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Cristian y Maxi dejaron la ciudad y se pusieron a cultivar lavanda en Villa Llanquín: Venden bioproductos, plantines, y hasta hicieron un festival de la cosecha

Fuente: Bichos de Campo 18/05/2024 10:00:07 hs

Cristian Signorelli y “Maxi” Agüero comenzaron un día a soñar con un cambio de vida: dejar la ciudad para irse a vivir al campo. Cristian es oriundo de La Plata, y Maximiliano de Firmat, pero en 2006, el primero se hallaba trabajando de recepcionista en un hotel de Bariloche, cuando vio llegar a Maxi a

Cristian Signorelli y “Maxi” Agüero comenzaron un día a soñar con un cambio de vida: dejar la ciudad para irse a vivir al campo. Cristian es oriundo de La Plata, y Maximiliano de Firmat, pero en 2006, el primero se hallaba trabajando de recepcionista en un hotel de Bariloche, cuando vio llegar a Maxi a trabajar en el restorán del mismo. Luego descubrió que a él le apasiona la gastronomía y ambos hablan 3 idiomas. Se conocieron a los tres días, y poco a poco comenzaron a proyectar una vida juntos, que con el tiempo fueron imaginándola lejos de la ciudad.

Maxi y Cristian, luego pusieron un hostel en la casa de éste último. Empezaron a pensar en irse a vivir al campo, y se preguntaron qué emprendimiento rural podían iniciar, siendo que ellos no tenían conocimientos agropecuarios, y que el mismo les asegurara ingresos suficientes y seguros para vivir. Ambos eran amantes de los aceites esenciales, de la aromaterapia y de la perfumería, por lo que pronto se decidieron por cultivar lavanda, ya que su aceite esencial es uno de los más utilizados en el mundo, explican. “Con la lavanda no podemos fallar”, se dijeron. “Y sabíamos que a la gente le iba a encantar, como a nosotros”, agregaron.

Al fin hallaron una chacra en Villa Llanquín, a 40 kilómetros de Bariloche, en el kilómetro 1610 de la Ruta 237. Es un lugar de ensueño, muy pintoresco y tranquilo, porque para llegar hay que cruzar el río Limay en balsa. “Tiene unos 300 habitantes y parece detenido en el tiempo”, dicen. Es un pueblo muy turístico, con cabañas, hostel, campings, con propuestas de cabalgatas y la distinguida pesca con mosca.

La chacra que compraron es de una hectárea y media. Poco a poco cercaron el predio y empezaron a ir y venir, cada vez con más frecuencia, mientras emprendían su deseado cultivo de lavandas. Su primera plantación fue de 50 ejemplares, a modo de prueba. Aprendieron a reproducirlas y se dieron cuenta de que serían los primeros en hacerlo en una zona tan austral.

-Cristian: ¿Y cuándo comenzó la empresa como tal?

– En 2014 fundamos “Lavandas del Limay”. Fuimos creciendo y hoy tenemos 4000 plantas productivas de lavanda híbrida o “lavandín argentino”, cuyo nombre científico es “lavándula por intermedia”. Es una mezcla entre dos variedades, logrando una planta con gran porte, con flores mucho más grandes que las originales, con mucho contenido de aceite esencial. Por eso hoy nos damos cuenta de que ésta planta fue una buena elección, ya que desde un principio habíamos apuntado a obtener aceite esencial. Además, plantamos cinco líneas de setenta metros de otras variedades de lavanda.

-¿Su intención fue asentarse allí?

– Sí, sí, construimos nuestra casa y nos fuimos a vivir. Hicimos un parque agroecológico y hoy tenemos más de 17 variedades de lavanda, en exhibición. Como empezamos a ver que a los turistas les gustaba mucho visitar nuestras plantaciones, nos conseguimos un alambique, de modo que hicimos nuestros primeros pasos en la elaboración de aceite esencial. Luego pusimos un invernadero y organizamos visitas guiadas: mostramos todo el mundo del proceso de producción y comercialización, las variedades, la reproducción.

– ¿Y en verano ofrecen algo especial?

– Sí, para el tiempo de la floración, ofrecemos lo que hemos llamado “Experiencia Lavanda”: la gente viene, cosecha con nosotros y se lleva su propio aceite esencial, hecho por ella misma.  Se sorprende con la variedad de colores que tenemos en el parque.

-¿Ofrecen algo más a los turistas?

