Con un peso del flete cada vez más alto, la competitividad del negocio agropecuario depende, además del manejo agronómico, de optimizar la eficiencia comercial. Para lograrlo, la digitalización ya no es una opción, sino una obligación.

Por Santiago García Castellanos – CEO Fundador de Agrospot

Informes recientes de la Bolsa de Comercio de Rosario volvieron a mostrar un problema estructural para la competitividad del agro: el costo del flete puede absorber hasta el 28% del valor del maíz y cerca del 20% del de la soja, según la distancia al puerto.

Este nivel de incidencia obliga a replantear la lógica tradicional del negocio. La rentabilidad ya no depende solo del precio, sino de la eficiencia integral del sistema, especialmente en la etapa de comercialización.

En un contexto donde la producción está cada vez más tecnificada y optimizada, la siguiente frontera de mejora es cómo, cuándo y a quién se vende.

La logística se volvió un factor decisivo: cada kilómetro aumenta el costo por tonelada y reduce el margen real del productor. Además, la dispersión geográfica y la falta de alternativas cercanas generan asimetrías que afectan la capacidad de negociación.

DE LA LÓGICA FINANCIERA A LA EFICIENCIA COMERCIAL

Por eso, el negocio agropecuario está migrando de una lógica financiera —basada en esperar precios y especular con la compra de insumos— hacia un modelo donde las decisiones inteligentes y la eficiencia comercial explican buena parte del resultado económico.

Comparar destinos, evaluar condiciones, diversificar compradores y optimizar distancias puede significar varios puntos de rentabilidad sin aumentar la inversión productiva.

En este escenario, las herramientas que permiten operar con mayor información, visibilidad y cercanía se vuelven clave.

Mejorar la eficiencia comercial no es un complemento: es una condición para sostener la competitividad del productor argentino frente a un esquema logístico que hoy define, en buena medida, su margen final.

A estos desafíos se suma un dato contundente de reciente análisis de la BCR: el “costo argentino” en logística se expresa, sobre todo, en el transporte camionero, que resulta entre 25% y 30% más caro que en Brasil y Estados Unidos.

El “costo argentino” que sufre el agro: un flete por camión cuesta 32% más que en Brasil

El estudio señala que, para un mismo recorrido, el productor argentino enfrenta tarifas más elevadas debido a la menor eficiencia del sistema. Este diferencial le pega de lleno a la competitividad y termina licuando parte de la rentabilidad del productor en gastos que no dependen ni del manejo, ni de las tecnologías, ni de las buenas prácticas.

Frente a ese escenario, la digitalización es una herramienta indispensable para recuperar margen y tomar mejores decisiones. Plataformas que integren cotizaciones en tiempo real, conecten a compradores y vendedores, aportan trazabilidad al transporte y ofrecen herramientas de análisis permiten optimizar costos, agilizar procesos y actuar con mayor precisión.

La digitalización no solo facilita negociar mejor y más rápido: también permite anticipar picos de demanda logística, evitar ineficiencias, aprovechar mejor cada viaje y asegurar transparencia en cada operación.

En conclusión: en un país donde la logística puede definir hasta un tercio del negocio, la tecnología ya no es una opción, sino una pieza estratégica de la nueva rentabilidad del agro.