Comenzó la siembra de girasol 2025/26: pautas para una campaña con alto potencial
Con el inicio de la campaña 2025/26, el INTA Las Breñas brinda recomendaciones precisas para optimizar el rendimiento del girasol en el Chaco. Desde la planificación del cultivo antecesor hasta la elección del híbrido, el manejo eficiente del agua y la siembra directa son determinantes para aprovechar el buen escenario para el cultivo.
Como ocurre cada año, Chaco da la “primicia” del inicio de la campaña agrícola, con las primeras siembras de girasol que se realizan durante el invierno.
Esto es lo que ocurrió en los últimos días, que comenzó la implantación 2025/26 de la oleaginosa en la provincia del NEA y, por ello, especialistas del INTA Las Breñas avanzaron en la elaboración pautas de manejo, desde la planificación hasta la elección del híbrido, para optimizar el cultivo en la región.
Esto, con el fin de aprovechar otro ciclo que se presume con buenas expectativas, tras una cosecha 2’24/25 que dejó cifras históricas.
EL GIRASOL QUIERE SEGUIR CRECIENDO
Gerardo Quintana -investigador del INTA Las Breñas, Chaco- destacó que “la particularidad que tiene el cultivo de girasol en esta provincia es que utiliza pocos insumos, en comparación con los que se producen en otras regiones del país, por ello, las decisiones en el manejo toman mucha más relevancia en lo que refiere al éxito del cultivo”.
Con capacidad de superar las 400.000 hectáreas, el girasol es un actor relevante dentro de la economía regional, donde el promedio de las ultimas 10 campañas se sitúan en torno a 266.000 hectáreas, pero con máximos de 490.000 hectáreas.
Si bien el rendimiento promedio provincial está en 1.648 kilos por hectárea, los rendimientos máximos obtenibles, que son aquellos que se alcanzan mediante la mejor combinación de manejo del cultivo a partir del agua disponible, pueden superar los 2.500 kilos por hectárea.
GIRASOL: RECOMENDACIONES DE MANEJO
Para una campaña exitosa del girasol en esta región es clave el manejo del agua y la elección del cultivo antecesor. Para alcanzar un buen nivel de rendimiento el cultivo necesitaría disponer de 360 milímetros de agua útil durante su ciclo.
Quintana explicó que “si consideramos las precipitaciones entre agosto y diciembre, y la eficiencia con que las mismas pueden almacenarse en el suelo, la provincia presenta un déficit de 120 milímetros. Este déficit solo puede ser cubierto mediante un barbecho eficiente que permita disponer de las precipitaciones de todo el otoño, donde las lluvias de abril son decisivas”.
El cultivo de soja está dentro de los mejores antecesores para girasol. Una soja de ciclo largo sembrada a fines de diciembre alcanza el estado de madurez fisiológica a fin de abril, pero si se utiliza una variedad de ciclo corto, sembrada entre el 10 al 15 de diciembre, este cultivo alcanza la madurez a fin de marzo o principios de abril.
“Esto quiere decir que a partir de este momento dejan de consumir nutrientes y agua y las precipitaciones de abril, que promedian 106 milímetros, quedan disponibles para el girasol. De este modo la planificación del cultivo antecesor nos puede permitir alargar el barbecho mejorando las condiciones de alcanzar altos rendimientos”, aclaró Quintana.
Por otro lado, sobre la siembra directa y rotación de cultivos, la mejora en la calidad del suelo impacta positivamente sobre el rendimiento del cultivo. A partir de datos provenientes de lotes de producción se estableció que bajo sistema de siembra directa se alcanzaron mayores rendimientos que en aquellos lotes donde se utilizó la labranza convencional.
En este sentido, Quintana describió: “En lotes bajo siembra directa, lograr alta cobertura de rastrojo aumentará la eficiencia en la captación de precipitaciones a partir de mejorar la capacidad de infiltración y disminuir las pérdidas por evaporación. Para esto es necesario realizar rotación de cultivos con una alta frecuencia de maíz y sorgo en las mismas, así como la inclusión de cultivos de servicios”.
Y agregó, “es necesario comprender que la práctica de la labranza convencional no solo incide negativamente sobre el rendimiento de girasol, sino que también tiene un impacto negativo sobre todos los cultivos integrantes del sistema con una baja en la sustentabilidad de este”.
Debido a la relevancia que tiene la captura de las precipitaciones de otoño para el éxito del cultivo de girasol, lograr barbechos eficientes es de suma importancia. Para esto el control de malezas durante el mismo juega un rol fundamental donde el uso de herbicidas residuales en función a las malezas presentes se convierte en una herramienta valiosa a fin de evitar perder milímetros de agua consumidos por las mismas.
Asimismo, la elección de la fecha de siembra es otro aspecto relevante en el manejo del girasol. El rendimiento de este puede verse afectado por incidencia de heladas tardías. “La localidad de Las Breñas tiene como fecha probable de ultima helada el 3 de septiembre, pero a su vez se registraron heladas hasta el 9 de este mes. Para reducir los riesgos de daños por heladas no se recomienda iniciar la siembra antes de inicio del mes de agosto”, indicó el investigador.
Las altas temperaturas durante el llenado de granos inciden de manera negativa sobre el peso, afectándose también el contenido de aceite. A medida que se retrasa la fecha de siembra el efecto negativo de las altas temperaturas se incrementa disminuyendo el potencial de rendimiento del cultivo. A fin de evitar este efecto negativo se recomienda no extender la fecha de siembra más allá del 10 de septiembre.
La elección del hibrido es otra de las claves en el manejo del cultivo para el Chaco. Por ello, Quintana puntualizó que “al momento de realizar esta elección es necesario considerar el potencial productivo de cada material, así como su capacidad de producción de materia grasa, sus características agronómicas como duración del ciclo, inclinación del capítulo, tolerancia a herbicidas y a enfermedades, así como también su estabilidad y adaptabilidad”.
Esta elección debe ser realizada en función a las características del lote donde se implantará, debiendo prestar especial atención a parámetros como sistema de labranza, cultivo antecesor, reserva hídrica del perfil, contenido de materia orgánica y fecha de siembra escogida.
Esto permitirá caracterizar al lote en función a su capacidad productiva como alta, media o baja y a partir de esto realizar la elección del hibrido. En este sentido, el INTA lleva adelante junto con la Asociación Argentina de Girasol y la Red Nacional de Girasol, donde se evalúan los híbridos disponibles en el mercado en todas las regiones girasoleras del país, contando con ensayos en la provincia de Chaco. Esta Red sirve como referencia para la toma de decisiones.
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