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Es ganadera y capitana de barco en las islas del Delta: “Trato de mostrar un lugar que no es visible”

Fuente: Infocampo 11/01/2025 08:03:06 hs

Analía Esperón se crió entre vacas y barcos y hoy, para ella, además de un trabajo, es un servicio. En otro episodio de ELLAS podcast, la fascinante fascinante de una mujer que se animó al desafío rural y fluvial.

“Mi vida es un electro cardiograma con taquicardia”, dice sonriendo, pero acto seguido también da lugar a un lamento: “Me ha pasado de navegar en un callejón con fuego a los dos lados o tener que sacar animales porque había subido el agua un metro en una noche por la sudestada, ver las caras de los productores que perdieron todo es terrible, de lo peor”.

El relato pertenece a Analía Esperón, productora ganadera de la zona de islas del Delta medio, apasionada tanto por los animales como por los barcos.

“¿Olores que marcaron mi infancia? La mazamorra que hacía mi abuela, la bosta y el metal y las soldaduras en el astillero”, afirma y le brillan los ojos.  

Es cuarta generación de productores ganaderos en las islas Las Lechiguanas, en el Departamento de Gualeguay, Entre Ríos. Además es tercera generación de transportista fluvial, tiene el título de patrón fluvial, es capitana de barco ganadero, una tarea siempre necesaria pero que cuando sube el agua o se viene el fuego, se torna de supervivencia, dolor, angustia, satisfacción y servicio

También es delegada de la Sociedad Rural Argentina por San Nicolás, y en 2024 le otorgaron el premio AIME a la Responsabilidad Social Empresaria del año. 

En este nuevo episodio de ELLAS podcast cuenta cómo fue creciendo entre animales y barcos, recuerda que empezó a estudiar medicina “más que nada por la vocación de servicio”, pero después de un par de años y cuestiones familiares se aferró al campo y el barco, lo que alguna vez aferrada a la baranda de la embarcación soñó. 

-Contame de tu infancia: ¿en qué contexto familiar te criaste? ¿Qué hacían tus padres? ¿Qué te gustaba hacer?
-Mi infancia siempre estuvo ligada al campo y los barcos. Por la parte de mamá mis abuelos siempre tuvieron ganadería en zona de islas y por la parte de mi papá mi abuelo falleció en un barco de hacienda cuando mi papá tenía 16 años, eran de madera las construcciones en ese momento… Y esas dos ramas las arraigué bien y las junté. Y mucho tiempo en mi infancia la pasaba en la isla, jugaba a la verdulería en la quinta de mi abuelo, en épocas de creciente estar cargando los animales al barco, todo con otra tecnología a la que hay ahora. Además, en el campo de mi abuelo se instaló la primera escuela rural de las islas entrerrianas y me divertía jugando en los pupitres de madera y jugando con los chicos que iban a colegio de la zona. Una infancia muy linda, muy sana y con mucha naturaleza. 

– Cerrás los ojos y… ¿1ué se te viene al alma de aquellos años y el campo?
-La parte de satisfacciones en lo culinario es la mazamorra que hace un montón que no como, y las vaquillonas con cuero para las fiestas y los cumpleaños. Y con los olores, para mí sentir un camión jaula, la bosta de animales, eso ya me trae lo que representa el trabajo, y hacer lo que me gusta. Y también los astilleros, la construcción naval, chapa, soldadura, son olores que me gustan mucho. 

– Pasó la niñez, la adolescencia, te fuiste criando en ese contexto de campo y barcos, ¿fuiste a estudiar? ¿O seguiste derechito como venías?
-Vengo de una familia de padres súper trabajadores. Renegaba bastante en la época de adolescencia porque estaba más en la isla que en la ciudad. Me gustaba, pero viste, esa época uno quiere amigos y salir. Y empecé a estudiar medicina, más que nada por mi vocación de servicio. Pero por cuestiones familiares después tuve que dejar, y empezamos todos de cero. Ese fue el plan. No me costó porque lo que nosotros hacemos como familia, más que nada en situaciones de catástrofe, inundación o quemas en el Delta es un servicio, no es un trabajo. 

