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Carbón de la panoja: una amenaza para el maíz que reapareció después de 80 años

Fuente: Infocampo 07/04/2022 10:51:15 hs

En una jornada de Aapresid realizada en Río Tercero, un experto fitopatólogo habló sobre las enfermedades que más castigaron al cultivo y recomendaciones para enfrentarlas.

En el campo experimental de la Regional Río Tercero de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), junto a la Red de Manejo de Plagas (REM) y a la Red de Maíz Tardío del Sistema Chacra, se desarrolló una jornada destinada a evaluar la situación de enfermedades en este cultivo.

El experto Roberto De Rossi, fitopatólogo de la Universidad Católica de Córdoba, indicó que entre las patologías más frecuentes en esta campaña, volvió a posicionarse la Roya (Puccinia sorghi), que afecta principalmente en estados fenológicos tempranos, y es ahí cuando hay que enfocarse en tomar decisiones a tiempo.

En esa línea, remarcó que “se consiguen mejores controles y respuesta en rendimiento cuando paramos a la enfermedad en estados vegetativos hasta floración, que es cuando llega a su máximo la curva de desarrollo de la enfermedad”.

En tanto, Tizón (Exserohilum turcicum) y Cercosporiosis (Cercospora zeae-maydis), son las otras dos enfermedades que vienen ganando terreno en planteos tardíos. Para detectarlas debe prestarse atención a las hojas alrededor de la espiga que son las de mayor importancia. “Estas enfermedades normalmente no se ven porque los monitoreos son deficientes”, advirtió el especialista.

Alerta por los carbones

De todos modos, llamó más la atención por los casos de carbón que se observaron en las espigas. En el caso del Carbón Común del Maíz (Ustilago maydis), dijo que esa patología prosperó a causa de los estreses hídricos y térmicos que sufrió el cultivo, haciendo agallas mayormente en la punta de las espigas.

Y lo que sorprendió fue el Carbón de la Panoja del Maíz (Sporisorium reilianum f. sp. zeae). Según De Rossi, “hacía casi 80 años que no lo veíamos en el país y desde hace dos campañas se ve con mayor frecuencia. La diferencia entre ambos carbones, es que este último afecta directamente la capacidad productiva del cultivo, ya que al momento de la floración, tanto la panoja como la espiga emergen como una masa carbonosa”.

La jornada incluyó una recorrida por parcelas demostrativas para analizar la performance de materiales con diferente perfil sanitario respecto a roya y tizón. Si bien la campaña no fue propensa al desarrollo de estas enfermedades, hubo diferencias en el comportamiento de los híbridos.

“Una de las lecciones más importantes es que todos los fungicidas lograron un buen control, lo que muestra que la falla no está en las herramientas sino en la falta de monitoreo”, subrayó De Rossi.

Caminar y observar

Para el experto, es clave “caminar los lotes de maíz, dándole al monitoreo la importancia que requiere y evaluar los materiales para una correcta y oportuna toma de decisiones”.

“Hay cada vez más fungicidas disponibles con diferentes sitios de acción, que mezclan diferentes ingredientes activos y que están incorporando agentes biológicos, pero que para poder sacarle todo el beneficio que aportan, es prioritario llegar a tiempo. Esto se logra ‘pateando’ el lote, conociendo la genética y estando atentos a las condiciones ambientales que pueden ser predisponentes para algún patógeno en particular”, afirmó.

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