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Cuando muchos comenzaban a irse, Esteban Gallie decidió volver a la vieja estancia patagónica fundada por su bisabuelo en 1885: Morro Chico lleva muchos años de ganadería regenerativa y compromiso ambiental

Fuente: Bichos de Campo 05/05/2024 18:26:13 hs

Era el año 2001 y de pronto a Esteban Gallie le dieron ganas de “volver”. Ya había vivido muchos años en Buenos Aires, viajado y estudiado en el extranjero y, quizás por todo eso ya recorrido, sintió el deseo de irse a vivir la estancia familiar (previa conversación con su padre y su tía) forjada

Era el año 2001 y de pronto a Esteban Gallie le dieron ganas de “volver”. Ya había vivido muchos años en Buenos Aires, viajado y estudiado en el extranjero y, quizás por todo eso ya recorrido, sintió el deseo de irse a vivir la estancia familiar (previa conversación con su padre y su tía) forjada por su bisabuelo en el sudoeste de Santa Cruz hacia 1885.

“Quise hacerme cargo y ocuparme de Morro Chico, ese lugar que había visitado toda mi infancia y que me presentaba el gran desafío de entender el negocio y ver cómo podía mejorarlo”, recuerda. “Era una tarea totalmente fuera de mi zona de confort ya que debería manejar 27.000 hectáreas con ovejas y vacas en la Patagonia profunda, a 200 kilómetros de la ciudad de Río Gallegos, en el límite con Chile”. 

Lo que quería Esteban era transformar la estancia. Lograr una ganadería moderna con una visión integral, con un equilibrio entre la capacidad productiva, el cuidado del ambiente, el bienestar animal, de las personas que trabajaban y el involucramiento con la comunidad. Un enfoque de triple impacto, económico, social y ambiental.

Su familia ya había comenzado con los chequeos de pastizales a comienzos de los años 90 y en 2011, apoyado por su familia, decidió comenzar a probar con ganadería holística en una parte del campo. El objetivo era mejorar el pastizal ya que el ajuste de carga con pastoreo continuo no resultaba óptimo. Junto al mismo equipo de asesores, Pablo Borrelli, Pablo Sturzenbaum, Paola Imberti de Ovis21 y un educador holístico de Australia (Brian Marshall) decidieron comenzar con esta nueva concepción de manejo y toma de decisiones.

“Empezamos usando los potreros que ya tenía la estancia, que eran pocos y muy grandes, así que fue mucho de prueba y error.  El objetivo era lograr descansos para lograr algo de recuperación y distribuir bien el agua utilizando aguadas abiertas con una retroexcavadora”, explica.  “Los errores iniciales fueron, por ejemplo, juntar células demasiado grandes de ovejas en época de parición, pero con el tiempo fuimos mejorando el manejo para que la producción no se vea afectada con este nuevo enfoque”.

En Morro Chico, entre otras iniciativas, se realiza Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI) cuidando los pastizales, el agua y asociando los animales con el bosque nativo de ñire. “La estancia es sitio piloto de la provincia de Santa Cruz y, gracias al apoyo del Dr. Pablo Peri y su equipo de INTA/Conicet comenzamos a entender los servicios ecosistémicos del bosque nativo y su importancia”, detalla.

“Con el manejo holistico se comenzó a transitar el camino hacia el concepto de regeneración.  Estamos convencidos de que esta es la dirección que tenemos que seguir: subdividiendo los potreros y agregando fuentes de agua a través de perforaciones utilizando bombas con sus paneles solares para lograr mayores tiempos de descanso en la etapa del crecimiento de pasto. Estamos subdividiendo potreros muy grandes con eléctrico, utilizando los avances tecnológicos en los equipos, que son más eficientes”.  

Recientemente realizaron una jornada abierta sobre el correcto uso del alambrado eléctrico a la cual asistieron vecinos, productores de la zona, técnicos y trabajadores rurales. “Le ponemos un énfasis muy importante a la conformación de un buen equipo de trabajo y que todos entiendan el objetivo de regeneración”, se entusiasma Esteban. 

“Tenemos un plan de capacitación importante del equipo para que se lleven herramientas valiosas de su experiencia en Morro Chico porque, como dice Marcos Giménez Zapiola (especialista en buenas prácticas ganaderas), una estancia no son los molinos, el tractor y los galpones sino la gente que trabaja”.    

Justamente con Giménez Zapiola es que se manejan desde 2009 con el concepto del bienestar animal como herramienta estratégica en el manejo de la hacienda: vacunos, ovejas, caballos y los perros pastores y ovejeros.  “En su ultima visita orientamos la capacitación durante los trabajos, por ejemplo entender dónde posicionarnos en los corrales, cómo utilizar correctamente las banderas y oportunidades de mejora en los corrales; un paso adelante a lo que ya veníamos haciendo en el no uso de perros ni caballos en los corrales, nada de gritos ni movimientos bruscos”. 

