¡Sonamos! El presidente Milei se mimetizó tanto con la Expoagro que se creyó que en el campo todo anda de maravillas y hasta la superficie sembrada creció 20%

Un productor detuvo -ayer en las calles de la Expoagro- a este cronista de Bichos de Campo y le dijo una frase más o menos así: “¡Qué suerte que ustedes recorren y muestran la realidad de todo e sector agropecuario y no se quedan solo acá, porque si no corremos el riesgo de que en
Un productor detuvo -ayer en las calles de la Expoagro- a este cronista de Bichos de Campo y le dijo una frase más o menos así: “¡Qué suerte que ustedes recorren y muestran la realidad de todo e sector agropecuario y no se quedan solo acá, porque si no corremos el riesgo de que en la ciudad todos piensen que el campo vive de fiesta y entonces nos mereceremos veinte años más de retenciones”.
Por cierto, este medio especializado en agro muestra todas las facetas del campo y no se queda con la imagen que deja la Expoagro, que como todas las muestras de este tipo está destinada a vender insumos y maquinaria a los productores, y por lo tanto desborda de márketing y brillantina. Es apabullante Expoagro justamente por eso: reúne 700 empresas tratando de convencernos a todos de que les compremos, porque esto no puede fracasar. En un sector que moviliza unos 40.000 millones de dólares cada año, es demasiada la libido puesta en juego durante cuatro jornadas enteras. Y además exacerbada por los dos diarios que la organizan, que le agregan sal y pimienta. Descorchan champagne aunque no haya motivo para bridar.
Es cierto que cuando todo esto pasa, el periodismo vuelve a mostrar la realidad agropecuaria sin tanto espejito de colores. Entonces se apagan las cámaras de televisión de los canales importantes y los influencer ya se habrán ido con los bolsillos llenos (¿de verdades?). La semana que viene Bichos de Campo y otros medios hermanos volveremos a ser solamente una botella en el mar, con un mensaje que será apenas una pizca de realismo agropecuario y que apenas impactará en la gran ciudad.
Somos eso. Nada más. Una botella que incide poco y nada frente al maremoto de legítimos intereses comerciales que se movilizan en esta muestra. Porque en la Expoagro, como bien dijo el Presidente, no hay delincuentes ni nadie haciendo nada malo sino gente de bien y de trabajo que quiere vender lo que hace o tiene, porque necesita el mango. Por eso apela al márketing desmedido.
Quizás a Javier Milei le esté sucediendo algo parecido de lo que pasa con la Exopagro: Rodeado de asesores que le aseguran que todo marcha bien, y que le venden espejitos de colores en crypto monedas, suponga el Presidente que el campo es solamente lo que se ve estos cuatro días en San Nicolás. Porque además -tristemente- no suele viajar por las provincias, ni ha mantenido reuniones orgánicas con los dirigentes sectoriales. Ni siquiera se reúne con el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, que ni aparece en las fotografías que el mandatario se tomó durante su paseo por la muestra.
Las cosas deben de ser así. Solo así se entiende que crea que el stand del Banco Nación (que es cierto vino con una oferta agresiva de créditos que acaparó la atención de muchos) haya tenido 200 metros de cola de gente que esperaba para gestionar su préstamos. Puede ser que en algún momento se juntara algo de gente. Pero nadie en la Expoagro perdería medio día para sacar un préstamo.
Solo de ese modo -que esté rodeado de gente que le maquille demasiado la realidad- se puede entender que Milei diga muy suelto de cuerpo que su gobierno ya cumplió con el 97% de las promesas que había hecho en la campaña electora, especialmente cuando en materia agropecuaria le falta la principal: remover las retenciones.
Y solo en el medio del márketing mercachifle de la Expoagro se puede comprender que haga de una mentira una verdad. “No es por casualidad que la superficie sembrada en la campaña 24/25 haya crecido casi un 20%, superando altamente cualquier récord anterior, sino que es por un compromiso férreo de nuestra parte por correr al Estado de los negocios para que deje de entorpecer a quienes producen”, afirmó Milei en medio de su discurso, en tono enfático, marketinero al punto de la falsedad.
No hace falta mucho para desmentirlo. Cualquiera sabe que no se sembró un 20% más de campos. La estadística de la Secretaría de Agricultura dirá que en realidad en la campaña 2024/25 se sembraron 42.176.155 hectáreas, apenas 1,4% más que en el ciclo anterior, tampoco la cifra más alta de la historia.
Pero nadie le dice a Milei que en algunas zonas ha llovido en exceso, que en otras sigue la sequía, que muchos productores que siembran en campos alquilados perderán plata este año produciendo, que muchos otros vienen endeudados desde la gran sequía de hace dos años, que la chicharrita se llevó 10 millones de toneladas de maíz el año pasado, que los agroquímicos y fertilizantes están carísimos en dólares. Y que las retenciones, aún con la baja temporal que definió su gobierno, siguen sacándole al productor 1 de cada 4 camiones de soja que coseche.
Mimetizado con la Expoagro, Milei abusa tanto del márketing político que es también capaz de llegar a decir que “cuando nosotros asumimos se discutía la hiperinflación, y hoy la demanda de crédito para maquinaria agrícola aumentó un 50% respecto del año anterior y hasta volvieron los créditos hipotecarios a treinta años”.
Si hubiera más crédito, las ventas crecerían. Pero en el INDEC las muestran estancadas. En los pasillos de la exposición de San Nicolás es cierto que había muchas preguntas, como en cualquier shopping donde la gente entre a preguntar por el precio de tal o cual pilcha. Pero detrás de la marquesina, la mayor parte de los fabricantes de maquinaria estaban preocupados porque las ventas no repuntan, luego de varios años de vacas flacas.
¿Y entonces por que lo aplauden? ¿Por qué no se paran los dirigentes rurales en medio del discurso y le dicen con delicadeza… Señor presidente, mire que está diciendo cosas que no son reales? ¿Por qué el campo decide no exponerle sus problemas?
Es la magia del márketing, supongo. Son tantas las complicidades cotidianas que en Expoagro todo debe relucir. Incluso en el INTA recibieron al presidente sin decirle que allí todos trabajan preocupados porque saben que el gobierno quiere echar a 1.500 compañeros de trabajo. Con todo lo que duele eso.
Quizás el lunes los productores dejen de sonreir y en sus dirigentes vuelvan al tono grave y las caras largas. Serán de nuevo los ruralistas “llorones” a los que estamos tan acostumbrados. Pero mientras tanto, la fiesta debe continuar.
El problema puede ser que, cuando las cámaras de hayan apagado y los influencer se hayan marchado, Milei siga ignorante de la realidad agropecuaria, creyendo que ha cumplido con todo lo que prometió y que eso lo convierte en el mejor presidente de la historia.
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