-¿Hubo algún momento en el que sentiste que más allá del campo y los animales querías ser capitana de barco? Imagino que no había muchos espejos femeninos.
-Se fue dando. Yo creo que no se tiene un plan a, b o c. para mí es todo el abecedario y tenés todo tipo de posibilidades. Y creo que siempre hay alguien que nos va guiando. Y cuando se te empiezan a abrir las tranqueras, y te resulta fácil y en mi caso lo fluvial y lo ganadero se dieron poco a poco y lo internalicé. 

– Hoy a los jóvenes les cuesta menos cambiar como vos tuviste que hacer. Empezaste medicina y después sea por lo que sea, te animaste a cambiar. Van surgiendo cosas que hacen que uno vaya cambiando…
-Si, es así. Con respecto a hacer una carrera o esto, yo me acuerdo de un momento en la adolescencia. Estábamos con el barco, en medio de la nada, con un cielo azul divino, estrellado, y me agarré a una de las barandas del barco y sentí que de esto iba a salir algo grande. Y así fue y es. Trato de mostrar un lugar que no es visible, donde no hay muchas voces representativas del Delta. Mejorar el lugar donde crecí, donde estoy, donde tengo mi arraigo, con distintos profesionales de INTA, la gente de Wetlands (Humedales), Sociedad Rural, todo aporta al intercambio de conocimiento, de ideas y mejorar el contexto donde me crié tiene un plus muy grande. Estoy más que satisfecha de mi elección. 

-¿Qué te gusta de navegar? ¿Qué disfrutás? Además de esas postales maravillosas…
-Es la navegación meszlada con trabajo. Entonces el trabajo deja de ser tal y empezás a disfrutar lo que ves. Ves esos lugares que nadie conoce. Cuando hablo de islas la gente se imagina Tigre, Delta, y la zona sur, pero no conocen de la dimensión de los miles de hectáreas que tenemos en Delta medio. Para que te des una idea, en uno de los mundiales estábamos vuelta y contra vuelta y tratábamos de escuchar si Argentina hacía o no gol en una época de creciente que andábamos día y noche. Esas emergencias son las partes más complicadas. Pero agudizas los sentidos y más rápido resolvés. Estoy acostumbrada a las crisis. Lamentablemente con periodos más cortos. Mi abuelo se inundaba cada 10 años, después cada 7 y ahora tenés periódicamente picos más cortos.

– ¿Tienen ustedes alguna explicación para esto?
-Es el huevo o la gallina, qué vino primero. No sabemos si es producto del cambio climático o ciclo climático. Pero nos ha cambiado muchísimo la vida en lo ambiental. Yo creo en la producción sustentable, del periodo de una vaca de cría, de sacar un novillo gordo, que tengan analizados los PH, sin contaminación. Los grandes humedales purifican las aguas. Me parece importantísimo cuidarlos. Y en la época de mi abuelo no se veían tampoco incendios. Viendo las cabezas de animales cada vez son menos en la isla. Lo que sí ha avanzado mucho son los medios de transporte hacia el lugar y que prendían fuego para cazar cerdos, carpinchos y los esperaban con una escopeta desde una canoa o bote. No sé si por necesidad o por la falta de dimensionar lo que puede pasar. El Islero no quema. Pero la gente de la ciudad cada vez viene más al Delta, está más transitado, pero no de vivienda permanente, sino nómade. 

– Quizás hay menos animales que en aquella época. ¿Ustedes fueron viendo cómo se han ido yendo los isleños?
-Sí. Eso es algo que se está dando en toda la actividad. Los viejos se van y no hay renovación. Hay pocas familias que vivan en el campo. Es un tema para plantearse. No entiendo por qué la gente que vive hacinada en las ciudades no ve las posibilidades de trabajo que hay en los pueblos rurales o ciudades rurales. Falta conciencia, si bien hay ahora algo más de lo ambiental. El campo es muy lindo para estar, pero para ponerle también el horno. Yo siempre digo, a todos les gusta comer el asado pero hay que estar 365 días del año atrás de la vaca. La carne no aparece por arte de magia en la carnicería. Hay toda una cadena detrás. Pero el desguace que hay en el campo es preocupante. Pero hay que trabajar para que se revierta.  

-¿Cuántos animales entran en una de las embarcaciones?
-Te lo paso a camiones que son cinco jaulas. Pero me acuerdo en una de las crecientes grandes, hicimos la navegación de San Nicolás, Ramallo, San Pedro a Puerto Ruiz, Gualeguay, Entre Ríos. Y por el Paraná Pavón, que es el segundo cauce de la hidrovía manejé un barco que tenía los tres motores funcionando y se hace un sistema de uniones, van todos juntos, y tenía la cantidad de animales para llenar ¡10 camiones jaulas! ¡Una locura! Para nosotros es un servicio. 

