La menor inflación reflota el consumo de carne en Argentina: 5 kilos más por habitante por año

Según el último informe del Rosgan, el consumo de carne vacuna, aviar y porcina muestra una recuperación sostenida en 2025. Con más poder adquisitivo y menor presión inflacionaria, el consumidor local revaloriza su dieta cárnica y absorbe buena parte de la producción que no se exporta.
El consumo de carne en Argentina parece estar reencontrándose con su histórica “zona de confort”. Así lo refleja el último informe del Rosgan, que destaca un crecimiento en la demanda local no solo de carne vacuna, sino también de pollo y cerdo.
Lo más destacado del fenómeno es que este repunte no se dio por precios a la baja, sino por una mejora real del poder adquisitivo, en un contexto de inflación contenida.
Entre enero y junio de este año, la producción nacional de carne vacuna alcanzó las 1.516 mil toneladas, de las cuales solo un 24% fue al mercado externo, debido a una caída interanual del 19% en las exportaciones.
El resto —unas 1.153 mil toneladas— quedó en manos del consumo interno, lo que representa un 11,4% más que en el mismo período de 2024.
EL REPUNTE DEL CONSUMO DE CARNE
El dato más significativo: en términos per cápita, el argentino pasó de consumir 47,6 kilos de carne vacuna a 50,2 kilos anuales, incorporando 2,6 kilos a su dieta.
A esto se sumaron un kilo más de carne aviar y 1,3 kilos de carne porcina, lo que llevó el consumo total de proteínas cárnicas a más de 114 kilos por habitante, 4,9 kilos más que el año pasado.
El consumo interno de carne vacuna repunta con fuerza y vuelve a superar los 50 kilos por habitante
Este escenario se dio incluso cuando los precios mostraron incrementos interanuales:
- Carne vacuna: +59%
- Carne porcina: +62%
- Carne aviar: +48%
Todo esto frente a una inflación que se mantuvo por debajo del 40% interanual.
EL PODER DE COMPRA Y EL GASTO EN CARNE
La clave, de acuerdo con el Rosgan, está en los salarios. Según datos del RIPTE a mayo, el salario promedio aumentó un 62,5%, superando ampliamente a la inflación, lo que generó una recuperación del poder adquisitivo.
Esta mejora se tradujo directamente en el consumo: el gasto estimado en carne vacuna creció un 61% interanual, en línea con el aumento de ingresos.
Durante los primeros cinco meses del año, los ingresos crecieron un 19% frente a una inflación del 13%, lo que permitió al consumidor destinar un 36% más de su gasto cárnico a la carne vacuna, que parece estar reconquistando su lugar preferencial en la mesa argentina.
“A medida que la inflación comienza a ceder, el consumidor vuelve a optar por la carne vacuna”, sostiene el informe del Rosgan. “La proteína animal recupera protagonismo en la dieta local, tras años de ajustes y sustituciones”, agrega.
¿HASTA DÓNDE LLEGARÁ LA FIRMEZA DEL CONSUMO?
El interrogante hacia adelante es si el mercado interno podrá seguir absorbiendo estos niveles de producción, especialmente en un contexto donde la oferta tiende a crecer.
Según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), los feedlots mantienen más de 2 millones de cabezas encerradas y la oferta mensual de animales gordos supera las 450 mil cabezas. A esto se suma una mayor cantidad de hacienda en recría, que también ingresará al mercado en los próximos meses.
En paralelo, se espera una reactivación de las exportaciones a partir de la baja de retenciones y un leve repunte del tipo de cambio oficial, aunque persisten dudas en torno a la estabilidad cambiaria en un año electoral.
Mientras tanto, el mercado interno se consolida como el principal sostén del sector cárnico, reconfigurando un escenario donde el consumo doméstico vuelve a tener un papel protagónico.
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