Al momento de la planificación del pastoreo incorporaron a dos ONG: Wildlife Conservation Society (WCS) quienes certifican a Morro Chico como Wildlife Friendly (amigable con la vida silvestre), y a Ambiente Sur con quien están trabajando en un plan de ganadería integral con conservación de las aves. Este año la idea es firmar un acuerdo piloto llamado Conservación de Aves y Ganadería en la Estepa. “Las aves son un excelente indicador del estado de salud de un ambiente; a nosotros nos interesa producir en un ambiente donde las aves puedan desarrollarse, eso es un valor y es parte del capital natural de la empresa”. 

Morro Chico consta de 27.000 hectáreas y 8.500 ovejas Merino Multipropósito MPM (hace un año que son cabaña), 460 vacas madres Hereford y Angus (con esta última raza arrancaron en 2014). 

Cuando Esteban se hizo cargo del campo, 23 años atrás, el stock ganadero era de 12.000 ovejas y 700 vacas madres con la cría y recría. De no haber realizado ajustes en las cargas y debido a los períodos largos de sequía (2014 al 2023) el capital natural se hubiera degradado.

“Apuntamos a tener el stock que nos permita poder seguir con el proceso de regeneración y poner énfasis en ejecutar muy bien el plan de pastoreo”, resume este ganadero que produce 36.000 kilos de lana de 20,5 micrones de 65 a 68% de rinde con borregas/os de 17,5 micras y adultos de 21,2 micrones.

“Logramos señaladas arriba del 90% en los ultimos 2 años, enviamos al frigorifico 3.200 corderos al año que a los 3 meses pesan 14 kilos al gancho y vendemos alrededor de 1.000 ovejas a clientes, mientras que unas 600 van al frigorífico como terminales. Además, vendemos unos 100 carneros MPM a clientes”.  

En cuanto a los vacunos, los criterios de selección son frame moderado, facilidad de parto, animales que tengan eficiencia energética, buena grasa dorsal y área de ojo de bife, como también tasas de crecimiento rápido en los terneros. Desde 2010 realizan inseminación artificial a tiempo fijo con toros cuyos DEPs (Diferencias Esperadas en la Progenie) tengan esas características. 

“Logramos índices de preñez arriba del 90% e índices de señalada arriba del 85%: la última de febrero 2024 fue del 91%.  Nuestra fuente de inspiración es el libro La filosofía Lasater de cría de ganado, de Laurence Lasater, un estadounidense que transformó la forma de pensar la ganadería. La ganadería regenerativa es un camino, los resultados no se generan de un día para el otro pero con el correr de los años se va notando una diferencia”.   

Una de las iniciativas de la que Esteban se enorgullece es haber colocado protectores de renovales de ñire en zonas degradadas de bosque para protegerlos del pastoreo y de la liebre europea, que es una especie exótica. Comenzaron en 2016 con 50 protectores y hoy cuentan con más de 2.000. El objetivo es regenerar ambientes trabajando en el corto, mediano y largo plazo.

Las certificaciones que posee el establecimiento son las siguientes: Ecological Outcome Verification (EOV) del Instituto Savory que que mide tendencias de corto, mediano y largo plazo en el pastizal, suelo y insectos, Wildlife Friendly y Responsible Wool Standards (RWS). Además, como se mencionó más arriba, trabajan con el protocolo MBGI, monitoreo de las aguas y recursos hídricos que pasan por la estancia.

Todas estas certificaciones van acompañadas de capacitaciones específicas a todo el equipo de trabajo para que se entienda su significado e implicancias. También han realizado cursos de correcto desvasado y colocación de herraduras en caballos con Pedro Pechar, doma racional con Martin Hardoy, curso de primeros auxilios y RPG, capacitacion en huerta “No Dig” con Charles Dowding y una capacitación en conducción defensiva de vehículos y 4×4 ya que se maneja en condiciones extremas durante parte del año por nieve, escarcha-hielo y por ripio). En breve realizarán un taller de identificación de aves con el equipo de Ambiente Sur. 

El año pasado Morro Chico se sumó un programa de pasantías que organiza la Sociedad Rural de Río Gallegos y una de las estudiantes finalmente quedó como parte del equipo de la estancia. Sus funciones principales son sistematizar la información productiva, seguir de cerca las certificaciones y recolectar información de las cámaras trampa instaladas para monitorear fauna.

“También le damos mucha importancia a la huerta, hacemos compostajes, separación de orgánicos y no orgánicos y llevamos plásticos y vidrios al centro de reciclado que está a 200 kilómetros, consideramos que vale el esfuerzo”.

-Con todo lo que hace, ¿le pagan un plus por los animales o la lana? 

-Nadie viene por iniciativa propia a pagar más. Es una negociación uno a uno. Es clave lograr que la cadena de valor entienda el esfuerzo que se realiza en el campo y el enfoque regenerativo que le damos a nuestra producción. Estamos convencidos de que este es el camino, que no es fácil, pero confiamos en que vamos a lograr resultados positivos. 

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