-¿Cómo te ha ido siendo mujer en el campo y en el barco?
-Muchos se han preguntado qué hago acá, sola. La verdad que me encanta estar sola en la isla, en el barco, en el campo. Pero para mí no es un tema de hombres y mujeres. Es verdad que hay más hombres, pero da igual. 

-¿Qué te gusta de lo que hacés hoy?
-Mi vida es como un electro cardiograma con taquicardia. Ningún día es igual al otro. Es todo distinto. No tenés un día igual al otro. Y eso de no tener rutina y horarios y ser nómade entre la ciudad, los trámites, el barco y el campo es adictivo. Es preocupante (se ríe). A todos les gusta la rutina, yo de rutina ni me hablen, para mí es una sorpresa cada día. 

-Claro, y cuando estás mucho en el campo debés extrañar el barco, y viceversa.
-Yo les cuento a mis amigas de Buenos Aires que cuando voy a capital me siento como los perros que les bajan la ventanilla y voy contenta para allá, pero porque voy de visita. Al no vivir allá lo disfruto. Lo mío es el campo y las islas. 

-¿Y qué momento de navegar te acordás como difícil de esos complicados?
-Me ha pasado de navegar en un callejón de fuego, que tenías los arboles prendidos fuego de un lado y otro, y seguir adelante para sacar los animales. Subirme a una avioneta, dar vueltas para identificar las tropas o tropillas y volver. No son cosas lindas de ver. O las inundaciones, que podía cargar los terneros que era lo que estaba a mano, porque en una noche había subido un metro con la sudestada. Fallecen muchos animales, se acercaban al barco porque sabían que era la solución pero no se podía subir. Y ver las caras de los productores que perdieron todo es… uff… se te pone la piel de gallina. Es terrible. Es de las peores cosas que te toca vivir en lo que hago. Los animales que mueren y las personas que pierden todo. 

FUERA DEL SURCO

-Llegamos al pin-pong de cierre y la primera pregunta es si tenés alguna actividad que te resetee.
-Mmmm… que pregunta complicada… sabés que no.. Estoy conectada a “380”. Siempre estoy en algo. Tengo tanto para aprender, de experiencias, de charlar con profesionales que hacen bien las cosas, que mi desconexión es hablar con ellos. Aprendo y eso me gusta. El aprendizaje es un cable a tierra. 

-¿Música? ¿Qué escuchás?
-De todo, pero me quedé en algunas décadas pasadas que no vamos a decirlas. Ahí sí soy super mujer. Lo nuevo de ahora no lo entiendo. Me quedé en otras generaciones. Escucho variado. Tengo mi playlist donde siempre se repiten los mismos. 

-Cuándo elegís series o películas, ¿por dónde vas?
-Lo histórico. La época de las colonias, San Martín, próceres. Leo mucho. También novelas románticas mezcladas con historia. 

-¿Algún lugar que te gustaría conocer?
-Creo que todo el mundo (se ríe). Vamos a soñar, que sea todo el mundo. 

-¿Tenés alguna frase de cabecera? Algo que te impulsa, que te motiva…
-Mi motivación para bien o para mal es la pasión. Tengo mucha pasión y convicción. Y ser coherente entre lo que digo y lo que hago. Con una trayectoria, una línea de trabajo. La perseverancia. Te diría que va por ahí. Estar convencido de lo que uno hace, con errores y aciertos. Hay un tema que me gusta mucho de Mercedes Sosa “Todo cambia”, no somos lo mismo que fuimos ayer, de mañana no sabemos. Todo eso me lleva a tratar de ser visible desde un lugar que tiene un potencial gigante. También contar, que somos lo que comemos. Y cada uno está bueno que sepa qué come. Creo que he puesto siempre el timón firme y la proa hacia adelante venga de donde venga el viento. Hay que ser mascarón de proa y perseverar. El campo somos todos, es la mesa de los argentinos.

MUJERES EN CAMPAÑA

“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.

La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Natalia Álvarez, referente de Marketing New Holland Argentina.

Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.

El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó Álvarez.

Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.

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