Los precios de los futuros argentinos muestran la posibilidad de implementación de un “dólar soja extra large”
El mercado de futuros de soja argentina 2022/23, intervenido de facto por las políticas del gobierno nacional, mostró este miércoles un comportamiento más extraño que lo usual. A contramano de la tendencia internacional, los precios de los contratos del Matba Rofex correspondientes a la cosecha 2022/23 registraron bajas intradiarias para terminar todos –increíblemente– en un
El mercado de futuros de soja argentina 2022/23, intervenido de facto por las políticas del gobierno nacional, mostró este miércoles un comportamiento más extraño que lo usual.
A contramano de la tendencia internacional, los precios de los contratos del Matba Rofex correspondientes a la cosecha 2022/23 registraron bajas intradiarias para terminar todos –increíblemente– en un valor similar.
Como si fuese lo mismo vender soja a fines del presente mes de julio que en noviembre próximo, los valores de las posiciones comprendidas entre esos meses se alinearon todos en torno a los 360 u$s/tonelada.
Esos movimiento solamente pueden explicarse ante la eventual introducción de una nueva edición del régimen del “dólar soja”, el cual estaría impulsado por las dificultades que está registrando el ministro Sergio Massa para habilitar un paquete de ayuda extraordinaria por parte del Fondo Monetario Internacional.
En los hechos, la unificación de los precios de la Soja Rosario Julio, Septiembre y Noviembre de 2023 indica que la medida, lejos de aplicarse por un mes y medio –como ocurrió durante la tercera edición del “dólar soja”– podría instrumentarse por un plazo más extenso.
Massa, ahora en carrera por las elecciones presidenciales de octubre próximo, necesita disponer de un volumen gigantesco de divisas para poder mantener la “ficción” del tipo de cambio oficial hasta ese mes y, quizás eventualmente, para noviembre en caso de que ocurra un balotaje (qué ocurrirá después es otra historia).
El “dólar soja” consiste en un mecanismo a través del cual los exportadores de poroto, harina y aceite de soja, además de biodiésel (que se elabora con aceite de soja), aceptan ingresar divisas al país a un tipo de cambio superior al oficial. En la primera, segunda y tercera edición del régimen el tipo de cambio especial fue de 200 (septiembre), 230 (diciembre) y 300 (abril/mayo) pesos por dólar ingresado respectivamente.
Como ese régimen cambiario especial se implementa por un período limitado, se provoca entonces un aluvión de ventas de soja que deprime los precios en dólares de la soja en el mercado disponible, algo que, gracias a la “magia” del tipo de cambio especial (financiado con emisión monetaria), termina generando precios “inflados” en pesos.
Tal como sucedió en las tres primeras ediciones del “dólar soja”, los valores más cercanos de la soja durante el período de vigencia del régimen se van “acomodando” (licuando) con anticipación ante la expectativa generada por la sobreoferta que viene en camino.
La gran cuestión clave por resolver es el tipo de cambio especial por implementar en la cuarta edición del “dólar soja”, dado que la tercera edición, con 300 $/u$s, no generó un volumen de ventas importante y debió ser “engordado” con ventas de girasol, cebada forrajera y sorgo para llegar al número previsto por el equipo económico del ministro Sergio Massa.
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