Oli-Nada-Garcas: El “malezólogo” apasionado por las fotos y la naturaleza que hace expediciones de montaña y recorrió la ruta 40 en bici
“Siempre vuelvo distinto que cuando me fui, la experiencia en grupo y los lugares que visitamos, la gente y el contacto con la naturaleza te cambian irremediablemente”. Con estas palabras resume sus expediciones fotográficas, ingeniero agrónomo hoy referente en el seguimiento de malezas del INTA Pergamino, que comparte una de sus pasiones… más allá del
“Siempre vuelvo distinto que cuando me fui, la experiencia en grupo y los lugares que visitamos, la gente y el contacto con la naturaleza te cambian irremediablemente”. Con estas palabras resume sus expediciones fotográficas, ingeniero agrónomo hoy referente en el seguimiento de malezas del INTA Pergamino, que comparte una de sus pasiones… más allá del campo.
Recibido en 1989 en la Universidad Nacional de La Plata, entró al INTA en el año 2014 y actualmente es coordinador del área Producción Vegetal y Gestión Ambiental en la Experimental de Pergamino. Pero en la charla que tuvimos durante el podcast Oli-Nada-Garcas no lo convoqué para hablar de rama negra, yuyo colorado o doble golpe, sino para conocer cómo ese vínculo estrecho con la naturaleza y la gente en lugares (en muchos casos) inhóspitos le quedan guardados en el alma. También hablamos de su último y más reciente raid en bicicleta por la Ruta 40 y por el ripio de la 71, bien pegado a la Cordillera de los Andes y rodeado de paisajes majestuosos.
Nació en Pehuajó, pero anduvo por casi toda la provincia de Buenos Aires, puesto que su padre era gerente del Banco Provincia. “Difícil porque durante mi niñez y adolescencia cada seis meses o tres años cambiábamos de ciudad y eso implicaba armar la red de contención afectiva y desarmarla de un día para el otro en épocas donde no había redes sociales. Entonces, cuando te ibas… (hace una pausa), te ibas, a lo sumo podías llamar por teléfono o mandar una carta”, recuerda, en tono de risa, pero con nostalgia.
Sin embargo, “al mal tiempo…” Acciaresi apostó por “sacar lo positivo y generar muy buenas relaciones y vínculos afectivos” en todos los lugares que estuvo. “Cuando empezaron las redes sociales rescaté muchos de aquellos buenos afectos que había cultivado de pibe”, contó.
Consultado sobre qué era el campo para él de chico, contó: “Vos imagínate que el gerente de un banco en el interior es una persona determinante (se ríe de nuevo), con lo cual tenía un contacto directo porque lo acompañaba a mi viejo a asados, eventos, peñas, yerras, carneadas y yo siempre estaba ahí”.
Entre las enseñanzas de aquellos momentos compartidos con su padre, Acciaresi conserva el contacto que pudo tener con grandes productores, en estancias centenarias y pequeños chacareros “con los que comíamos un asado rodeado de gallinas”.
La última escala fue en La Plata, donde Acciaresi terminó el secundario y estudió Agronomía.
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Fotos, paisajes y experiencias: La fotografía empezó de chico, antes incluso de saber que iba a ser agrónomo. “Tenía 8-9 años y había un vecino que vivía frente al banco en General Pinto que era fotógrafo, y con él fui aprendiendo, siempre me atrapó proyectar una imagen en la cabeza y tratar de plasmarla con una cámara, es algo maravilloso”, relató Acciaresi.
“¿Qué me gusta retratar? Paisajes, por supuesto, hay luces y sombras que aparecen en ese vínculo de naturaleza pura que son fantásticos, pero también me gusta la cotidianeidad, las personas, sus interacciones, capturar un instante de personas en su ambiente me atrapa”, confesó.
Esta pasión por las fotos, la naturaleza y las personas lo llevó a empezar a hacer expediciones fotográficas, travesías a distintos lugares como Ushuaia, Chaltén, el Volcán Lanín, pero también Misiones -en este caso en bicicleta-. Casi siempre en grupo.
