El aceite de oliva extravirgen de Mendoza logró un hito de alcance mundial
Es la primera provincia de Latinoamérica que obtiene una denominación de origen para este producto, y el segundo caso a nivel global, después de Túnez, por fuera de la Unión Europea.
Mendoza se transformó recientemente en la primera provincia de Argentina y de América Latina en obtener la denominación de origen para su aceite de oliva extravirgen, tras haberse publicado la resolución correspondiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación en el Boletín Oficial.
La condición trasciende a nivel internacional porque es la segunda denominación de origen que se otorga por fuera de la Unión Europea, después de Túnez.
De esta manera, los productores locales de aceitunas ya pueden certificar la calidad de sus productos y así sumar el sello en sus etiquetas, identificando la identidad geográfica de la producción.
PROCESO ACEITADO
El camino comenzó en 2018, cuando la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen), junto con el Instituto de Desarrollo Rural, el Panel de Cata de la UNCuyo y numerosos empresarios y referentes del sector, plantearon la importancia de diferenciar el aceite de oliva de Mendoza por su origen.
Así, a fines de 2019 se formalizó la primera presentación de solicitud de reconocimiento de la Indicación Geográfica, que fue rechazada por el Ministerio de Agricultura.
En virtud de ello, el equipo de trabajo mendocino resolvió las cuestiones planteadas desde Nación y volvió a formular el pedido, que contiene como paso necesario y trascendente el aval provincial a la solicitud de reconocimiento.
SELLO DE CALIDAD
A partir de ahora, las marcas podrán hacer uso del sello IG Mendoza que garantiza al consumidor que ese producto ha tenido una trazabilidad, un control y es originario de esa provincia. Y que cuenta con una serie de cualidades totalmente distintas al resto de las que se elaboran en otras zonas del país.
Según se detalla en la publicación oficial, el aceite mendocino debe tener, entre otras características:
- Alto contenido de ácido oleico otorgado por la latitud de cultivo y el clima mediterráneo;
- Presencia de la variedad típica de la zona, arauco, con un mínimo de 20% y un máximo de 50%;
- Pueden aparecer como variedades complementarias la frantoio, arbequina, farga, coratina, picual y corneiki, todas ellas presentes en la zona delimitada;
- Analíticamente, su contenido oleico debe ser mayor a 60%, la acidez menor a 0,6%, los polifenoles totales mayores a 100 partes por millón y los peróxidos tienen que estar por debajo del 12%.
EN EL CAMINO DEL VINO
Respecto de este logro, el ministro de Economía y Energía de Mendoza, Enrique Vaquié, comentó: “Ahora se va a poder identificar, reconocer, la calidad de nuestros aceites. Es algo que la vitivinicultura consiguió hace poco más de 40 años y que con el correr de los años ha logrado posicionarse y crecer. A partir de hoy comienza un gran trabajo para logar recuperar el lugar que había alcanzado en su momento este sector tanto en cantidad de hectáreas implantadas como en la recuperación de los mercados”.
También subrayó el funcionario que “cuando se genera valor y que a partir de ello se conoce el producto por lo que es y no por lo que vale monetariamente, como ocurre con el vino por ejemplo, uno puede empezar a poner otros precios. Ahora van a darse otras discusiones que conocemos ampliamente los mendocinos y que tiene que ver cómo se distribuye ese valor en toda la cadena productiva. Esto será un camino extenso que demandará muchos años de trabajo”.
Por su parte, Luis Contigiani, secretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional de la Nación: “Es algo histórico porque mediante la IG y este sello que hoy estamos otorgando, estamos reconociendo algo que ocurrió acá en Mendoza y que viene ocurriendo hace décadas gracias al trabajo de productores, emprendedores, empresarios, técnicos, referentes del sistema universitario y de los gobiernos municipales, provinciales y nacionales”.
El funcionario nacional remarcó que Mendoza cuenta con una particularidad que es única en el mundo: “Nosotros estamos reconociendo esa particular forma de producir aceite de oliva en esta gran región, a partir de una serie de protocolos y a partir del aporte técnico que se ha venido desarrollando durante años”.
“Es un punto de partida para entusiasmarse y crecer en la producción. Es una posibilidad concreta de conquistar nuevos mercados que premian calidad y que protege acuerdos comerciales entre estados preservando esta forma particular de producir aceite de oliva. En suma, es un ADN”, completó.
ECONOMÍA REGIONAL
Por su parte, Luis Mansur, titular de Asolmen, destacó que este reconocimiento es un diferencial que se sumará a los aceites mendocinos y valoró el plus que puede aportar la identificación de origen al crecimiento del sector.
“Tenemos todos los problemas que tienen las economías regionales, pero todo esto suma y nos da la posibilidad de que todos los productos que cuenten con el sello tengan un adicional del 0,5% más de reintegro, que va a ayudar a la industria”, enfatizó.
Gabriel Guardia, gerente de Olivícola Laur, completó: “Este reconocimiento es una garantía para el consumidor. Esta es una posibilidad concreta para comenzar a pensar en competir no en precio, pero si en calidad. Es cuestión de volver a estar arriba y para ello vamos a estar preparados para vender y mucho”.