Maratón de siembra en Ramallo: 1.680 hectáreas en 20 días, sin frenar un segundo

Mariano Ostan, contratista rural, sembró día y noche durante tres semanas junto a su hijo y dos colaboradores. Implantaron siete cultivos distintos en la zona de El Paraíso, gracias a una sembradora versátil que les permitió no detenerse ni un solo día.
Durante 20 jornadas consecutivas, Mariano Ostan, contratista oriundo de Ramallo, lideró una hazaña productiva en pleno corazón agrícola de la provincia de Buenos Aires.
Con base en la localidad de El Paraíso, sembró 1.680 hectáreas sin descanso, acompañado por su hijo de 26 años y dos ayudantes que se turnaban para mantener el ritmo sin pausas.
La siembra incluyó nada menos que siete cultivos diferentes: trigo, cebada, arveja verde, arveja amarilla, lenteja, alpiste y vicia.
Esta diversidad exigió una sembradora ágil y adaptativa para enfrentar distintos tipos de semillas y condiciones de suelo, sin perder tiempo entre cada lote.
EL HITO SEMBRADOR DE RAMALLO
La clave para sostener este ritmo fue la sembradora Neo de Indecar, una máquina diseñada para facilitar la logística y adaptarse a múltiples necesidades.
Ostan, con más de 20 años de experiencia como contratista, eligió esta herramienta por su capacidad de plegado rápido y su simpleza para trasladarse entre campos.
“Las máquinas de dos módulos eran muy engorrosas para moverse, mientras que esta me permite circular por la calle sin problemas”, explicó el protagonista.
Además, destacó la calidad de siembra lograda: “La implantación fue impresionante. El sistema Plant Force hace que el cultivo nazca parejo, sin problemas de surcos abiertos ni atascos”.
ORGANIZACIÓN, FAMILIA Y PASIÓN POR EL CAMPO
El esquema de trabajo fue exigente, pero meticulosamente planificado. Mariano cubría el turno nocturno, desde las 23 hasta las 6 de la mañana, mientras que su hijo se hacía cargo del resto del día. A su vez, los dos colaboradores se encargaban de mantener abastecida la sembradora con insumos para no perder un solo minuto.
“Desde que tengo uso de razón estoy entre los fierros”, agregó Ostan, quien estudió en la Escuela Agrotécnica de Rueda, en Santa Fe, y brinda servicios desde el año 2002.
Su historia está marcada por la herencia familiar en el agro, y su pasión lo impulsa a encarar campañas como esta, donde el cuerpo se pone a prueba tanto como las máquinas.
Los primeros cultivos implantados ya comenzaron a emerger y muestran una germinación uniforme. “Todos los clientes están muy conformes”, señala el contratista, orgulloso del trabajo realizado.
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El caso de Ostan no solo es un ejemplo de eficiencia técnica, sino también de vocación, planificación y espíritu de equipo. Una siembra maratónica que deja una huella en la campaña con su Indecar y que demuestra cómo la combinación de tecnología, experiencia y compromiso puede lograr resultados excepcionales.