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Los desafíos del agro frente al salto digital: “Es el sector donde menos ingresó la tecnología”

Fuente: Infocampo 03/06/2025 14:39:22 hs

En una nueva edición del Día del Inversor, ADBlick propuso una charla centrada en innovación, inteligencia artificial y el futuro del agro digital. Por qué la transformación tecnológica del sector "es también una transformación de mentalidad”.

En un mundo en el que las palabras inteligencia artificial y revolución digital ya son moneda corriente, el agro no está ajeno a estas transformaciones.

Por eso, en el marco de una nueva edición del Día del Inversor, ADBlick organizó una charla on line en la que abordó precisamente las oportunidades, desafíos y amenazas que enfrenta el sector para acelerar en una carrera tecnológica en la que está rezagado, en relación a otros rubros.

Santiago del Carril, actual gerente general de ADBlick Granos; Pablo Poza, ejecutivo con amplia trayectoria en consultoría y profesor del IAE especializado en inteligencia artificial; y Juan Pablo Trujillo, economista colombiano, doctor en derecho financiero y socio de Xperiment Ventures, Divergent Investments y cofundador de Pampa Capital; fueron los oradores.

EL AGRO, FRENTE AL SALTO DIGITAL

Como se mencionó, durante el evento se analizó cómo la tecnología comienza a irrumpir de forma decidida en un sector que aún se mantiene rezagado en términos de transformación digital, aunque no así en tecnificación productiva.

En palabras de José Demicheli, fundador y CEO de ADBlick Agro: “Vemos que el agro, si analizamos por clusters, es el sector donde menos ingresó la tecnología digital. A pesar del crecimiento de las AgTechs y los fondos de inversión, todavía hay un largo camino por recorrer”.

Además, la charla giró en torno al ecosistema emprendedor y su vínculo con el agro. Desde los primeros pasos de una startup financiada por las “3 F” (Friends, Family and Fools) hasta la llegada del early venture capital (fondos que invierten en etapas tempranas para escalar el negocio) y el private equity (capital para empresas ya consolidadas), se repasó el recorrido típico de las empresas tecnológicas.

“Argentina y la región tienen una deuda pendiente en el salto que va del angel investment (inversores individuales tempranos) al venture capital (fondos de riesgo profesionales). Allí aparece el rol de fondos como Xperiment Ventures, liderado por Juan Pablo Trujillo, que invierten en startups del agro con tickets de hasta 300 mil dólares”, explicó Demicheli.

EL CRUCE ENTRE EL AGRO Y TECNOLOGÍA

Santiago del Carril compartió su recorrido en el cruce entre el agro y la tecnología, desde su experiencia en grandes compañías como Cargill y Adecoagro hasta su paso por el mundo cripto con AgroToken.

“Empezamos AgroToken en plena pandemia. Eso nos permitió aprender sobre blockchain (una especie de libro de actas digital e inviolable, validado por miles de computadoras en todo el mundo) y darnos cuenta de su enorme potencial para pensar el agro de forma más eficiente y estructurada”, recordó.

El foco, sin embargo, estuvo puesto en los avances que ya viene impulsando ADBlick Granos en su camino hacia la digitalización. “Hoy tenemos toda la información productiva de las últimas 16 campañas digitalizada. Más de 170 campos están 100% digitalizados y ambientados en tres zonas por lote, lo que nos permite una gestión precisa y eficiente de los recursos y apoyarnos en los datos para la toma de decisión”, detalló.

También destacó que el management puede acceder en tiempo real a métricas fundamentales como rendimiento, rentabilidad y avance de cosecha.

“El gran desafío ahora es integrar toda esa información en una única plataforma, y sumar certificaciones de calidad, trazabilidad y sustentabilidad. Estamos convencidos de que esa será una ventaja competitiva en los próximos años”, ahondó.

Para lograrlo, sostuvo que es fundamental contar con plataformas interoperables (“apificadas”) que integren datos y certificaciones. “Queremos que el día de mañana, ante cualquier requerimiento de un comprador, podamos tener toda la información disponible en tiempo real y validada, sin ninguna duda sobre su veracidad”, repasó.

EL AGRO, CON LA NECESIDAD DE ACELERAR 

Juan Pablo Trujillo, economista colombiano y managing partner del fondo Xperiment Ventures, propuso ampliar la mirada sobre el impacto tecnológico en el agro.

“Tecnología no es lo mismo que innovación. La tecnología es apenas una herramienta dentro de un proceso más amplio que requiere ser adoptado, implementado y escalado para que realmente tenga impacto”, explicó.

Según Trujillo, la clave no está en la herramienta en sí, sino en cómo se integra a modelos de negocio, financiamiento y procesos productivos.

Además, advirtió que la adopción tecnológica no es lineal ni inmediata. “Hay un patrón que se repite en todas las revoluciones: primero hay una etapa de entusiasmo, después viene la desilusión y luego la corrección. Recién ahí empieza a generarse valor real, y ese valor se mide en productividad”, señaló, en referencia a lo que él llama “procesos de ilusionamiento y correccionamiento”, explicó.

En ese sentido, trazó paralelismos con tecnologías anteriores, como la adopción de la electricidad o las computadoras. “Al principio solo reemplazan lo que ya existe. Para que cambien de verdad una industria, necesitan infraestructura, nuevas aplicaciones y rediseño de sistemas completos. Ahí es donde nacen las soluciones sistémicas”, comparó.

