Cosechar la chaucha en vez de “perseguir” al árbol: La harina de algarroba como posibilidad de ingresos y arraigo en la zona del Parque Nacional El Impenetrable
Desde hace cuatros años la vaina del algarrobo ha vuelto a cobrar la importancia que tenía, y aún más. ¿Por qué? Porque es uno de los ejes de una nueva economía que se basa en cuidar la naturaleza. Puntualmente en este caso, se trata de mantener al monte “en pie”, en vez de que la
Desde hace cuatros años la vaina del algarrobo ha vuelto a cobrar la importancia que tenía, y aún más. ¿Por qué? Porque es uno de los ejes de una nueva economía que se basa en cuidar la naturaleza. Puntualmente en este caso, se trata de mantener al monte “en pie”, en vez de que la venta de madera sea la única alternativa.
Ahora, más de 40 familias del Impenetrable participan de la cosecha del fruto del algarrobo para la producción de harina. A partir del aprovechamiento de los recursos que brinda el bosque se ponen en valor los saberes locales, a la par que permite diversificar la matriz y se generan nuevos ingresos en las comunidades rurales.
En lo concreto, cada diciembre, vecinos del Parque Nacional El Impenetrable, en la provincia del Chaco, realizan la colecta de chauchas de algarrobo (Prosopis Alba) para elaborar harina para su comercialización. Y un dato curioso: esta harina, la nativa, es de color dorado y no oscura como la que usualmente se vende en las dietéticas, que además es importada de España y de Perú. Cada familia recolecta de los árboles de sus chacras, esperando que caiga al suelo para luego juntarlas y ponerlas sobre lonas y al sol con algunos yuyos, para evitar que se embiche.
El objetivo de todo esto es promover iniciativas de producción en favor de la naturaleza, que permitan generar nuevos ingresos en la comunidad a la par que aporten a la conservación de la vida silvestre.
“Promovemos la artesanía en madera muerta del monte, en cerámica, en cuero, el trabajo de las tejedoras, y el desarrollo de prestadores que aporten al turismo de naturaleza entre los mismos vecinos y que sean ellos los que se beneficien con lo que brinda su entorno”, explica Fátima Hollmann, coordinadora de Economías Restaurativas de Fundación Rewilding Argentina, que promueve el desarrollo de nuevas economías que aporten a la conservación de la naturaleza y al bienestar de las comunidades. “Esto permite bajar la emigración a centros urbanos porque hay incentivos para quedarse en su comunidad y se hace especial foco en mujeres y jóvenes”.
La primera vez que se realizó la cosecha, en 2020, se colectaron 2.600 kilos entre 22 familias y en seguida se realizó la alianza con Molino Cerrillos de Salta para elaborar la harina y comercializar. Como al año siguiente llovió mucho y la colecta fue menor compraron un molinito para la escuela taller (un espacio de formación para la comunidad) y las mismas mujeres de la comunidad hicieron la molienda y vendieron la harina a los turistas que visitaban el Parque Nacional El Impenetrable. Ya en 2022 se cosecharon 7.200 kilos entre 40 familias, se desarrolló el packaging y se tramitaron las habilitaciones para su comercialización formal.
“Si bien el mercado de harina de algarroba es de nicho, el consumo y la demanda se encuentra en crecimiento. Comenzamos contactando distribuidores y acercando el producto al comercio electrónico y hoy ya estamos en varios puntos del país”, explica Fátima.
“La harina de algarroba es un producto con una historia de bienestar social y regeneradora del Impenetrable, que además está a un precio razonable respecto de la harina importada. Por eso hoy tenemos más demanda que materia prima acopiada, es el resultado de un esfuerzo conjunto con Molino Cerrillos, luego de 4 años de trabajo y en un mercado que crece. También realizamos acciones de difusión para que el consumidor sepa cómo usarla en pancitos, budines y brownies, entre otras comidas”.
Más allá de este recurso, el algarrobo blanco brinda otros servicios ambientales como moderar la temperatura, distribuir la caída de precipitaciones y contribuir a la fertilidad del suelo y fijar nitrógeno. Además, da sombra para el ganado y es refugio de fauna silvestre. La idea es también poner otros frutos nativos en valor, como el ucle, el mistol y el chañar.
La colecta de la chaucha siempre estuvo arraigada en la comunidad para usarla como alimento para el ganado en épocas de seca y para elaborar alimentos como arropes y patay. La novedad es que ahora genera ingresos extra y eso brinda mucho entusiasmo, a la vez que permite valorar la importancia de tener un área protegida cerca y de mantener el bosque en buen estado de conservación. Han realizado alianzas con empresas que les compran la harina para elaborar sus productos, lo cual es ideal porque a la comunidad le asegura un monto de compra.
“El Gran Chaco es el sistema boscoso continuo más grande y biodiverso de América del Sur después de la Amazonía pero está expuesto a la amenaza del desmonte” describe Fátima. “Por eso fue muy oportuna la creación, en 2014, del Parque Nacional El Impenetrable, que comprende 128.000 hectáreas que resguardan bosques de algarrobos, palo santos y quebrachos, pastizales, bañados, lagunas y también especies en peligro de extinción como el tatú carreta, el oso hormiguero gigante, el tapir, el aguará guazú y el yaguareté. Iniciativas como la revalorización y comercialización de la algarroba ponen en valor la naturaleza local, brindan la posibilidad de producir ´en casa´, generan empleo y arraigo en sitios considerados marginales y a la vez fomentan la protección del monte”.
Uno de los que está entusiasmado con este proyecto es Elpidio Palavecino que cuenta: “Yo era uno de los que ´perseguía´ los árboles y después me di cuenta de que era mejor mantenerlos de pie, vi que para el futuro era mejor juntar los frutos que agarrar la motosierra y cortar el algarrobo. Todavía me queda algo de algarroba para los animales y este año volveré a juntar”.
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