La Pampa es la cuarta productora de forrajes
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24 MILLONES DE TONELADAS
Gran parte de la ganadería bovina de carne y leche, la producción ovina y caprina se realiza sobre pastizales y pasturas naturales. Datos oficiales de 2021 dan cuenta que La Pampa detenta el 8,3% del total de pasturas, 23,8 de 271 mill/ton. Por mejoras en la línea de lluvias se creció de una campaña a otra 21% escalando del quinto al cuarto lugar en el país.
De acuerdo mapa regional de la Secretaría de Agroindustria de la Nación buena parte del territorio, aquí es cubierto con pastizales y pasturas para abastecer la actividad ganadera. Hay 3,1 mill/has con aptitud productiva (1,5 alta y 1,6 millones media-baja), un puesto de privilegio en seguridad alimentaria según estudio sobre 16 forrajes claves (3 de vegetaciones espontáneas y 13 de las cultivadas).
Un destacado trabajo interdisciplinario de técnicos de la Facultad de Agronomía de la UBA y la Asociación de empresarios agropecuarios (Aacrea) dan cuenta que La Pampa es cuarta en producción forrajera, cifra que subirá en la medida que continúe recuperándose el stock ganadero que ya superó las 3,4 millones de cabezas.
Según el INTA-Anguil la Pampa sufre una continua degradación de sus recursos naturales por la intensa intervención del hombre, acelerada por el avance de la agricultura en tierras dedicadas a la ganadería. Lo mismo ocurrió a principios del siglo pasado, cuando el desmonte y la incorporación de tierras al cultivo de trigo y otros cereales se extendió.
El resultado fue un acelerado proceso de erosión del suelo, pérdida de especies vegetales autóctonas y, finalmente, desertificación de áreas del territorio regional. Según el INTA los forrajes son el combustible que le permite a los animales suplir necesidades para desempeñar sus funciones vitales y productivas. En los rumiantes, la energía tiene un rol central de los procesos en el sistema digestivo, muscular, respiratorio, circulatorio, reproductivo y esquelético. En estos procesos existen pérdidas de energía a través de las heces, orina y gases los forrajes es energía pura asociada a la mayor digestibilidad. Todo ello en el entendido de que la digestibilidad refiere a la proporción del forraje digerido, que se modifica, absorbe y queda dentro del animal, el resto va a las heces. Por ejemplo: en una vaca que consume 10 kg de materia seca y bostea 4 kg de estas, significa que ese alimento tiene una digestibilidad del 60 %, que 6 kg fueron digeridos.
Forrajeras de punta.
La ganadería local, de base pastoril, demanda optimizar la producción y mejorar la utilización de los recursos forrajeros. Sus características heterogéneas y los objetivos del sistema de producción, requieren una planificación ajustada a cada departamento provincial, sea aquel de cría, recría invernada o engorde. El accionar de los animales en pastoreo produce cambios estructurales en las comunidades vegetales que afectan diversos procesos ecológicos y son determinantes en la producción animal.
Buena parte del aprendizaje para optimizar la producción y la utilización de forrajes se deben nuestra Facultad de Agronomía. Aquella dota a sus estudiantes de conocimientos teóricos sobre la relación genotipo-ambiente, crecimiento y dinámica de las comunidades vegetales, la interacción animal-pastura y su integración en el diseño de tecnologías de producción y utilización del sistema ganadero.
En el país hay 271 millones de toneladas de forrajes (casi dos veces y media la producción de granos que superará los 140 millones de toneladas) y en La Pampa por encima de los 5 millones de toneladas de granos gruesos y finos. Lideran los bonaerenses y santafesinos con 69,7 y 39,2 mill/ton. Le siguen Córdoba con 33,8; y La Pampa con 23,8 millones de toneladas. En porcentaje La Pampa tiene en la actualidad el 8,3% del total de la producción forrajera nacional.
Pasturas y ganado.
Según especialistas en el tema, la utilización sustentable de los pastizales en la producción ganadera locales son la mejor opción para producir bienes y servicios económicos ambientales, manteniendo los recursos naturales y en las zonas semiáridas y áridas pampeanas, única fuente genuina de ingresos productivos. La producción eficiente de pasturas y forrajes conservados (máxima producción de forraje de alta calidad con el mínimo de recursos necesarios) mejoran la competitividad de los sistemas ganaderos, es un complemento de la agrícola y beneficia la conservación de los recursos naturales.
La superficie con suelos de aptitud agrícola, sobre los cuales se dejó la actividad ganadera, no volverán a pasturas bajo pastoreo directo y esto implica nuevos desafíos para la investigación, básicamente referidos a aumentar la producción de carne y leche en ambientes edafoclimáticos más desfavorables.
Si bien hace décadas, tanto en el INTA como en la UNLPam se cuantifica la productividad de los recursos forrajeros naturales e implantados, hasta ahora ningún estudio sintetiza tanto esa información a escala regional y nacional de forma integrada que permita considerar la heterogeneidad espacial de aquellos recursos para la producción cárnica.
Variedad de cultivos.
Los cereales de invierno, en particular los cultivos de avena, cebada, centeno y trigo, representan una de las alternativas más promisorias destinadas a conservar forrajes y granos de alto valor nutricional para los más exigentes planteos intensivos de producción de leche y carne en la provincia. Aquí los ensilajes clásicos provienen de cultivos de verano como maíces y sorgos. No obstante, el abanico de opciones forrajeras para conservar nutrientes es más amplio aún.
Según los agrónomos todos los forrajes son potencialmente «conservables» como fuentes de nutrientes, con más o menos proteínas; carbohidratos solubles o fibra digestible, de acuerdo a su tipo, es importante subrayar que las variables de mayor impacto, el rendimiento de materia seca y el valor nutricional del producto final ensilado son factores críticos para modelos de alta carga y alta producción individual.
El INTA considera los diferentes tipos fisonómicos de vegetación naturales presentes (incluye áreas boscosas y pajonales), en la provincia se identifican 10 zonas geográficas. En función de diferencias particulares en la vegetación natural, en algunas de esas zonas se distinguen diferentes áreas con características propias.
La importancia práctica de atender estas diferencias en la vegetación natural, radica en que cada área posee una diferente composición del pastizal que resulta determinante tanto de la magnitud de la oferta forrajera y su distribución a lo largo del año, como de la presencia de diferentes especies herbáceas valiosas para el ganado, y del manejo más racional de las mismas.
Fuente: http://www.laarena.com.ar
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