núcleo de la propuesta es la implementación de buenas prácticas de aplicación de fitosanitarios. Esto significa que cada aplicación deberá realizarse con equipos registrados y en condiciones meteorológicas adecuadas, respetando zonas de resguardo y bajo receta de un profesional matriculado.
Con ello se busca asegurar trazabilidad, responsabilidad técnica y seguridad en cada práctica, reduciendo riesgos de deriva y promoviendo un manejo responsable en relación con comunidades, cursos de agua y áreas naturales protegidas.
Fitosanitarios: una medida del Senasa permitirá reducir la cantidad de envases en circulación
A tal efecto, el proyecto diseña un marco regulatorio con protecciones mínimas que regirán en todo el territorio nacional, sin perjuicio de las potestades que las provincias tienen para incrementar esa protección teniendo en cuenta su geografía y particularidades locales.
El texto establece además la noción de zonas sensibles, de exclusión y de amortiguamiento, categorías territoriales que permiten ordenar de manera objetiva y transparente el uso de fitosanitarios según la cercanía con poblaciones, escuelas rurales, centros de salud o áreas de valor ambiental y cultural.
A modo de ejemplo, se establecen distancias mínimas desde las zonas sensibles de 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. También se refuerza la capacitación obligatoria y periódica de todos los actores involucrados y el control de los equipos aplicadores.
“La propuesta se alinea con el mandato constitucional de preservar el ambiente y con los compromisos internacionales del país en materia de desarrollo sostenible y además ofrece un marco que tiene por objetivo cuidar la salud de la población, asegurar transparencia en la información y garantizar la continuidad”, destacó Ferraro.
El texto normativo contempla también que los productos a utilizar sean exclusivamente aquellos autorizados por el SENASA, conforme a sus marbetes y hojas de seguridad, garantizando un control estricto sobre la legalidad y la seguridad de los insumos empleados, como también de sus equipos aplicadores y la capacitación obligatoria y periódica de quienes los operan.
“De este modo, la iniciativa eleva los estándares de seguridad y trazabilidad en la aplicación de fitosanitarios, garantiza la protección de la salud y del ambiente, y brinda un marco claro y uniforme para toda la actividad agropecuaria del país, respetando las particularidades provinciales y los compromisos internacionales de desarrollo sostenible”, cerraron.