Respecto al agro, destacó que aún resta digitalizar gran parte de la economía real: “Una cuarta parte del PBI mundial ya está digitalizado, pero el agro, la salud y otras industrias más intensivas en capital recién están empezando. El gran desafío está en cómo fusionamos el mundo material con el digital”.

En esa línea, subrayó la importancia de usar los datos no sólo para registrar, sino para mejorar. “A medida que digitalizamos más, cambian los productos, los servicios y la forma de competir. Un productor que no sea dueño de sus datos y no los use para resolver mejor las necesidades de sus clientes, va camino a ser comoditizado”, sentenció.

Finalmente, dejó una frase provocadora: “Tenemos tecnología de dioses, instituciones medievales y cerebros del paleolítico”. Para Trujillo, ese desajuste es el verdadero reto de fondo: alinear capacidades técnicas, marcos regulatorios y pensamiento estratégico.

“Desde nuestro fondo estamos invirtiendo en ese puente entre lo físico y lo digital, compañías que tokenizan silobolsas, digitalizan datos del agua o convierten vacas en activos financieros. Todo parte de la misma visión: que la transformación tecnológica del agro es también una transformación de mentalidad”, mencionó.

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EL AGRO

Por último, Pablo Poza, consultor con más de tres décadas de experiencia en resolver problemas de negocio a través de la tecnología, dejó en claro que hoy el verdadero salto está en la inteligencia artificial (IA) y los datos.

Para el profesional, la IA no es una herramienta más: “No viene a hacer las cosas un 10% mejor. Viene a romper el status quo. Nos permite hacer cosas que antes no podíamos hacer”. Y enfatizó que esa disrupción solo es posible si se cuenta con datos: “Sin datos, no hay magia. No importa lo bueno que sea el algoritmo: sin datos, no va a pasar nada”.

Además, explicó que los datos deben gestionarse como un verdadero activo estratégico, igual que el talento o el capital. “El Chief Data Officer debería ser una figura clave en cualquier organización, como el CFO lo es para las finanzas”, señaló.

También remarcó que ya no se trata de comprar tecnología, sino de adoptarla. “Esto no es como antes, cuando uno licitaba, compraba una licencia, lo implementaba y listo. Hoy se trata de un proceso, y el mayor desafío no es técnico, es directivo”, enfatizó.

A modo de ejemplo, explicó que el 70% del esfuerzo en un proyecto de IA se destina a preparar y organizar los datos. “El resto es la magia del algoritmo. Pero sin ese 70%, no hay nada”.

Y sumó una advertencia sobre la velocidad del cambio: “ChatGPT tardó cinco días en llegar a un millón de usuarios. Esto va muy rápido, y hay que entender en qué parte del ciclo de adopción tecnológica está cada industria para no quedarse atrás”.

Por último, Poza insistió en que la tecnología debe partir del problema a resolver, no del enamoramiento con la herramienta. “Nadie compra ‘hilos de inteligencia artificial’. Lo que las empresas necesitan es resolver desafíos de negocio. Por eso usamos enfoques como working backwards: primero entendemos qué necesita el cliente, y recién ahí pensamos en la tecnología”.

En este línea, añadió: “Adoptar IA es más un desafío estratégico que técnico. Si no hay talento, si no hay organización, si no hay visión clara del problema que se quiere resolver, la tecnología sola no alcanza”.

UN NUEVO MODELO PARA EL AGRO

Durante el encuentro, se analizó cómo el agro puede evolucionar hacia un modelo en el que el diferencial ya no esté solamente en lo que se produce, sino en cómo se utiliza la información para agregar valor.

“La tecnología permite pasar de vender un producto a ofrecer un servicio basado en resultados. Y eso solo es posible si se puede medir el desempeño en tiempo real”, afirmó Juan Pablo Trujillo. Para él, el verdadero cambio está en construir soluciones sistémicas que mejoren la productividad, no sólo en sumar herramientas.

También se destacó el avance de los llamados agentes inteligentes: pequeños programas capaces de automatizar tareas repetitivas en función de la experiencia.

“Estos pueden leer tus mails, extraer datos de una factura y cargarla en un Excel. Y todo eso sin intervención humana”, explicó Pablo Poza. Esta tercera ola de la inteligencia artificial, basada en la orquestación de múltiples agentes, promete transformar procesos administrativos, financieros y productivos en el agro y otros sectores.

Más allá del entusiasmo que despierta la tecnología, lo que quedó claro es que el verdadero desafío no está en sumar herramientas, sino en integrarlas con una mirada estratégica. La transformación digital del agro no se trata solo de digitalizar procesos, sino de construir un sistema donde los datos generen decisiones mejores, más rápidas y sostenibles.

Tal como resumió Santiago del Carril, este cambio es, ante todo, cultural. Requiere revisar cómo se trabaja, cómo se toman decisiones y cómo se vinculan los actores de la cadena. Porque no alcanza con adoptar tecnología sino que hay que hacerlo con propósito.

Y en ese camino, el agro tiene una oportunidad única. Porque cuando los datos dejan de ser números sueltos y se convierten en conocimiento útil, el campo puede dejar de ser visto como un simple proveedor de commodities y empezar a ofrecer algo mucho más valioso como información confiable, trazabilidad real y una nueva forma de pensar la producción.

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