Con solo 27 años, Mariano Ostán tomó las riendas de la siembra familiar y logró estas importantes cifras de velocidad y eficiencia, apalancado en el uso de maquinaria Indecar.

Hace una década, Mariano Ostán (hijo) comenzó a aprender el oficio de ser productor en el mejor lugar posible: arriba del tractor, al lado de su padre.

Jornadas compartidas, decisiones en el lote y campañas enteras construyeron un vínculo que excede lo productivo.

Hoy, con 27 años y al mando de la siembra fina y gruesa del establecimiento familiar en Carmen de Areco, Mariano honra esa herencia con la misma filosofía que lo formó: trabajar con disciplina, asumir desafíos y apoyarse en herramientas que acompañen ese ritmo.

Una de esas herramientas es la maquinaria Indecar, que no solo forma parte de la estructura productiva, sino también del ADN familiar.

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SIEMBRAS MARATÓNICAS: TRABAJO Y RESULTADOS

En plena campaña, donde cada hora cuenta, la sembradora se volvió clave para sostener jornadas exigentes. “Trabajo de día y de noche, y para mí es fundamental que el traslado y el desarme sean ágiles. Esta máquina me agiliza muchísimo los movimientos”, explica Mariano.

El contratista y productor bonaerense destaca la eficiencia operativa como base del sistema: “Cargás y salís a sembrar, y no necesitás muchos operarios. Con una sola persona estás bien”, remarcó.

Ese funcionamiento quedó demostrado en una de sus últimas jornadas: 180 hectáreas sembradas en cuatro lotes entre las 15 hs de un día y las 20 hs del siguiente.

La marca no solo evidencia capacidad técnica, sino continuidad histórica: su padre había sido noticia tiempo antes por sembrar 20 días seguidos prácticamente sin pausa.

TECNOLOGÍA Y DISEÑO PUESTOS AL SERVICIO DEL LOTE

La capacidad de la tolva es uno de los aspectos que más valora: “Con una densidad de 50 kg de soja de grano chico y 40 kg de fertilizante hice 45 hectáreas con una sola carga. Con una máquina convencional no lográs eso”.

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Además, la tecnología del monitor VAF se volvió un aliado indispensable: “Censa todo al instante y tira diagnósticos que te permiten resolver en el momento”.

Pero el impacto final se ve en el cultivo: “Veías un nacimiento un día y al otro ya estaba todo parejo. El cuerpo de siembra trabaja firme, no va a los saltos, y la semilla queda muy bien implantada”.

MÁS QUE SEMBRAR: CONTINUAR UNA HISTORIA FAMILIAR

Aquí, sembrar no es solo producir: es sostener una historia en movimiento. Y herramientas como las de Indecar no son únicamente fierros, sino parte de un legado que sigue creciendo generación tras generación, con la misma pasión por el campo, la mejora continua y el trabajo bien hecho.