Una tormenta de tierra en el Gran Chaco recordó la importancia de las buenas prácticas agrícolas
Desde Aapresid repasaron que el bienestar de los suelos depende de la protección natural que brindan las coberturas vegetales, las cortinas forestales y los bosques.
El pasado 19 de diciembre de 2024, una tormenta de tierra en la localidad santiagueña de Sachayoj puso en evidencia una de las principales amenazas para los suelos de la región: la erosión eólica.
Se trata de un fenómeno climático impulsado por intensos vientos que volaron grandes cantidades de tierra y que desnudaron la vulnerabilidad de los suelos de la zona.
Según destacaron desde la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), el bienestar de esos suelos depende -en gran medida- de las buenas prácticas agrícolas: la protección natural que brindan las coberturas vegetales, las cortinas forestales y los bosques.
BUENAS PRÁCTICAS EN EL GRAN CHACO
La agricultura es un pilar fundamental de la economía en Sachayoj y en muchas otras localidades de la región.
Sin embargo, los suelos de esta zona son muy vulnerables a la erosión, especialmente cuando carecen de cobertura vegetal.
“El paso de la tormenta de tierra evidenció cómo la falta de protección adecuada puede desencadenar la pérdida y degradación del suelo, arrastrando nutrientes que comprometen la productividad agrícola a largo plazo”, explicaron.
Desde el Proyecto “Buenas prácticas agrícolas y secuestro de carbono en el Gran Chaco” que lleva adelante la Fundación ProYungas, Aapresid y la Fundación Moisés Bertoni, se esfuerzan en concientizar sobre la importancia de la actividad agrícola en la región. El proyecto es financiado por Land Innovation Fund.
🗞️#NotaRecomendada | Protección del suelo
Tras una tormenta de tierra en la zona, te compartimos las claves para una agricultura sustentable en Sachayoj y en el Gran Chaco según nuestro proyecto liderado junto @LIF4SL @proyungas y @MBertoni ♻️
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— Aapresid (@aapresid) December 30, 2024
En paralelo, no pierden de vista los riesgos que enfrentan los productores si no se toman las medidas adecuadas para proteger el sistema suelo.
La erosión eólica es un proceso gradual pero destructivo, donde los vientos -al no encontrar barreras naturales como árboles o pastizales- arrastran la capa superficial del suelo. Así, se empobrecen materia orgánica y nutrientes y dejan a esa capa menos fértil para los cultivos.
El proyecto impulsa la adopción de buenas prácticas agrícolas para la conservación y restauración de campos del Gran Chaco, así como el resguardo de bosques y pastizales naturales.
Con este fin, se seleccionaron tres sitios pilotos en Argentina y dos en Paraguay, que abarcan más de 140.000 hectáreas y 12 productores.
Entre las acciones realizadas, se encuentra el cálculo de la huella de carbono de la actividad productiva, la medición del stock de carbono en la producción y de las áreas silvestres y el monitoreo de biodiversidad en cada uno de los sitios.
PAUTAS PARA SUMAR BIODIVERSIDAD
“Es importante mantener los bosques y las cortinas forestales en buen estado de conservación. Estas estructuras vegetales actúan como barreras naturales contra vientos, protegiendo los campos y evitando que el suelo sea arrastrado”, aconsejó Florencia Moresco, Coordinadora de la Red de Carbono de Aapresid.
Y agregó: “Las cortinas forestales contribuyen a la conservación de la biodiversidad, a la mejora de la calidad del aire y al resguardo de los cuerpos de agua. Su preservación es esencial para asegurar no solo la productividad agrícola, sino también la sustentabilidad ecológica de la región”, destacó
En esta misma línea, la Fundación ProYungas lleva adelante el Programa “Paisaje Productivo Protegido”, un modelo de gestión de territorio que integra la producción con la conservación de la naturaleza.
Sebastiián Malizia, Director Ejecutivo de ProYungas, recordó que uno de los pilares del Proyecto en el Gran Chaco, es el trabajo con productores locales, para implementar prácticas que promuevan la conservación de las áreas naturales.
Sobre todo, la estrategia se enfoca en bosques y corredores colindantes con las plantaciones, como una forma no sólo de proteger la biodiversidad de la región, sino también para garantizar los servicios ecosistémicos claves para la producción.
El trabajo dejó una advertencia: “La tormenta de tierra de diciembre en Sachayoj es un recordatorio de los riesgos que enfrentan los suelos agrícolas en la región si no se adoptan éstas prácticas de manejo”.
De este modo, el proyecto promueve la conservación y restauración de los bosques y las cortinas forestales, así como fomentar la cobertura vegetal continua en los suelos agrícolas.
“Estas acciones son fundamentales para mitigar los efectos de la erosión eólica, proteger la productividad de la tierra y asegurar un futuro agrícola más sostenible para las comunidades de Santiago del Estero y de todo el Gran Chaco“, concluyeron.
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