“El Niño está, pero las lluvias no”: el clima se suma al amplio listado de preocupaciones de la lechería
Desde Caprolecoba temen que sea otro año complicado para la confección de reservas, porque “climáticamente seguimos mal”. Mientras tanto, la rentabilidad del sector se sigue desplomando.
Las lluvias que no llegan, tal como se espera en un año con pronóstico El Niño, no solo inquietan a los productores agrícolas: también despiertan preocupaciones en la lechería, un sector que además está viviendo una fuerte crisis de rentabilidad y sigue esperando que el Gobierno oficialice la quita de retenciones por 90 días.
“Climáticamente seguimos mal. No perdemos la esperanza, pero bajan las expectativas con la recarga de humedad que pueda dejarnos esta primavera en los suelos de nuestra región”, señala el Panorama Lechero mensual de la Cámara de Productores Lecheros de la Cuenca Oeste de Buenos Aires (Caprolecoba).
Y agrega: “El Niño está, pero las lluvias no. Y es posible que las más consistentes, recién lleguen a partir de fines de octubre o principios de noviembre”.
LA LECHERÍA ESPERA A EL NIÑO
El problema es que en esta época suelen comenzar las siembras de alfalfas y otras pasturas para confeccionar luego las reservas forrajeras para el otoño-invierno del año siguiente, y la realidad es que no hay humedad suficiente en los suelos.
“Cerrados dos cuatrimestres, la producción global de leche en el país, iguala a la del 2022. Los tambos lo están haciendo casi sin pasto, con mínimas reservas (agotadas), más concentrado que lo habitual, y saliendo a buscar o hacer rollos donde se pueda”, subrayan desde Caprolecoba.
CRISIS DE RENTABILIDAD
Esto ocurre en paralelo al problema central de la lechería que es la fuerte pérdida de rentabilidad. “Producimos con una pertinaz sequía y altísimos costos. Y de contracara, un precio reducido (por los DEX y los discriminatorios tipos de cambio) que tras la devaluación quedó muy retrasado y nos obliga a vender vacas lecheras para pagar las cuentas”, añade la entidad que nuclea a tamberos bonaerenses.
Los números del Observatorio de la Cadena Láctea son elocuentes al respecto: en agosto pasado, en promedio cada tambo argentino cobró $ 111,79 por litro, cuando hubiera necesitado al menos $ 115 para solamente cubrir los costos y $ 131,53 que sería el precio de equilibrio, suponiendo una rentabilidad de al menos 5% sobre el capital.
En otras palabras, por cada litro de leche producido, los tambos están perdiendo $ 20 en relación a lo que necesitan para ser económicamente sustentables.
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Para Caprolecoba, este escenario continuó agravándose en septiembre. “Un negocio como la producción de leche, muy perjudicado por la sequía, ve hoy cómo se agrava además su condición por situaciones macro”, indica el reporte.
En tal sentido, amplía que en agosto la devaluación derrumbó 19% el precio de la leche en dólares, de 37 centavos a solo 30, y que si se tiene en cuenta los $ 111,8 cobrados se contraponen con un costo de producción de $ 136,89 y un precio de equilibrio que trepa a $ 150,20; es decir, pierden casi $ 40 por litro, de acuerdo con datos de OCLA.
LA PREOCUPACIÓN DE CONINAGRO
En este contexto, la Cooperación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) también compartió su preocupación por la crisis sin fin del sector lácteo.
Lo hizo a través de declaraciones de su presidente, Elbio Laucirica, que la semana pasada estuvo recorriendo plantas lácteas de Córdoba, como las de las cooperativas Arroyo Cabral, Sancor y Manfrey, además de visitar a la Junta Intercooperativa de Productores de Leche.
“En el caso de la lechería, en cooperativas de la cuenca lechera e industrialización de la misma, están viviendo una realidad muy delicada. La lechería está en rojo desde hace prácticamente un año, por decisiones políticas y económicas del país, sumado a la seca, inclemencias climáticas, y en este caso en particular los dólar soja”, criticó Laucirica.
Al respecto, recordó que el tipo de cambio diferencial para la oleaginosa “hace que se encarezcan los subproductos de la soja, y eso se traslada a insumos que utiliza el tambero para alimentar sus vacas, teniendo así costos en dólares e ingresos en pesos muy por debajo de lo que necesita el productor ”.
En cuanto a la anunciada quita de retenciones para los lácteos y la asistencia a través del Programa Impulso Tambero, consideró que “son paliativos, a muchos productores no les alcanza, solo ayuda a aliviar el mal momento”.
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