En una década, los viñedos perdieron casi 9.000 hectáreas en Mendoza y San Juan
Es uno de los datos destacados de un informe presentado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, tras el cierre de la cosecha 2021.
Por Carla Luna
Concluida la cosecha 2021, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) presentó un informe elaborado por su Laboratorio Estadístico, con información clave sobre diversas variables del negocio de las uvas: hectáreas cultivadas, variedades, año de plantación, sistema de conducción, cantidad de viñedos, aptitud de la uva, color y agrupamiento de las variedades en la parcela, con tendencias y variaciones a lo largo del tiempo.
Uno de los guarismos más importantes tiene que ver con la cantidad de hectáreas cultivadas: a nivel nacional, en el último ciclo fueron 211.099, contabilizando las 18 provincias donde hay viñedos.
El grueso corresponde a Mendoza, con 148.996, y a San Juan, con 43.595. Pero el dato negativo es que en los últimos 10 años, en Mendoza se perdieron 5.219 hectáreas, mientras que en San Juan se dejaron de cultivar con uvas unas 3.633. ¿El motivo? Reconversión de negocios (ligados a cambios varietales y productividad), en un contexto de cambio climático y de menor disponibilidad hídrica.
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El vaso medio lleno es que el resto de las provincias, a excepción de Río Negro que también tuvo una baja, crecieron, aunque a tasas inferiores.
“La producción continúa creciendo en 15 de las 18 provincias vitivinícolas, las cuales han aumentado sus hectáreas cultivadas desde 2010 junto al desarrollo del enoturismo, a través de los Caminos del Vino y distintas propuestas para los visitantes nacionales y extranjeros”, valoró Martín Hinojosa, presidente del INV.
Más variedades
Por otro lado, destacó la importancia del reporte porque proporciona una gran cantidad de datos que son fundamentales para la vitivinicultura nacional.
Además, analizó algunas cifras: “Hay una reconversión hacia las variedades tintas, en donde encuentra su lugar la Malbec como la que más crece en el país, y se observa una disminución en las criollas rosadas y blancas”, mencionó.
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En cuanto a la diversificación de la actividad, Hinojosa remarcó que “a partir de los datos se corrobora el aumento de las variedades aptas para consumo en fresco y/o pasas, con Flame Seedless y Fiesta a la cabeza, las cuales se encuentran entre las variedades que más crecen desde 2010”.
Asimismo, prácticamente se eliminó la producción de Merlot, que fue sobrepasada por variedades menos reconocidas como Aspirant Bouschet y Ancellotta, mientras que continúa el incremento en la cantidad de hectáreas de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah y Bonarda.
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En menor escala, el listado sigue con Sauvignon Blanc, Chardonnay, Tempranillo, Pinot y Arizul.
Del otro lado, muestran cifras negativas Torrontés, Chenin, y más aún Moscatel y Criolla.