En primera persona, ¿qué mitos derribar en la cría bovina?
Repasamos diversos motivos para que el productor considere a la revisación de los toros como una tarea que se debe hacer anualmente e incorporarla en su calendario. La entrada En primera persona, ¿qué mitos derribar en la cría bovina? se publicó primero en Periódico MOTIVAR - Industria Veterinaria - Sanidad Animal.
Repasamos diversos motivos para que el productor considere a la revisación de los toros como una tarea que se debe hacer anualmente e incorporarla en su calendario.
MV. Carlos “Chuni” Acuña
chunivet@gmail.com
A lo largo de casi 50 años de veterinario fue recibiendo diversas preguntas sobre temas muy arraigados en la cría vacuna. Las mismas encierran ciertos “mitos” sobre los cuales, como asesores, podemos trabajar para seguir motivando a los productores.
Muchos de los problemas de la eficiencia productiva de nuestros rodeos bovinos se deben a fallas de manejo reproductivo y sanitario. Como asesor en cría y reproducción bovina y, con el afán de mejorar estos índices, aspiro a que se derriben al menos 10 mitos en pos de seguir transitando hacia una ganadería cada vez más eficiente.
1) “Faltan toros”
Les puedo asegurar que en un rodeo bien alimentado y con la sanidad controlada, nunca en mi vida de veterinario tuve una baja en la tasa de preñez por falta de toros. Siempre ante un resultado adverso, la principal causa ha sido la escasa alimentación por una extrema sequía o problemas sanitarios por la presencia de enfermedades venéreas. He obtenido excelentes índices reproductivos en numerosos rodeos utilizando en el servicio 0,97% de toros como mínimo, siendo lo más frecuente 1,2-1,5%.
Con el 2% de toros como lo más normal, la preñez obtenida ha sido excelente teniendo siempre como recaudo considerar el estado nutricional, la sanidad y toros aptos y evaluados por la Prueba de Capacidad de Servicio (CS) incorporada en la revisación.
2) “Hay que usar más toros en campos con potreros extensos”
Una gran cantidad de criadores a la hora de asignar los toros a un rodeo lo primero que tienen en cuenta es su extensión y topografía. Para ir derribando este mito debemos partir del conocimiento del Grupo Sexualmente Activo (GSA) que se forma con las vacas en celo y las que están en proestro (etapa previa al celo). La vaca en proestro es la “activa”, es la que monta y la vaca que está en celo es la “pasiva”, la que se deja montar. Esta actividad de monta homosexual entre vacas estimula al toro, quien mediante su visión detecta a este grupo y se dirige hacia él, permaneciendo el 90/95% de su tiempo dentro del GSA o en un radio que no supera los 30/50 metros. Es común observar varios toros en un GSA.
También observamos que las vacas que están dentro del GSA dejan a sus terneros con otras vacas en lo que podríamos llamar “nursery” para dedicarse a la actividad sexual. Una vez que las vacas son servidas 2, 3 o más veces para asegurar su preñez por los toros de Alta o Muy Alta CS se retiran del GSA en busca de sus terneros. Este grupo, como su nombre lo indica, es muy activo y camina 1 Km/hora o sea 24 Km/día.
Se debe dejar bien en claro que para que se forme el GSA las vacas deben estar ciclando y por ende bien alimentadas. La reproducción en la vaca es una “función de lujo” y lo primero que suprime una vaca ante un déficit nutricional se ve afectada, entre otras, el área reproductiva entrando en “anestro” (sin celo) y se dedica a criar a su ternero. Por lo tanto, la vaca primero es madre y luego amante.
En el caso de un rodeo mal alimentado y con una baja tasa de celo diario o que tenga muchos terneros recién nacidos, el toro por medio del olfato realiza su tarea de detección de celo y no por la vista como en el caso de un rodeo cíclico.
No son los toros los que caminan buscando el celo, sino que las vacas atraen a los toros para servirlas y en ese caso la extensión del potrero no es una limitante.
Un ensayo realizado en San Rafael, Mendoza en un campo con un potrero de 7.000 has fueron entoradas 300 vacas con 9 toros de Alta CS, durante 3 meses, donde se obtuvo una preñez del 90%. La mayoría de los vecinos utilizaban del 6 al 14% de toros.
En un establecimiento de Mayor Buratovich, Buenos Aires con presencia de potreros de monte sin bebidas ya que tomaban agua de los canales de riego, con potreros muy extensos de 2.500 a 3.000 has utilizábamos 3,5% de toros de Alta CS con excelentes resultados de preñez en los años con adecuadas precipitaciones.
Concluyo que no es necesario utilizar porcentajes de toros muy elevados (5-8%) en campos con potreros extensos y sucios, por lo cual este mito es derribado.
3) “Encerrar las vaquillonas”
Muchos creen que, encerrando las vaquillonas a la noche en un corral durante la época de servicio, el toro va a caminar menos y las tiene a todas las hembras a su disposición para que sea más efectivo su actividad sexual. Ese pensamiento es erróneo.
El conocimiento por parte del criador del GSA puede ayudarlos a entender que la naturaleza es sabia y todo funciona a la perfección en ella. Al empezar a desarrollar este mito me refiero a las vaquillonas pues nadie con un mínimo de experiencia en la cría encerraría de noche todas las vacas con su ternero.
