Luz de alerta para la soja: “Perdimos proteína en los granos y en algún momento nos van a penalizar”

La “brecha de proteína” fue uno de los temas que se tocaron en el reciente Seminario Acsoja. También se pidió una “Ley de Alquileres” agropecuaria que emule el modelo uruguayo. Seguí el Especial Soja de Infocampo.
Mucho se ha debatido en los últimos años en materia de brechas de rendimiento en la agricultura argentina. El mensaje, dicen desde los espacios donde más se buscó instalar el debate, puede que sea lento pero viene siendo fructífero.
Sin embargo, la cuestión no es solo la cantidad, sino también la calidad, y es uno de los temas clave que se analizan en esta edición 2025 del Especial Soja de Infocampo.
La instalación del término “brecha” dio por estos tiempos lugar otro índice que aparece en los tableros: la cantidad de proteína en los granos y la necesidad de sostener esos porcentajes en la composición de los porotos de soja.
El reciente Seminario Acsoja que se realizó en la Bolsa de Comercio de Rosario fue uno de los ámbitos en el cual algunos referentes se explayaron sobre este punto. Uno de ellos fue Daniel Miralles, docente e investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
Daniel Miralles
Miralles, luego de participar en el panel “De una Agricultura defensiva a una agricultura ofensiva”, ahondó en la necesidad de comenzar a adentrarse en el aspecto proteico de los granos.
“A medida que fue aumentando el rendimiento que hoy está en una ganancia de 30 kilogramos por hectárea por año, dicho rendimiento fue alcanzándose a base de genética y manejo, pero en los últimos años está estancado”, planteó.
E indicó: “Esa ganancia en rendimiento fue diluyendo la proteína”.
“Ganamos en rendimiento, en el rendimiento de la biomasa, pero perdimos la capacidad de sostener la proteína en los granos y en algún momento nos van a penalizar”, alertó.
CÓMO MEJORAR LOS NIVELES DE PROTEÍNA EN LA SOJA
Para Miralles, de seguir la tendencia, habrá que delinear una estrategia de división de dosis.
“En algún momento en la Argentina, cuando sea rentable, se deben aplicar foliares con una cantidad de nitrógeno con el cual cuando el nódulo no pueda suplir ese nitrógeno haya que suplirlo por arriba, y para eso tenemos que tener fertilizantes con dosis de nitrógeno importantes que no dañen al área foliar”, expresó.
Se estima, según sus cálculos, en aplicaciones de hasta un 20% de nitrógeno fertilizante. “Eso sería lo razonable”, explicó.
“Hoy tenemos fertilizantes foliares de entre 20% y 33% de nitrógeno foliar. Esos son los que funcionan, porque menos de un 5% en la soja no va cambia en nada en la soja. Hay que mirar la hoja de seguridad, el marbete, y comprar algo que realmente nos sirva sino queremos que nos penalicen por proteína”, definió.
SOJA: DE LO DEFENSIVO A LO OFENSIVO
Otro de los puntos que señaló Miralles tuvo que ver con la intención de que los productores de soja puedan pasar de una agricultura “defensiva” a una “ofensiva”. Sobre este punto, aseguró que “hay que entender primero el cultivo y dónde están los periodos más críticos”.
“Ese período de postfloración es muy crítico para el cultivo porque la materia seca se genera allí. Y entonces ahí es donde tenemos que asegurar la mayor cantidad de nutrientes, la mejor condición de temperatura y radiación en ese cultivo. Entonces, ese es un aspecto netamente de la funcionalidad del cultivo”, expuso.
En ese marco señaló que un punto crítico es de la fecha de siembra. “Perdemos entre 40 o 50 kg por hectárea por día, por cada día de atraso. Pero también hay otros puntos que tienen que ver con la nutrición, que es un factor clave en la cual no solo son importantes los macronutrientes como nitrógeno, fósforo, azufre, sino otros micronutrientes que están apareciendo como boro o zinc”.
“Y a su vez tenemos otros problemas del suelo como la acidificación: cada vez más el contenido de calcio se va perdiendo en los suelos de Argentina y entre esa pérdida de nutrientes, la acidificación de los cultivos y la compactación es donde tenemos problemas para absorber”, remarcó.
En ese contexto, señaló que la genética “ha mejorado mucho en Argentina”.
“Sobre todo en algunos grupos como los cuatro, los más usados en Argentina, o los grupos cinco, o los tres largos. Pero muy poco se ha hecho en mejoramiento en los grupos dos: hoy se está repensando el mejoramiento en esos grupos que van para zonas muy particulares como los nichos del sudeste y del sudoeste con sojas de grupos más cortos. Hay que enfatizar eso”, expuso.
ALQUILERES: CÓMO IMPACTA EN LA SOJA
Ese pasaje hacia lo “ofensivo”, remarcó Miralles, está cruzado a su vez por una agricultura que se realiza en campos alquilados, mayoritariamente. Ante la situación, explicó, “el productor llega a un campo en el cual “no conoce la trazabilidad de ese cultivo”.
“Entonces llega a tratar de ver cómo puede maximizar la rentabilidad de ese cultivo en particular, ni pensar en la rotación, y eso es un gran problema”, comentó.
A raíz de eso puso el ejemplo de lo que sucede en Uruguay. Según destacó, en el país vecino existe una Ley de Tierras a través de la cual se planifica la rotación de los cultivos.
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“En Argentina no tenemos nada de eso, y entiendo que es mucho más difícil implementarlo en un país más heterogéneo y grande como es Argentina respecto a Uruguay. Pero tenemos que cambiar y proponer una ley de alquiler a mediano y largo plazo, eso impacta mucho”, calificó.
Y agregó que “el que arrienda trata de buscar su máxima rentabilidad en ese cultivo único y eso atenta contra la famosa sustentabilidad o sostenibilidad de los suelos a largo plazo”.
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