Las cuentitas del Señor López: El respetado analista agrícola calcula que la cosecha dejará US$ 34.000 millones y que las retenciones se llevarán una cuarta parte del dinero
Después del fracaso rotundo de la última campaña agrícola, los productores se preparan para la revancha en esta cosecha 2023/24. Ha vuelto a llover y se esperan buenos rindes de maíz y soja, que permitan compensar las cuentas en rojo del año pasado. También el nuevo gobierno apuesta a que al sector le vaya bien.
Después del fracaso rotundo de la última campaña agrícola, los productores se preparan para la revancha en esta cosecha 2023/24. Ha vuelto a llover y se esperan buenos rindes de maíz y soja, que permitan compensar las cuentas en rojo del año pasado.
También el nuevo gobierno apuesta a que al sector le vaya bien. El incremento productivo le significará una mayor recaudación por retenciones que además se incrementaría si prospera la intención de elevarlas del 12% al 15%, tal como sugiere el mega proyecto enviado por el Ejecutivo al Congreso.
Contrariamente a lo que se dijo en campaña, en lugar de revertir las políticas del kirchnerismo, el menos en esta etapa inaugural la gestión nacional apunta a generar más presión fiscal sobre el sector productivo vía el cobro de mayores retenciones, lo que perjudicará el ingreso de los agricultores que masivamente votaron y apoyaron al presidente Javier Milei.
Así las cosas, productores y gobierno necesitan de una buena cosecha que todavía se está sembrando en sus tramos finales. Según el consultor Gustavo López, “sería de 135 millones de toneladas, lo que dejará un saldo exportable que llegaría a 90 o 92 millones de toneladas, y que aportarían 34.000 millones de dólares, una cantidad muy superior a la del año pasado”.
Una parte importante de ese ingreso se lo quedará el Estado por el cobro del impuesto a las exportaciones: “Con la estructura actual de retenciones, que no sabemos cómo van a quedar, daría una recaudación de unos 8.000 millones de dólares, lo que se elevaría a 8600 si las elevan a 15% para trigo y maíz, lo que no estaría lejos del récord que fue de 9.300 millones en el último gobierno de Cristina Kirchner”, calculó el consultor.
Ese nivel de recaudación podría ser mayor si no se hubieran anticipado declaraciones de exportaciones de trigo e incluso de maíz , lo que le permitió al Gobierno anterior el cobro anticipado de retenciones por gran parte de esta nueva cosecha, con un valor en pesos inferior al actual.
Esas declaraciones anticipadas de ventas, dijo López, significan cerca de “la mitad del trigo que se va a exportar, que calculamos en 10 millones de toneladas, de las cuales ya hay declaradas cerca de 5,5 millones”.
El mayor aporte de dólares y de recaudación vía retenciones, como siempre, lo haría la soja. Sus embarques aportarían unos 21.000 millones de dólares sobre los 34.000 que aportarían los cultivos más difundidos en Argentina. Allí la retención también tendrá cambios. El consulto también se refirió concretamente al impacto del diferencial de retenciones entre el poroto de soja que paga 33% y el de la harina y el aceite que es de 31%, que el gobierno planea eliminar.
Escuchá la entrevista completa con Gustavo López:
En tal sentido indicó que si se calcula que al productor se le descuenta 33% más allá del destino que tenga la soja sobre los 21.000 millones de dólares que se recaudarían, unos 410 millones corresponderían al diferencial entre lo que paga el poroto y lo que se paga por los derivados de su molienda.
“Eso en teoría sería para ayudar a algunos sectores como la producción de girasol, de maní y otros cultivos regionales que se van a ver muy afectados y creo que eso es relevante. El impacto del aumento de retenciones de 0% a 15% va a ser muy fuerte en esas economías regionales”, recomendó López.
La discusión respecto de quien se queda con ese diferencial viene desde hace tiempo. Los productores dicen que la industria les descuenta ya un 33% por todo y embolsa el dinero, pero las aceiteras retrucan que ese diferencial sirve para mejorar la capacidad de pago y recompensa al valor agregado y las inversiones que se hicieron para tal fin. “De mi parte, por lo menos prefiero que quede en el sector privado y no en el Estado”, agregó.
También se repetirá este año la transferencia de recursos de los productores de trigo y maíz a los transformadores: molinos, feedlots, productores de pollos, cerdos y tambos entre otros rubros. En definitiva, el actual gobierno no solo repite la receta de los anteriores de signo kirchnerista sino que la potencia.
Otro rubro en el que habría también transferencia de recursos al interior de la cadena sería el triguero, ya que la exportación del grano y de la harina tienen también aranceles diferenciados. La molinería va a comprar 6 millones de toneladas, con un descuento del 15% en el precio.
Lo mismo sucede con la producción de maíz: unas 15 millones de toneladas se destinan al consumo interno con el descuento de precio y por lo tanto el productor transferiría 300 millones de dólares en este caso hacia los usuarios del grano.
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