“La ganadería arraiga mucho; donde hay vacas, hay vida”: tras 25 años, se retira un referente de los Angus
Desde La Llovizna, su lugar en el mundo, muy cerca de la localidad bonaerense de Cañuelas, el presidente de Angus cierra un ciclo de 25 años, dejando huella en la raza, en la institución y en el sector ganadero del país.
Para entender el liderazgo de Alfonso Bustillo, hay que caminar su campo. No su despacho. No la pista de Palermo. Su campo: La Llovizna, un establecimiento con casi 90 años de historia familiar que él define como “el lugar donde aprendí quién soy”.
“Tengo una pasión por la vaca Angus y por la cría, y por la gente de campo”, dice apenas comienza una entrevista realizada por el equipo de comunicación de la entidad que preside: la Asociación Argentina de Angus. No lo dice como eslogan. Lo dice como quien habla de su propia familia.
La Llovizna fue, originalmente, campo fiscal, adquirido luego por su abuela y su abuelo, José María Bustillo y María Luisa Devoto. Hoy está a solo 60 kilómetros de Buenos Aires, pero conserva el espíritu de esos campos donde la rutina, el silencio y las vacas marcan el ritmo de la vida.
“Es un campo que tiene 90 años de nuestra familia, pero yo vivo en la parte más nueva, la de los últimos 25. La estancia vieja la vivieron mi abuelo y mi padre”, recuerda con nostalgia uno de los productores ganaderos más representativos del sector, y fundamentalmente de la raza Angus.
UNA HISTORIA HEREDADA CON LOS ANGUS
Su historia con el Angus también es heredada. “Mi abuelo puso un aviso en la primera revista de la Asociación. Mi padre fue director. Mi hermano también. Es una institución que siento parte de mi familia”, declara con orgullo.
Su historia dentro de la institución se remonta al año 2000. “Yo ingresé como director y como coordinador técnico, y eso me enriqueció enormemente. Estuve diez años como vicepresidente. Fueron 25 años de aprendizaje con gente muy valiosa”, repasa, mencionando especialmente al genetista Horacio Guitú y al especialista Aldo Monti, del INTA.
Este martes se realizará la Asamblea Anual de Angus en la que Bustillo se retirará y será elegido como nuevo presidente Amadeo Derito.
EL ARRAIGO GANADERO
Para Bustillo, vivir en el campo y criar Angus no es una actividad. Es una identidad: “La gente de campo es la gente más esencial que hay. Vive brindándose por el otro. Y la naturaleza te moldea el alma”, reflexiona.
“Las vacas están en el campo, no en la ciudad”, suele decir en cada charla con amigos, frase que hizo trascender realizando una gestión clara en su mandato al frente de la asociación, que llevó Angus al interior profundo.
Cuando asumió la presidencia en diciembre de 2021, Bustillo tenía una certeza: la Asociación Argentina de Angus debía estar donde están los productores. “Desde el primer día dije que quería una gestión federal. Las vacas están en el campo, no en la ciudad. Y nosotros teníamos que estar ahí”, afirma.
Bustillo recorre regiones, escucha problemáticas y reconoce las diferencias productivas de cada zona. “Patagonia es fantástica para producir carne, produce muy buen Angus. La Pampa es netamente ganadera. El Centro —Córdoba, San Luis, Santa Fe, Mendoza— es clave. Y el Litoral, lo mismo. Buenos Aires concentra vacas, sí, pero el país ganadero es mucho más amplio”, comenta seguro.
Pero más allá de la geografía, su visión social es sustancial. “La ganadería arraiga mucho más que la agricultura. La agricultura es temporal; la vaca está todo el año. Donde hay una vaca, hay una familia”, menciona convencido.
“Donde hay vacas, hay vida. Hay almacén, hay estación de servicio, hay veterinario, hay molinero, hay alambrador”, enumera.
“La vaca permite que la gente se quede en su lugar y no tenga que ir a las grandes ciudades, que muchas veces son multiplicadores de pobreza, de marginalidad y de drogadicción”, manifestó.
“En la ganadería trabajan 500.000 personas directamente. Somos el 12% de la mano de obra del agroindustrial”, resalta con conocimiento de causa. Esa convicción fue el motor para impulsar programas y herramientas que apuntan al productor, incluida la “banca Angus”, destinada a impulsar proyectos y facilitar financiamiento.