La pregunta me la han hecho por el manejo de las vaquillonas, que, al no tener ternero, facilita el encierre. A lo largo de estos 48 años trabajando en la cría nunca he realizado este encierre y los resultados me han confirmado que no es necesario hacerlo.
4) “A las vaquillonas ponerle toros con experiencia”
Para derribar este mito me voy a basar en los datos reproductivos logrados en un campo “El Gato” en Adelia María (Córdoba), donde se entoraban anualmente 500 vaquillonas de 24/26 meses de edad con 10 toros Angus Colorados de 2 años, vírgenes de Alta CS al 2%. Los toros se compraban para ese fin durante todos los años, luego al otro año pasaban a servir a los rodeos de vacas y se volvían a comprar otros 10 toros. La preñez a lo largo de esos años y dependiendo de cómo llegaban las vaquillonas al servicio y el clima que determinaba la disponibilidad forrajera, siempre estuvo entre el 92% y el 97%.
Otro tema a tener en cuenta y que sirve para derribar este mito es el peso de un toro adulto que sirve una vaquillona. No es lo mismo que ésta sea servida por un toro virgen y por ende de menor peso.
5) “No tener en cuenta la edad de los toros al asignarlos y distribuirlos en los rodeos”
Es frecuente observar, en el momento de distribuir los toros para el servicio, que se arma un rodeo de vacas y van al corte tantos toros, dependiendo del porcentaje que usen de los mismos. Cuando volví de Australia en 1987 tomé conciencia de la importancia que tiene la dominancia de los toros de acuerdo a su edad. Para esto debemos comenzar por una correcta “identificación” de los toros a cargo del veterinario actuante en la revisación. Es sabido que los toros vírgenes y los de mayor edad (7/8 años) son subordinados de los toros de 3/6 años considerados “atletas sexuales”, es recomendable usar los toros vírgenes siempre solos en un rodeo.
Lo ideal sería usarlos con las vaquillonas y los de US (último servicio) también solos en un rodeo de vacas adultas y no muy exigidos, pudiendo usarse a 1% más que lo que se usa en los otros rodeos.
6) “Los toros se vienen muy abajo y se les va a acabar el semen”
Este mito se observa a diario y por las preguntas que me hacen, está bastante arraigado. No quiero entrar a derribar un mito de la década del 60 que lo considero derribado por generaciones de veterinarios que me han precedido pero que al comenzar mi actividad profesional detecté algunos coletazos y me estoy refiriendo a la “rotación de toros”. Sobre este tema en particular escribí el artículo “Rotación de toros, basta de vueltas” y está publicado en www.chunivet.com.ar, donde queda claro que nadie puede pensar que a un toro en servicio natural se le puede acabar el semen.
7) “Los toros a medida que se lesionan durante el servicio deben reemplazarse”
Si bien podríamos decir que este mito ya fue derribado en el párrafo anterior, es válido mencionar en qué momento es importante reemplazar a un toro que es retirado del servicio por alguna lesión de carácter grave o muerte. Para ello es clave tener en cuenta la CC de las vacas y la edad de los terneros.
Creo razonable que todo toro que sea retirado dentro de los primeros 15/20 días del servicio debería ser reemplazado. Es por eso que cuando uno recomienda utilizar el 2 % de toros de Muy Alta o Alta CS siempre se debe tener un 0,5% de toros suplentes.
8) “Al final del servicio ven una vaca en celo y le agregan un toro”
En alguna recorrida en el último mes de servicio es factible ver una vaca en celo y muchas veces los criadores le agregan un toro al rodeo. Ello trae como consecuencia la factibilidad de que se observen lesiones en los toros por las peleas entre sí por la competencia que genera ese aumento del % de ellos sobre las vacas vacías. A no preocuparse por ver una vaca en celo y quedarse tranquilos que con los toros que se inició el servicio, siempre y cuando no ocurran problemas graves, alcanzan y sobran para cubrir las vacas asignadas.
9) “Los toros comprados deben llegar al campo con tiempo para aclimatarse”
Es frecuente escuchar esta afirmación, la cual no comparto. Soy partidario de dar ejemplos para argumentar y, como dice el refrán, “para muestra vale un botón”. En el mito 2, les conté del ensayo de San Rafael de 9 toros con 300 vacas en 7.000 has. Esos toros fueron comprados en Benito Juárez, Buenos Aires, viajaron más de 1.000 km y llegaron con menos de 1 semana al campo donde fueron echados a ese potrero inmenso y el resultado fue un éxito. Considero este mito derribado.
10) “Los toros ya los revisé el año pasado y la preñez fue excelente”
Muchos criadores piensan que los toros son “irrompibles” y por mi experiencia les aseguro que no es así.
Todos los años el toro tiene la posibilidad de sufrir alguna lesión y ser rechazado. Con ese toro que mandamos a mercado nos permite pagar los honorarios de por lo menos 20 toros revisados. Por lo tanto, no vale la pena arriesgar un resultado y es un mito que se cae por su propio peso.
Es importante que el criador considere a la revisación de los toros como una tarea que se debe hacer anualmente e incorporarla en su calendario.
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