– Sí, además construimos una casa de té, que coordina “Maxi”, porque es especialista en gastronomía y alta cocina. Hace limonada de lavanda, en pastelería hace macarrones franceses, cheescake, mousse, todos en base a lavanda, con lo que la gente se asombra y le encanta, todo tiene gran aceptación.

-¿Elaboran productos cosméticos y demás, con la lavanda?

– Sí, bioproductos: jabón de lavanda saponificado, shampoo sólido, exfoliante facial sólido, sal de baño, sahumo, flores secas de lavanda angustifolia, de lavandín, de caléndula, ramos de flores secas, infusiones, gin y obviamente, aceite esencial e hidrolato de lavandín, que son la base de la producción. Cerámicas y souvenirs de lavanda. Hasta una guía de cuidados básicos en casa, de la lavanda y semillas agroecológicas de lavanda angustifolia y de stoechas. Vendemos plantines y ofrecemos asesoramiento a la gente que quiere empezar a cultivar.

-¿Cómo reacciona la lavanda en una zona de inviernos tan fríos?

– En situaciones adversas, como los fríos tan intensos que tenemos en esta región, la planta genera más aceite y de mejor calidad. En invierno las lavandas se cubren de nieve y el frío le potencia el aceite esencial. Porque éste es un metabolito primario y secundario para la planta, que la misma lo genera para sobrevivir y para atraer a los polinizadores. Por eso el aroma del aceite en estas regiones del sur es más intenso que el de las lavandas de zonas más cálidas. La privilegiada zona agroecológica influye. Mucha gente nos suele decir que le llama la atención y nos preguntan: “Por qué la lavanda de mi casa no huele como la de ustedes?”. Claro, que también se debe a las variedades que tenemos.

– En la región se dice que ustedes han sabido llamar mucho la atención. 

Es que debido a que cumplimos diez años como emprendimiento, decidimos celebrarlo este año creando el “Festival de la Cosecha de la Lavanda“, organizado por Lavandas del Limay. Por eso lo hacemos a mediados de febrero, para el inicio de la cosecha. La gente cosecha con nosotros, presentamos talleres, feria, carritos de comidas y mucho más. Lo importante es el gran intercambio de conocimientos que esta fiesta genera. Hasta hemos tenido una visita de agricultores suizos. Salió mejor de lo que esperábamos y pensamos crecer cada año, con mejores y más propuestas.

-¿Han recibido algún reconocimiento oficial?

Llevamos más de cinco años trabajando con el INTA de Bariloche, de modo que nos avala, al punto que este año hemos recibido un premio de esta importante institución, por haber impuesto en esta zona, las aromáticas y en especial, la lavanda, además del turismo rural que ejercemos, lo cual nos enorgullece y nos anima mucho a seguir.  Además, el INTA nos contactó con la Universidad de Río Negro y conocimos a la técnica, Laura Arrieta, que vino a hacer su tesis en la lavanda y se quedó a trabajar con nosotros. La contratamos, porque nos aporta de todo, sanidad para las plantas y mucho más.

-¿Les dio por producir algo más?

Hemos incorporado un cerco completo de romero y queremos implementar el aceite esencial de romero, porque la gente nos lo pide mucho. Y sumamos 15.000 bulbos de azafrán, que tiene una flor hermosa. En general, éste florece en abril, pero este año se corrió hacia fines de abril y principios de mayo. Se lo cosecha durante 20 días corridos.

-¿Cómo transcurre el año para ustedes?

Como la temporada de los tulipanes arranca en octubre, nos beneficia a nosotros con el turismo. Somos los últimos en cosechar la lavanda en la Argentina, debido al clima frío. Abril, mayo y junio son nuestra temporada baja y estamos más tranquilos. Los horarios y días de atención varían: en temporada baja, abrimos sólo los fines de semana, en diciembre, los viernes, sábados y domingos, y en temporada alta -de enero a marzo-, de miércoles a domingos, de 10:00 a 20:00.

-¿Qué proyectos tienen para el futuro?

Yo estoy terminando estudios en aromaterapia y perfumería fina. Como notamos que hay mucha confusión en las variedades de lavanda, le estamos proponiendo al INTA de hacer un nomenclador de las variedades, ya que resolveríamos un problema que sufren los productores y viveristas. Es que para tener plantas en la casa, no es problema. Pero para hacer aceites esenciales, sí, porque cada planta tiene sus propiedades químicas. Y tenemos la idea de hacer las plantas madres, de las 18 variedades que tenemos, desarrollarlas, analizarlas. Seríamos los primeros en certificarlas y que tengan denominación de origen.

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