LA NECESIDAD DE NO ETERNIZAR CARGOS
Lejos de aferrarse a los puestos, Bustillo promovió junto al resto de sus compañeros de la comisión directiva de Angus la reforma más significativa de los últimos años: limitar la presidencia a dos mandatos consecutivos.
“La renovación le da vida a las instituciones. Si te quedás mucho tiempo, perdés la fuerza y te metés en una zona de confort”, asegura.
Además, agrega: “Esto no lo decidí yo solo. Lo trabajamos con toda la mesa directiva. Las instituciones son soberanas”.
Una muestra clara al respecto es que en la asamblea de este martes la comisión renovará 13 de los 21 miembros, y que dejarán de estar todos los expresidentes, incluido Bustillo.
En línea con esa idea de ampliar voces y representaciones, su gestión incorporó nuevas regiones autónomas, como la Patagonia —con su director titular y su alterno— y sumó provincias como San Luis y Mendoza a la Región Centro.
“Había que estar más cerca de la gente. Y eso se hace ampliando la participación, no concentrándola”, resume.
LA OBRA QUE CAMBIÓ A LA ASOCIACIÓN
Entre todos los avances, hay un logro que Bustillo vive con una emoción distinta: el Centro de Remates y Exposiciones de Cañuelas.
El predio, lindero al Mercado Agroganadero, fue adquirido en la gestión anterior, pero estaba vacío. “Ese terreno no podía ser un baldío”, sostiene. Y a partir de allí comenzó una obra que él mismo siguió “todos los días”.
La primera etapa —inaugurada en la Semana Angus 2024— incluyó 100 corrales, bañaderos, casas de encargado y el centro Arenas para remates. La segunda etapa sumó un salón para 500 personas. Todo financiado con recursos generados durante su gestión: “Nunca tocamos el patrimonio de la Asociación. Se hizo con recursos genuinos”, cuenta con alegría el exponente de Angus.
Con predio renovado, los Angus se preparan para su festejo de primavera en Cañuelas
Su amigo y director, Gustavo Salvini, bautizó al predio como “La bombonerita”. Bustillo cuenta la anécdota entre risas, pero también con orgullo: “Es un centro que va a quedar para toda la ganadería. No es para Angus solo”.
“Ese predio es como un hijo para mí. Lo soñé, lo recorrí, lo seguí y lo disfruté. Queda para los próximos 50 años”, advierte con emoción.
UN NUEVO ADN: MODERNIZAR LA COMUNICACIÓN
Una de las transformaciones más sólidas de la era Bustillo fue la integración definitiva de la cadena en un único evento: la Semana Angus. “La genética está, sí, pero había que unirla con los remates y con la carne. Eso completa la cadena”, explica.
El modelo que impulsó a través de su centro en Cañuelas contempla tres aspectos sustanciales para su pensar: la genética, a través de juras, pistas, lotes y todo el material de punta; la comercialización con remates presenciales, televisados y por streaming; y el producto final a través de los frigoríficos que exponen y comercializan carne Angus certificada.
“Hoy todos los actores se sienten parte: cabañeros, criadores, consignatarios, frigoríficos. La genética se derrama al productor real”, sentenció. La modernización también llegó de la mano de la comunicación. “La pandemia cambió todo. La prensa escrita y la radio ya no tienen el peso que tenían. Teníamos que estar en redes”, relata.
Con un equipo encabezado por especialistas de primer nivel, la Asociación pasó de 3.000 seguidores en las redes sociales a más de 56.000. “El impacto fue enorme”, destaca.
EL FINAL DE UN CICLO: LO QUE VALE ES LA PERSONA
En el cierre de la entrevista, Bustillo baja la voz y deja una reflexión que sintetiza su filosofía: “Al final, lo único que importa es ser buena persona. Si alguien te recuerda así, ya hiciste algo en esta vida”, reafirma una y otra vez.
Es que tras 25 años dentro de la institución —entre ellos dos mandatos como presidente— asegura sentirse en paz: “Hice lo que vine a hacer. Dejé cosas para que la Asociación siga creciendo”.
Y como siempre, vuelve a su eje: “Toda mi vida fue de la mano de Dios. Lo que viene ahora es volver a mi campo, a mis vacas, a La Llovizna. Ahí está mi raíz”, dice orgulloso.
En definitiva, cierra un ciclo, sí. Pero su huella queda: en las regiones, en las pistas, en Cañuelas, en la cadena, en la institución y en cada productor que hoy encuentra en el Angus un motor de arraigo y vida rural.
Seguir leyendo