“Nunca vuelvo igual que cuando me fui, siempre hay algo que me cambia la perspectiva, también me gusta el espíritu de grupo que se arma, todos colaboran, se arman charlas copadas, escuchas y compartís historias, el espíritu de grupo y la camaradería es una de las cosas hermosas que te quedan en el alma”, rescató Acciaresi. Y agregó: “Además, conocés lugares que de otra manera no conocerías, como un puesto en el que vive una persona a 4500 metros de altura con sus gallinas, ovejas, cabras, perros, dormís en un piso de tierra y techo de paja o a la intemperie o en carpa, da igual”.
Contó además que son travesías con algo de exigencia, hay que tener que un mínimo entrenamiento porque en algunos casos se sube 4000-5000 metros cargando una mochila. “Podés no ser fotógrafo y sumarte igual, pero la mayoría somos aficionados o profesionales, amantes del combo naturaleza, personas y fotografías”, expuso.
Pedaleando la “R40″: Hace unas semanas terminó el último gran desafío: recorrer en bicibleta parte de la ruta 40 y luego la 71, desde Villa Mascardi (Río Negro) hasta Esquel (Chubut). Un raid de 400 kilómetros, mayormente de ripio, que hizo en soledad.
Pedaleaba un promedio de 50 kilómetros por día, iba parando para recuperar las piernas y disfrutar de los distintos lugares: así conoció El Foyel, Lago Puelo, Epuyén, Cholila, Lago Rivadavia, Futalaufquen y Bahía Rosales, entre otros sitios mágicos. “Es una experiencia distinta porque tus piernas y la bici te llevan a todos esos lugares increíbles, es una sensación inexplicable”, relató Acciaresi.
Sueña despierto. Cuando le pregunté qué travesía le gustaría hacer respondió sin dudarlo: “Mis abuelos paternos son de Macerata -al noreste de Roma- y los maternos de Ferrara -100 kilómetros al sur de Venecia-, por eso, sería para mí muy lindo recorrer, la parte del Tirol, una región de alpes al norte de Italia y al sur de Suiza”, cerró.
-¿Te gustaría conocer algún país o ciudad en especial?
-Si, me gustaría ir a la zona de Volgogrado, el ex Stalingrado, que si bien no tiene desde lo ambiental un atractivo, sí tiene atractivo histórico. Siempre trato de buscar esos lugares con conexión histórica.
-¿Y qué recomendarías o te gustó de donde estuviste?
-Me emociono con el Parque de la Gloria en San Lorenzo viendo el Convento, imaginarme esa situación histórica. El anclaje histórico cultural me atrapa. Estuve por ejemplo en Berlín, es conmovedora. También Praga me gustó.
-¿Alguna serie o película?
-Película, el cine italiano, es una debilidad… El Padrino, las de Marcelo Mastroiani, Fellini, “Cinema Paradiso”. Series me gustó una serie que se llama “Berlín”, que está relacionado a cómo viven las etnias, en este caso los turcos, cómo se insertan en una ciudad multirracial como Berlín.
-Si te dejaran volver el tiempo atrás, ¿A dónde querrías ir y para qué?
-Me hubiese gustado mucho estar por ejemplo en lo que fue la gesta de mayo. También ser coetáneo de la campaña sanmartiniana, la figura de San Martín, fuera de lo común. Bueno… también haber estado en la caída de Berlín… no sé…
-¿Qué superpoder te gustaría tener y para qué?
-Me gustaría tener un superpoder para que la gente tenga empatía. Tener la posibilidad de volver a la gente empática, que cada un pudiera ponerse en el lugar del otro, y generar una relación humana más armónica.
-¿Un tema musical y por qué?
“Rebel in me”, de Jimmy Cliff, por lo que dice la letra, y por lo que estuvimos charlando, creo que es la que va.
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