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Con 26 años Micaela Guzowski trabaja en el campo familiar, presta servicios agrícolas y montó una empresa de agroinsumos: “Si nos dieran más posibilidades, podríamos crecer mucho más”

Fuente: Bichos de Campo 10/06/2021 19:21:08 hs

La chaqueña Micaela Guzowski (26) es ingeniera agrónoma y se siente bendecida por haber tenido la oportunidad de estudiar gracias a sus padres. Amante de las cosas simples, vive el campo más como un modo de vida que como un trabajo. Cada día toma la camioneta para hacer recorridas y nunca le falta su mate

La chaqueña Micaela Guzowski (26) es ingeniera agrónoma y se siente bendecida por haber tenido la oportunidad de estudiar gracias a sus padres. Amante de las cosas simples, vive el campo más como un modo de vida que como un trabajo.

Cada día toma la camioneta para hacer recorridas y nunca le falta su mate ni la compañía de su perra. Y allá va, a la ruta, a buscar nuevos desafíos. Amante de los fierros desde que era chica, se define como contratista rural, porque, además de sembrar en campo propio junto a su familia, también ofrece servicios agrícolas a terceros.

Micaela es auditora de cultivos de soja Enlist -la nueva variedad tolerante a glifosato, glufosinato de amonio y 2,4-D de ultra-baja volatilidad- y su área de trabajo se extiende sobre unas 3500 hectáreas de campos chaqueños y de Santiago del Estero.

Con la inquietud como virtud, Micaela fue más allá y, junto a dos socios, fundó la empresa Puntagros SRL dedicada a a la comercialización de agroquímicos y semillas, además de brindar servicios de logística y asistencia técnica.

En los momentos de ocio encuentra en el pato un juego reconfortante junto a amigos. Adora a su familia y sobre todo a sus dos sobrinas: Martina e Isabella. La mayor suele acompañarla en sus recorridas y la agrónoma siente que seguirá tanto sus pasos como los de su hermano.

-Lo tuyo con el campo es un lazo de sangre ¿No?

-Sí Siempre estuve vinculada al campo por mi familia. Es algo que viene desde mis abuelos, pero lo que más recuerdo es acompañar a mi papá junto con mi hermano a las jornadas de siembra, en donde ya manejábamos las máquinas. Actualmente sembramos con mi familia y junto a un grupo de socios con los que hacemos producción propia y ofrecemos servicio a terceros. Estoy en la zona de Quimilí, en Santiago del Estero, y en Chaco ando por Villa Angela, Río Muerto, la zona de Bajo Hondo y Napenay, cerca de Sáenz Peña. Me gusta tanto atender la parte técnica, pero también el manejo de las máquinas. Y sobre todo trato de controlar que los trabajos se hagan bien y con un enfoque en las Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA). También soy auditora de lotes de soja Enlist y quisiera sumar el rubro ganadero si se pudiera.

-¿Qué es el campo para vos?

-Para mí el campo argentino es Patria, tradición y cultura. Es algo que lo llevo en la sangre y es que realmente lo que hago, lo hago con pasión y siento que eso lo heredé de parte de mi padre, quien, pese a los años malos, siempre estuvo firme y lo transmitió tanto a mí como a mi hermano. Lo vemos más que como un trabajo, porque atraviesa toda nuestra vida.

 

-¿Tuviste la chance de conocer el agro de otros países?

-Sí, tuve la oportunidad de conocer el agro de Brasil, dado que estudié allí una parte de la carrera agronómica, producto de un intercambio, y la principal diferencia que veo entre nuestro agro y aquel es la tecnología. Otra cosa que veo es que la política brasileña acompaña mucho más al productor, lo que le permite tener mejor rentabilidad en su trabajo. Acá los costos e impuestos son altísimos. De hecho, ahora tuvimos un incremento de un 20% de insumos en dólares y eso es algo que nunca antes nos había pasado.

-¿Sentís que el campo sigue siendo un universo masculino?

-Sí, yo sigo percibiendo que el campo sigue liderados por hombres, incluso hoy. La verdad es que yo en lo personal veo pocas mujeres, y no creo que sea porque no les guste el campo, quizás es porque no tienen el apoyo necesario de parte de la familia o del entorno que las rodea. Pero sí reconozco que, comparado con años anteriores, hay un incremento de las mujeres más que nada en el área de producción y maquinaria. Veo que cada vez se animan un poco más y eso está muy bueno. Luego, habrá cosas que quizás no pueda hacer por una cuestión de fuerza física, pero podemos ser más detallistas y proactivas en otras labores. Por eso recomiendo que se animen a entrar en este mundo tan lindo. Los grupos de mujeres rurales que se crearon a nivel nacional y a los que me he sumado ayudan a esta inserción. Hay que capacitarse mucho y salir a codear para encontrar el lugar.

-¿Te sentís una mujer ´de riendas tomar´?

-Desde chica me enseñaron a ser muy independiente y a encarar las adversidades. Hay que saber manejar el miedo, porque el miedo siempre está y más en esta actividad, donde se toman muchos riesgos, así que sí, me considero una mujer de riendas tomar.

 

-Si pudieras cambiar algo del campo, ¿qué sería?

-Lo único que cambiaría del campo, si eso estuviese en mi poder, sería las personas que manejan la política agropecuaria, porque siento que traban el crecimiento del agro cuando, al ser un rubro tan importante, hay que apoyarlo más que nunca. Quizás quienes no se dedican a esta actividad no lo ven, pero el campo está muy frustrado y dolido porque solemos bancarnos todas y entonces estaría bueno que nos tiren una mano. No hablo de recibir subsidios, sino de aliviarnos la presión impositiva y los trámites burocráticos. En lo que es producción primaria somos muy importantes en el mundo, por eso percibo que si nos dieran más posibilidades, podríamos crecer mucho más. Sí considero que hay que meterse en política para generar esa clase de cambios. Por eso desde chica estoy vinculada a Federación Agraria (FAA), porque me gusta participar y porque creo que así se logran los cambios. La política me ha defraudado mucho, pero hay que involucrarse; no esperamos que otros vengan a hacer nuestro trabajo. Hay que trabajar en grupo en la presentación de proyectos y discusiones y seguir adelante.

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